Salvador Amigó Borrás |
LA TEORIA DE LA SUPERVIVENCIA DE LASPRIVATE SOCIEDADES
HACIA UNA TEORÍA GENERAL DE LA EVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD
INTRODUCCION
El alma, la creencia en el más allá, los símbolos sagrados, los rituales mágicos, las ceremonias religiosas... Existen evidencias arqueológicas de la presencia de lo sagrado desde tiempos inmemoriales. Se han encontrado indicios materiales, ya en el Paleolítico, que confirman la existencia de una espiritualidad y una riqueza artística difíciles de adscribir a esos seres primitivos y toscos. Pero lo más relevante para nuestros propósitos es reconocer que el sentido espiritual y religioso que envuelve la vida del ser humano se ha mantenido hasta nuestros tiempos, arraigando profundamente en la naturaleza humana y guiando los aconteceres históricos. La espiritualidad, el culto al Ser Supremo, el sentido elevado de la vida, los ideales, el deseo de trascender las simples condiciones de subsistencia material, han sido una constante en la historia y hoy en día no se considera que el hombre sea tal sin su espiritualidad y trascendencia. Por otra parte, el comportamiento ritualizado y ceremonial forma parte de la vida del hombre, desde su nacimiento hasta su muerte. Es claro que los rituales no pertenecen exclusivamente a un período primitivo o bien antiguo en la historia del hombre. La vida moderna está repleta de ceremoniales, celebraciones, ritos y tradiciones. Así, rituales católicos como el bautismo, la comunión, el matrimonio y la extremaunción, marcan de forma decisiva la vida de los creyentes. En otro orden de cosas, la ceremonia de apertura de unos Juegos Olímpicos, la coronación de un rey en una monarquía parlamentaria, con sus invocaciones a la protección de Dios, la ceremonia de inauguración de un pantano, una plaza o un jardín público por parte de la autoridad política de turno, el pregón de las fiestas populares, son tan sólo un botón de muestra de hasta qué punto los rituales y ceremoniales están presentes en la vida del hombre, cumpliendo una función ordenadora y reguladora de su vida social. En el terreno personal y cotidiano, el comportamiento ritualizado es evidente, como en el caso de la celebración de aniversarios, cumpleaños, reuniones periódicas de amigos o antiguos alumnos, ceremonia de graduación y entrega de diplomas, anuncio a las familias de un compromiso formal de casamiento, etc. Si es un hecho tangible e indiscutible que los rituales y ceremoniales siguen presentes en la vida del hombre moderno, la pregunta que podemos hacernos es ¿Por qué esto es así? ¿Hay quizá alguna tendencia en el hombre a ritualizar su comportamiento social? ¿Es esta tendencia de carácter biológico o social? Estas son algunas de las preguntas que intentaremos responder en esta obra. Otra cuestión importante que abordaremos aquí es el origen de lo "sagrado" y, en definitiva, de los sentimientos y creencias religiosas. La religión constituye el conjunto de creencias acerca del Más Allá y de figuras divinas que regulan y determinan la vida de los hombres sobre la tierra. Es un mundo de deidades, de espiritualidad, de simbolismo, que claramente trasciende los niveles humanos de satisfacción de necesidades materiales. En este sentido, la magia, los mitos, creencias, y supersticiones del hombre primitivo y de la historia antigua, serán también objeto de estudio en esta obra. ¿Qué lleva a los hombres a creer en un mundo mágico, sagrado y trascendente a sus condiciones materiales de vida? ¿Es un mundo real o es una mera ilusión del hombre? En este último caso, ¿Por qué se genera esta ilusión, qué la alimenta y la condiciona? Pero el mundo de las ideas que trasciende lo material no sólo tiene que ver con lo sagrado y lo religioso, también los sistemas de pensamiento, las filosofías de la vida, el arte, las creencias sociales y las mentalidades serán objeto de nuestro estudio. El hombre no sólo vive en un mundo diverso y cambiante, sino que lo interpreta y lo idealiza. Es, así, el mundo de las ideas, de las ideologías y de la mentalidad social un hecho inmanente al hombre y que le confiere su propia esencia, según la interpretación popular. Así, en definitiva, nuestro estudio será un estudio sobre la naturaleza