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Con acento. Memoria gráfica del jazz en España

 

 

 

 
Baile Black Bottom. Colección CulturArts
 

 

 

 

 

La exposición Con acento. Memoria gráfica del jazz en España pretende reconstruir el devenir del jazz en nuestro país —con incidencia en la trayectoria de algunos de sus protagonistas más destacados— a través de una selección de carteles y discos, periódicos y revistas, libros de ficción y ensayos, partituras y folletos publicitarios entre otros documentos, procedentes de diversas colecciones públicas y particulares.

 

El material que aquí se presenta pone de relieve los rasgos más significativos del envoltorio visual a través del cual el jazz se ha comunicado con el público con la ayuda de dibujantes, cartelistas, ilustradores, fotógrafos y diseñadores gráficos. Muestra los patrones, recursos expresivos y tendencias estéticas que jalonan el desarrollo y evolución de la traducción de este mundo sonoro a imágenes, desde los ecos de las vanguardias que acompañaron sus primeros pasos entre nosotros hasta el auge contemporáneo de artistas gráficos vinculados al jazz, pasando por la ensimismada austeridad visual de la dictadura. Una austeridad contestada ya en el tardofranquismo por artistas deseosos de llegar siempre un poco más lejos, hasta culminar en la eclosión de corrientes y de creatividad que trajo consigo la normalidad democrática.

 

En esta breve panorámica se plantean cuestiones relativas a la identidad visual y la permeabilidad cultural de una música que a lo largo de la historia se ha caracterizado siempre por su capacidad para adaptarse y evolucionar en los contextos más diferentes.

 

Los fondos proceden de la Fundación Ebbe Traberg, de la Subdirección de Música de CulturArts – Generalitat Valenciana, de la Universitat de València y de diversos coleccionistas privados.

 

Desde comienzos del siglo XX, el jazz y los estilos musicales que lo prefiguraron entraron en España a través de los balnearios y casinos más lujosos de San Sebastián y Santander, donde veraneaban la familia real y las clases pudientes, siempre curiosos por conocer las últimas modas internacionales, o también como parte de la oferta más exótica de los grandes circos que recorrían el país. Los nuevos ritmos fueron recibidos por nuestros antepasados con asombro, extrañeza, desprecio o entusiasmo, pero nunca con indiferencia. La música afronorteamericana fue para unos sinónimo de modernidad y cosmopolitismo, y para otros señal de decadencia y pérdida de raíces seculares; lo cierto es que pasó enseguida a formar parte de nuestra escena musical, popularizado en salas de baile o incorporado a zarzuelas y revistas, sin que ni siquiera la tragedia de la guerra civil y la hostilidad del franquismo lograran borrarlo del mapa.

 

 

 

 

Dyvool. Fox trot. Partitura
musical. Colección CulturArts
El negro que tenía el alma blanca. Hoja de mano.
Colección CulturArts

 

 

 

 

Puede decirse que el jazz ha conocido entre nosotros tres grandes momentos de apogeo: el final de la dictadura de Primo de Rivera y los primeros años de la República, cuando la atracción por todo lo negro alcanzó su momento álgido y los músicos y bailarines extranjeros —estadounidenses en su mayoría, pero también caribeños de diferentes nacionalidades— poblaban las carteleras; en segundo lugar la inmediata postguerra, con un paradójico, fugaz e intenso episodio de moda de la música hot y las grandes orquestas, a contracorriente de las proclamas nacionalistas; y en tercer lugar la década de 1980, que contempló la aparición de un sinfín de festivales de jazz repartidos por todo el incipiente Estado de las autonomías y los primeros pasos de una impresionante generación de jóvenes músicos, convertidos hoy en referentes internacionales.

 

 

 

 

Jazz d'aquí. Partitura musical. Col·lecció CulturArts

 

Ondas de jazz. Futllet. Col·lecció CulturArts

 

 

 

 

 

En torno a esos tres grandes momentos se fue escribiendo una historia que pasó por las organizaciones de aficionados que propiciaron la aparición de programas de radio, boletines y revistas; el surgimiento de músicos profesionales cada vez más familiarizados con el lenguaje jazzístico; el progresivo tránsito del jazz en vivo desde las salas de baile hacia los clubes especializados o la consolidación de una industria discográfica, y ya en épocas más recientes, todo un movimiento didáctico en torno al jazz y las músicas urbanas, de iniciativa privada primero y luego asumido por los conservatorios públicos.

 

 

 

 

Pedro Iturralde. Jazz flamenco.Disc 33 1/3 rpm.
Col·lecció Ebbe Traberg

 

Tete Montoliu. Skandia Sky.Disc 45 rpm. Col·lecció CulturArts
 

 

 
 
 
 
 ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS:
 
Congreso Internacional "El Jazz en España", 28 - 30 de noviembre