Sirena antiaérea, frente a la Finca Roja
En la azotea del edificio situado en la esquina de la calle Martinez Aloi esquina con la plaza Pintor Segrelles, aún quedan restos de una sirena antiaérea.
Se instalaron en Valencia, durante los años de guerra, un total de 25 sirenas antiaéreas. El objetivo era que la población civil tuviera conocimiento, con la suficiente antelación, de la llegada de aviones enemigos y pudiera guarecerse en los refugios antiaéreos.
Se convirtieron en un elemento más del mobiliario urbano, su sonido angustioso, su alarma también llegó a ser cotidiano.
En Valencia el Gobierno Republicano a través de la Juntas de Defensa Pasiva y las Redes de Escucha de la DECA organizó una red defensiva para proteger a la población civil dando el aviso previo en caso de ataque y coordinar la réplica antiaérea.
Mediante fonolocalizadores (amplificadores de sonido orientados hacia el cielo que permitían oír con mayor antelación la llegada de los bombarderos) y proyectores emplazados en diferentes zonas de la ciudad se intentaba detectar la presencia de aviones enemigos y se daba el aviso al puesto de mando central de observación antiaérea situado en la parte superior del Miguelete. Desde allí, y mediante radio y teléfono, se daba la alarma para hacer sonar las sirenas antiaéreas y se avisaba a las diferentes baterías, situadas en el Saler, Carrera de En Corts, calle Císcar, cerca del río, y Nazaret, en dirección al faro, para que iniciasen el fuego defensivo.