y esencia humanas. Ahora bien, el estudio del mundo de las ideas, de los sistemas de pensamiento y de lo sagrado, y en definitiva, de todo aquello que trasciende las condiciones materiales de subsistencia, es difícil llevarlo a cabo desde un planteamiento ateórico. Así, dos grandes líneas interpretativas se debaten en la búsqueda de las claves que resuelvan el dilema del origen de las creencias. Por una parte, las concepciones idealistas consideran que las creencias se desarrollan al margen de las condiciones materiales de vida e, incluso, determinan dichas condiciones. Así, los idealistas dibujan un mundo donde el pensamiento, las creencias y la religión surgen a partir de condiciones propias del ser humano como organismo biológico más que social (a partir, por ejemplo, de la estructura de su cerebro o la evolución del lenguaje), y determinan las conductas humanas y los sistemas de subsistencia. Así, entienden los idealistas que el motor de la historia lo constituyen las ideas, la filosofía y los propósitos voluntarios del hombre, huyendo de cualquier tipo de determinismo histórico o cultural. Este determinismo es característico, por otra parte, del otro lado de la controversia, representada por los materialistas. Desde una concepción materialista, el mundo de las ideas es una plasmación de las condiciones materiales de vida y está, a su vez, determinado por las mismas. En este caso, se entiende la historia como un proceso donde los cambios de las estructuras sociales y económicas, vinculadas en muchas ocasiones a las transformaciones de los sistemas de subsistencia, son los responsables de los cambios de las ideas y mentalidades. E incluso, desde esta perspectiva, es posible penetrar en el conocimiento del origen del mundo de las ideas si nos remontamos al principio de la historia del hombre como ser social inteligente y evolucionado. Estas dos concepciones contrapuestas proponen distintas líneas de estudio, investigación e interpretación de los hechos sociales e históricos. Multitud de estudios antropológicos, históricos, etnográficos y económicos respaldan las dos posturas. En esta obra se expondrán con cierto detalle los postulados básicos de ambas orientaciones de estudio, decantándose el que ahora escribe por una de ambas posturas de forma clara y contundente, por aquello que anteriormente hemos apuntado y que tiene que ver con que no es posible ser ateórico o completamente imparcial en el estudio de una materia tan espinosa y con tantas connotaciones de todo tipo como es el origen y desarrollo del pensamiento humano. Para llegar a conclusiones suficientemente fundamentadas científicamente sobre el origen y desarrollo de las ideas y pensamiento humanos, en esta obra se presentarán datos a partir de disciplinas de estudio diferentes, como la etnografía, la antropología, la historia y la economía. La propia complejidad de la materia de estudio hace que resulte completamente insuficiente su abordaje desde una única disciplina. Ahora bien, no pretendemos confundir con extrapolaciones desde la etnografía al estudio del hombre prehistórico, por poner un caso. Se trata, como ya hemos dicho, de abordar el tema desde puntos de vista distintos, con datos provenientes de disciplinas de estudio diferentes, siendo conscientes de las limitaciones que este planteamiento conlleva pero, de igual forma, teniendo presente que se trata de una aproximación metodológica enriquecedora e integradora. Todo este conjunto de datos y argumentos que se presentarán en esta obra se organizarán en una propuesta teórica, que he dado en llamar la teoría de la supervivencia de las sociedades. Esta teoría tendrá un carácter explicativo e interpretativo del origen y desarrollo de las ideas y el pensamiento humano. Además, tendrá un carácter integrador de los datos relativos al desarrollo de las ideas y las religiones con los cambios sociales y económicos y los aconteceres históricos. Pretenderá, así, la teoría de la supervivencia de las sociedades, interpretar no sólo el surgimiento y desarrollo de la religión y los sistemas de pensamiento, sino también constituir un marco de comprensión e interpretación de las transformaciones sociales, de los cambios de los sistemas de subsistencia y, en