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La situación del feminismo antes y después del 8M, a debate en la UEG

  • 20 julio de 2018
Gisbert, Morant y Montero hablan del 8M

El movimiento feminista ha protagonizado el curso “Mujeres y hombres. Identidades, relaciones y espacios, público y privado” que se ha impartido esta Universitat d’Estiu de Gandia coordinado por la catedrática Isabel Morant. El curso ha sido presentado esta mañana por su coordinadora acompañada por las históricas feministas Justa Montero y Concha Gisbert. Las tres mujeres coinciden en el diagnóstico de la situación después del 8M: la principal victoria del movimiento feminista después del ocho de marzo es haber ganado la hegemonía cultural.

La activista Justa Montero ha explicado que “la indignación de las mujeres frente a la situación de desigualdad ha derivado en un cambio de apreciación social respecto a lo qué es el feminismo que hasta hace unos pocos años estaba estigmatizado. Este 8M hemos puesto nuestro discurso sobre la mesa, después del 8M nadie puede mirar hacia otro lado. Y el éxito de las movilizaciones se debe de, en parte, a que el movimiento feminista ha hecho un análisis muy correcto respecto a las consecuencias que la crisis económica ha tenido sobre las mujeres”. A pesar de que las tres se han felicitado por el éxito del las movilizaciones, Montero reivindicaba lo que ella “denomina la genealogía del movimiento feminista: las luchas de las mujeres desde los años 80 que nos han hecho situarnos en el punto que nos encontramos ahora”. Un planteamiento al que la jurista Concha Gisbert añadía que a pesar de que “podemos decir que el 8M ha sido uno antes y un después hay que tener en cuenta que la sociedad española sería totalmente distinta sin el movimiento feminista que aquello que ha buscado siempre es un cambio en la organización de la sociedad que mejore la vida de las mujeres”. Al hilo de estas intervenciones la catedrática Isabel Morant reivindicaba el papel del feminismo como “un humanismo que mejora la vida de las personas y cambia la historia de la sociedad”.

 En este sentido las tres han coincidido al plantear algunos de los grandes triunfos del feminismo en la consecución de políticas de igualdad como la Ley de Igualdad efectiva o la Ley de Violencia de género y en plantear otras reformas pendientes que abordan cuestiones como tales como la igualdad en el cuidado de enfermos y dependientes o la igualdad en los permisos de maternidad o paternidad. En todo caso, concluía Justa Montero: “no haríamos nada si sólo reivindicasemos leyes y reformas, tenemos que buscar cambios en las actitudes y en los comportamientos que es aquello que se hace visible”