Guillermina nació en una familia de tradición republicana-socialista. Estudió Magisterio y Filosofía y Letras. También ejerció como maestra en una escuela de Llíria. Fue la primera mujer concejala del Ayuntamiento de València (1936-1939) por Izquierda Republicana.
Participó en la organización de las colonias escolares, proyecto truncado por la sublevación militar.
Durante la guerra, habilitó viviendas para las familias evacuadas de Madrid, refugios, y se hizo cargo del asilo de San Eugenio con niños dependientes del Tribunal de Menores al cual denominaron "Casa de la Infancia Giner de los Ríos".
En 1938 marchó a París representando las juventudes de Izquierda Republicana en la Alianza Juvenil Antifascista. Allí se reuniría, más tarde, con su marido, el también concejal Rafael Supervía, que había estado en un campo de concentración al norte de Africa.
Guillermina fue expulsada de la carrera de magisterio porque el alcalde de Llíria informó que era muy peligrosa para el glorioso “alzamiento nacional”.
Residió seis años a la República Dominicana dónde trabajó para el Ministerio d’Educación. fundó y dirigió el “Instituto Escuela” tratando de seguir las lineas de la Institución Libre de Enseñanza. Finalmente se instaló en USA, en Washington, dónde desarrolló una intensa actividad docente en la Sidwell Friends School y en la American University.
En 1965 fue distinguida por la Universidad de Harvard.
El gobierno español le concedió en 1986 el Lazo de Dama d’Isabel la Católica. En marzo del 2001 recibió en Valencia el galardón “Isabel Ferrer” dado por la Dirección general de la Mujer de la Generalitat Valenciana.

 


Entrevista a Guillermina realizada por Rosa Solbes
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Guillermina Medrano, primera mujer concejal en el Ayuntamiento de Valencia  

ROSA SOLBES

Habría cumplido 93 el 8 de diciembre, 70 años después de convertirse en la primera mujer concejal del Ayuntamiento de Valencia. Política, por pasión. Maestra, por vocación. Republicana, por supuesto, Guillermina Medrano fue una niña precozmente activista y una joven preciosa que tuvo la mala fortuna de arrancar a vivir en aquellos tiempos primero de esperanza, luego de odio y sangre. Pronto entró en el Partido Radical Socialista, luego Izquierda Republicana, en el que fundó el Comité Femenino. Estudios de magisterio y filosofía, especialización en deficientes, dirección de la Casa de la Infancia Giner de los Ríos en Lliria... todo ello en paralelo a una intensa actividad política que incluía el centro republicano del Cabanyal y acogida de niños de Asturias. Guillermina era mitinera y un buen día se convirtió en la xiqueta regidora siendo alcalde Cano Coloma. Pronto comprobaría la dificultad de que a una mujer, además joven y guapa, se la tomara en serio (contaba una y otra vez que Azaña no le había dedicado más que un breve saludo, desdeñoso aunque cortés).

Durante la guerra, Guillermina fue en París la petite espagnole que recaudaba fondos, y cuando todo estuvo perdido se exilió con su esposo, el abogado Rafael Supervía, a Francia, donde actuaba de secretaria de Diego Martínez Barrio. Más tarde fundó una prestigiosa escuela en Santo Domingo, pero huyendo de Trujillo, "otro generalísimo", se instalaron en Washington. Su casa se acabó convirtiendo en una especie de embajada antifranquista, y sólo su alumnado "de postín" (hijas de Warren, Nixon, de congresistas y embajadores...) dulcificó el evidente hecho de que la pareja y sus amistades seguían siendo rojillos españoles.

Guillermina ha muerto siendo republicana, pero sentía un sincero respeto por Juan Carlos y Sofía, y había aceptado el Lazo de Isabel la Católica. También recibió premios como el Isabel Ferrer, Rosa Manzano y Dones Progressistes. Desde su casa de Valencia, a la que volvió en 1988, se comunicaba con sus amistades por Internet y pronto se puso al día de la política española y valenciana. La mayoría del PP dominante en esta ciudad, otrora frentepopulista, y su alcaldesa (Rita Barberá) sólo consintieron, tras muchas presiones por parte del grupo socialista, dedicarle una minúscula calle casi fuera del planeamiento. Puede que le doliera, pero tampoco esto extrañaba a Guillermina de un Ayuntamiento que ha sido capaz de editar libros "históricos" sobre los años cuarenta logrando no mencionar, ni por asomo, los asesinatos franquistas de los que fueron víctimas tantos maestros. "Quienes nos exiliamos", decía, "al menos sabíamos que de noche no iban a venir a fusilarnos. Pero la mayor tragedia es que, al final, tus raíces no están ni en un sitio ni en otro, son raíces adventicias".

Leer texto completo de la entrevista que le realizó la periodista Rosa Solbes, publicada en el País el 13-04-2001