definitiva, del devenir histórico. Si la teoría de la supervivencia de las sociedades es capaz de afrontar este reto, es algo que podremos plantearnos de nuevo a la conclusión de esta obra. Pero si bien la verificación de la teoría de la supervivencia de las sociedades constituirá el objetivo fundamental de esta obra y, además, servirá de guía y referencia para el análisis y comprensión de los más importantes acontecimientos de nuestra histórica, se pretende, a la vez, en esta obra, la consecución de un objetivo más ambicioso : la elaboración de una teoría general sobre la evolución de la humanidad. Esta teoría debe ser capaz de explicar el cambio social, las ideologías, el cambio de modos de subsistencia y los principales hechos históricos. Así, lo que en un principio fue la intención del autor explicar el significado de los diferentes cultos y rituales en las sociedades primitivas y su relación con las condiciones materiales de subsistencia, se fue convirtiendo en un estudio comprehensivo de las relaciones entre las condiciones materiales de las sociedades complejas y sus ideologías, así como la explicación de los hechos históricos contemporáneos a partir de las mismos mecanismos que se habían adoptado para la comprensión del fenómeno social e ideológico de las sociedades primitivas. Pero esta teoría general, que se propone tentativamente en esta obra, deriva fundamentalmente de una teoría especial de la misma : la teoría de la supervivencia de las sociedades. Y es por ello, como ya hemos indicado, que la confirmación de esta teoría especial constituirá el principal objetivo de esta obra. Por otra parte, para explicar determinados cambios sociales y hechos históricos, como los cambios en los modos de subsistencia (el origen de la agricultura o del capitalismo), se requiere la confluencia de otras teorías, como el difusionismo y el materialismo cultural, que más adelante serán expuestas. De esta forma, la pretensión de explicar el devenir histórico y los cambios culturales, surgida legítimamente de la aplicación de la teoría de la supervivencia de las sociedades a la comprensión de determinados hechos culturales, requiere una teoría general que pueda abarcar suficientemente el estudio y comprensión de lo social. Ya que en el panorama científico actual no existe una teoría de estas características suficientemente comprehensiva y contrastada, el acercamiento que en esta obra se realizará en busca de una teoría de carácter general sobre lo social se convierte en pionero y en punto de partida de futura investigación e intentos de integración del conocimiento y comprensión de lo social. A lo largo de las páginas de este libro se intentará confirmar o falsar la teoría que nos sirve de guía, desde un planteamiento riguroso y crítico. Aparecerá ante nosotros toda la historia de la humanidad, desde la Prehistoria hasta los acontecimientos más recientes de nuestra historia moderna. Intentaremos demostrar que los principios que establece la teoría de la supervivencia de las sociedades, así como los mecanismos de supervivencia que postula, son aplicables a los cambios sociales y económicos de las sociedades humanas, con independencia del momento histórico que estemos considerando, si bien los distintos niveles de desarrollo o complejidad social en diferentes períodos históricos determinan unas condiciones particulares en cuanto al funcionamiento de los mecanismos de supervivencia, que, no obstante, siguen constituyendo factores determinantes del cambio en la historia. Nuestra teoría pretende abarcar el conocimiento de la naturaleza del hombre como ser racional, con ideales y sistemas de pensamiento, y como ser social, con un destino fijado, en gran medida, por la evolución de los grupos y agregados humanos. Si la historia está determinada por las voluntades y los ideales humanos o más bien por leyes y mecanismos de supervivencia, tal como postulamos en esta obra, sólo la investigación científica y la aproximación rigurosa a esta trascendental cuestión nos podrá dar luz sobre la misma. Si al final de esta obra hemos conseguido acercarnos en alguna medida al esclarecimiento de esta cuestión, habrá valido ciertamente la pena el esfuerzo.
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