Ya he dado muchos consejos en las otras páginas, así que ahora me
limitaré a atar los últimos flecos.
¿Has caminado alguna vez? Seguramente sí, pero no es lo mismo hacer un
pequeño recorrido por las cercanías de tu ciudad y de forma
esporádica, que emprender una aventura como el Camino Francés, aunque
también hay otros caminos que conducen a Santiago. Para que esta
aventura te resulte grata, antes de ponerte en camino conviene que
busques información, que conozcas la historia del Camino, que te
prepares físicamente para poder realizar tu peregrinación. Para ello
puedes ponerte en contacto con las oficinas de Información al
Peregrino o con la Asociación de Amigos del Camino de Santiago más
próxima a tu domicilio. En ellas te facilitarán la información que
necesites y te orientarán sobre la organización de las etapas, libros
de consulta, lugares de alojamiento y los consejos prácticos que
necesita un peregrino.
Para muchas personas, la peregrinación a Santiago ha sido una grata
experiencia, pero es a la vez un reto físico y mental que hay que
preparar a conciencia. Elige la guía que más te guste y prepara tu
recorrido. No es necesario que las etapas coincidan con las del libro.
Adáptalas a tus necesidades. Como ejemplo seguidamente expongo las
etapas que hice yo:
Cuando se preparan las etapas, hemos de considerar el valor real de 1 km. Un kilómetro andando hasta el colegio no es nada, como solemos ir a unos 5 km/h tardamos 720 s; en coche, a 50 km/h, recorres ese km en apenas 72 segundos. Pero, ¿y con una mochila de 10 kg con las piernas baldadas por km y km?. Perfectamente puedes tardar 1200 segundos o más. Es muy fácil poner más y más km en tu casa con el aire acondicionado puesto. Pero hemos de imaginarnos en medio del Camino. Por ello, a la hora de hacer la ruta, hemos de tener en cuenta el relieve del terreno (etapas con más puertos de montaña serán más cortas en distancia, y en las más llanas podremos hacer más km), compensar las etapas (si un día hacemos 30 km, es bueno al día siguiente hacer sólo 15 km), intentar parar en los sitios más pintorescos o con mejores servicios, controlar la comida (en muchos pueblos, a pesar de contar con albergue, no tienen tienda de comestibles; aunque siempre puedes confiarte a la hospitalidad de la gente), el número de plazas con que cuenta el albergue y su estado (hay algunos que por los que no creo que vuelva a pasar). Hay que tener en cuenta, no obstante, que a menudo se habilitan los polideportivos o algunas carpas cuando hay mucha gente. Y el suelo de los albergues también suele estar muy concurrido.
La peregrinación andando está al alcance de cualquier persona,
aunque no sea un atleta. Pero ha de saber dosificar el esfuerzo en
función de las posibilidades físicas. Tendrás que entrenarte
realizando caminatas cada vez más largas (por el monte) y, a ser
posible, con la mochila cargada con todo el equipo imprescindible que
piensas llevar. Así comprenderás que cuando pesa, lo "imprescindible"
deja de serlo.
Y es que después de unas malas botas, el exceso de peso es el mayor
enemigo del caminante. Resulta frecuente ver peregrinos en estaciones
de tren o autobús facturando un paquete con todos los objetos
innecesarios que trajeron. Las ampollas en los pies, los roces de las
correas de la mochila y los dolores de espalda por un equipaje poco
anatómico provocan la mayoría de los abandonos.
La primera etapa es de vital importancia. Es mejor que no sea ni
demasiado dura ni demasiado suave. De cómo se desarrollen las primeras
etapas dependerá el resto del Camino. Si no te salen ampollas ni
tendinitis en los primeros días, estás casi salvado. Debe vigilarse
cuidadosamente el calzado y los pies al menos 1 vez a mitad de etapa.
