Salvador Amigó Borrás


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La técnica de auto-regulación

 

La terapia de auto-regulación es un procedimiento de sugestión derivado de la perspectiva cognitivo-comportamental, que entiende la sugestión como una conducta aprendida, siendo que esta se maneja en un estado de alerta y plena conciencia, sin inducción hipnótica tradicional (Amigó, 1992).

Es un procedimiento idóneo para la reproducción de efectos de drogas ya que se basa en la capacidad de retener sensaciones (el llamado recuerdo sensorial) y evocarlas mediante el recuerdo vívido. Esto se lleva a cabo con la orientación del terapeuta que entrena al paciente en las destrezas de observar determinadas sensaciones, asociarlas a imágenes y/o palabras (condicionamiento clásico) y evocarlas posteriormente mediante destrezas cognitivas que propicien la experiencia de automatismo, lo cual es característico de la sugestión.

La técnica de auto-regulación se divide en 3 fases, que se describen brevemente:

 

            Fase 1: Se explica el concepto de recuerdo sensorial y se muestran las destrezas cognitivas y conductuales necesarias para evocar sensaciones, sintiéndolas como automáticas. Se realizan ejercicios, con instrucciones y modelado del terapeuta, en los que el paciente experimenta determinadas sensaciones físicas, que posteriormente tiene que evocar por medio de la sugestión, ayudándose de las destrezas cognitivas que el terapeuta le enseña. Por ejemplo, tras experimentar la sensación real de peso en la mano, el paciente puede, posteriormente evocar la sensación tan sólo con el recuerdo de la misma, ayudándose de las estrategias cognitivas recién aprendidas. En otro observamos también que el paciente es capaz de evocar la sensación de incapacidad de levantar los pies que anteriormente había experimentado por efecto de presionar sus rodillas. Esta última es una sugestión clásica de reto. Estos son dos ejemplos del tipo de ejercicios que se realizan en la primera fase.

 

            Fase 2: Los ejercicios de la fase 1 se repiten con frecuencia y cambiando el orden, de forma que se perfecciona la estrategia de evocar los recuerdos, cada vez con más rapidez y eficacia.

 

            Fase 3: En esta fase, la última, el paciente es ya capaz de evocar cualquier sensación o emoción que desee con la ayuda de las estrategias aprendidas. Por el hecho de que es capaz de evocar sensaciones que no fueron entrenadas en ninguna de las fases anteriores, se conoce también a esta fase como fase de generalización. Es también la fase terapéutica por excelencia, ya que es al final de la misma cuando se sugieren las sensaciones y/o emociones que tienen carácter y potencial terapéutico. Es también la fase en la que se sugiere que el paciente o sujeto experimental es capaz de recordar y revivir los efectos de determinadas drogas ya que, en definitiva, la lógica del procedimiento es la misma tanto para la evocación de sensaciones “naturales” como de aquellas que son producto de una sustancia.




 Salvador.Amigo@uv.es


Última actualización: 07 de julio de 2016.