Tercer Milenio

Puccini

La ópera italiana : el bel canto. Es una manera de cantar que tiene como premisas la pureza del tono, a belleza del sonido, el fraseo refinado, la agilidad en la vocalización y una técnica magistral. Nació y floreció en los siglos XVII y XVIII y adquirió en el siglo XIX su máximo esplendor. Nunca el bel canto ha sido sinónimo de bella voz, aunque es una creencia generalizada. La clave está en conjugar el virtuosismo técnico con la expresión de las emociones humanas.

Madama Butterfly. Durante el pasado mes de enero, en el Palau de la Música, se representó la versión escénica de esta ópera, cuyo personaje principal, de nuevo, es una mujer contundente. Isabelle Kabatu, soprano belga, encabezó el reparto que contaba con la colaboración del Orfeón Navarro Reverter y la Orquesta Sinfónica de Valencia. Como ocurrió con las representaciones de Tosca, que en el mes de septiembre del pasado año abrieron el festival de Puccini, el Palau de la Música se transformó para poder albergar el montaje de esta ópera. Destacó en la puesta en escena el juego de luces y el vestuario que colaboraban a recrear el ambiente exótico de la obra.

Una japonesa de quince años se casa con un marino americano para quien sólo es un amor más en un puerto. Sucede en Nagasaki, Japón, en los primeros años del siglo XX.

El papel del tenor, el teniente de la marina norteamericana Pinkerton, es el de un hombre detestable y de texto musical corto: su presencia y su ausencia sólo están en función de que el espectador comprenda el drama íntimo de la joven japonesa. El resto de los personajes son también secundarios y sirven para que la historia cale con eficacia. Por el contrario, según García del Busto en Las mujeres de Puccini, el personaje de Madama Butterfly, Cio-Cio-San, (o Madame, a la francesa, con lo cual se utiliza una palabra francesa y otra inglesa para designar a una japonesa que se expresa en italiano) es un personaje estudiado y descrito con mimo y profundidad psicológica.

El drama está situado en Japón producto del interés hacia lo oriental, lo lejano y lo exótico que tenían los europeos del 1900. Lo realmente interesante es el tratamiento psicológico del personaje. Presenta una clara evolución desde la ingenuidad, el respeto a la tradición y el amor puro con que se entrega a un matrimonio concertado, hasta el trágico desenlace como única salida posible frente a la indiferencia de su amado.

Estreno fallido y nueva versión. Tras algunos contratiempos personales, Puccini logró estrenar Madama Butterfly el 17 de febrero de 1904 en La Scala, completamente confiado de éxito que alcanzaría con esta nueva ópera, pero el fracaso fue colosal según recogen las crónicas de la época: "Gruñidos, bramidos, mugidos risas, berridos, risotadas, los habituales gritos aislados de ¡bis! lanzados adrede para excitar todavía más a los espectadores: he aquí, sintéticamente, cuál fue la acogida que el público de la Scala dispensó a la nueva labor del maestro Puccini." Tras este fracaso, la obra se pulió y rápidamente se repuso en el Teatro Grande de Brescia, esta vez con un enorme éxito de público y crítica.

Queda una duda: ¿los amantes de la ópera lograron entrar en el Palau para ver esta versión escénica de Antonio Díaz Zamora o, como ya es habitual, se les relegó a las patéticas entradas sin visión?

Mariló Celda