Ponte vaselina de nuevo en ese momento (recuerda que te la pusiste al
principio, por todo el pie y entre los dedos). Si la etapa es muy
larga, ponte dos veces. Y recuerda una vez más que has de quitarte las
piedrecitas de la bota, pues son núcleos sobre los que se forman
ampollas. Si hay rojeces, rozaduras en la piel o principios de
ampollas, dobleces o arrugas en los calcetines (también son origen de
ampollas), polvo introducido entre el calcetín y la bota...pon remedio
de inmediato. Usa los apósitos y quítate las piedrecitas. Recuerda no
cortar la piel de la ampolla, pues se formarían llagas que arruinarían
tu viaje. Es importante descansar los pies al llegar usando las
chancas, lavarlos y secarlos bien, quitar el polvo introducido en la
bota. Asimismo es necesario frotar los pies con jabón de azufre y con
alcohol de romero.
Por lo que respecta a la alimentación, cada caminante tienes sus
propios hábitos. Pero el ejercicio diario nos aproxima a todos a unas
necesidades básicas.
No se conoce caminante alguno que efectúe copiosas comida, vaya
fumando puros o bebiendo de la litrona mientras sube las montañas. Lo
normal es efectuar un buen desayuno, pero no demasiado cargado.
Consistirá en artículos de bollería muy ligeros, galletas y leche o
zumo. Luego un almuerzo a mitad de etapa consistente en tabletas de
chocolate o similar. La comida y la cena pueden ser a gusto del
consumidor, pero deben ser equilibradas: fruta, verdura, pescado,
carnes. Recordad que la carne y el pescado son más ricos en proteína
que los vegetales.
Es bueno llevar cantimplora, aunque haya fuentes. A veces pasan muchos
kilómetros sin fuente alguna. Beber abundantemente quienes suden
mucho, y complementar el agua con sales vitamínicas o bebidas
isotónicas que equilibren las pérdidas a causa del sudor.
Si en tu destino no hay tienda de comestibles, cómpralos en el pueblo
más cercano. No cargues con bolsas de la compra innecesariamente.
Compra el desayuno y el almuerzo el día anterior, pues la jornada
suele comenzar en torno a las 6 de la mañana, cuando los comercios
están cerrados.
¿Cuál es el horario de las etapas?. Si la etapa no excede de los 25
km, lo mejor es levantarse a las 6, para salir a eso de las 7. La idea
es llegar al albergue entre las 14 y las 16 horas. Parar a comer o no
va a gustos. Es mejor descansar por la tarde. Si no, al día siguiente
estarás hecho polvo.
Si la etapa es de menos de 15 km, puedes levantarte a eso de las 7.30
horas. Y si excede los 25 km, puedes levantarte a las 4, y hacer parte
de la etapa nocturna. Eso sí, con linternas y ojo avizor para no
pasarte las señales.
Cabe recordar que el Camino de Santiago no es llano, ni mucho menos. Que un día puedas hacer 30 Km. por las llanuras de Castilla, no implica que puedas hacer lo mismo cuando tienes que subir pendientes con un 17 % de desnivel.Así que es aconsejable estudiar detenidamente el perfil de las etapas, para evitar sorpresas de última hora. Procurad alargar las etapas más llanas y acortar las etapas más montañosas. Aquí os muestro el perfil de las etapas del Camino, que desgraciadamente no aparece tan bien especificado en muchas guías. En la de El País y otras aparecen, por supuesto, las alturas de los picos, pero estas imágenes son sin duda mucho más visuales.
También es interesante evaluar de alguna manera los albergues, aunque sea algo muy subjetivo. La mayoría de albergues desde Astorga hasta Santiago están muy bien, razonablemente limpios y cuidados. Vamos, que no hay hoteles pero tampoco pocilgas. Para la evaluación he tenido en cuenta diversos criterios: limpieza, conservación, cuidados, presencia de hospitalera, espacio, cocina, duchas, baños, comedor, etc...