en una mezquita utilizada como hospital en Sanaa, Yemen
La primavera árabe mostró al mundo el pasado año, que la sociedad está cambiando. Las sociedades por fin despiertan ante de las injusticias de gobiernos corruptos, de abusos de poder, de limitación de libertades individuales. Hemos asistido a revoluciones desde Egipto hasta Siria, donde el pueblo sigue pagando la osadía despótica de sus gobernantes. Como siempre en estos casos. Los medios de comunicación han estado presentes durante varios meses informando.
Sin embargo, Samuel Aranda se adentra en un país de muy difícil acceso como es Yemen. No hay noticias, nadie sabe qué ocurre en este país. Es el lugar perfecto para informar sin la presión de otros medios de comunicación, sin intoxicaciones. En la ciudad de Sanaa dispara consiguiendo la imagen merecedora del certamen más prestigioso de fotoperiodismo (World Press Photo) y ha dado la vuelta al mundo. Pero esa imagen es tan sólo una parte de todo el trabajo realizado. La labor del fotoperiodista es mucho más que un único disparo, es un trabajo en profundidad. Mediante la muestra podemos recorrer a través de los ojos de Samuel el sentir de aquel país tan hermético, como es Yemen, y reconocer sentimientos que no tienen fronteras.
acampados por la noche en la plaza de la Kasbah, en la ciudad vieja de Túnez
