UVCulturaUV Logo del portal

Del altar a la calle

La exposición "Del altar a la calle" representa el esfuerzo de los artistas por invertir los términos y así, si la Iglesia intentó el control de la calle a través del altar, ellos llevan las imágenes del altar a la calle. Con una diferencia fundamental: no quieren controlar el altar, sino todo lo contrario, que el altar deje en paz a la calle. Igual que los primeros artistas cristianos, la mayor parte de los artistas presentados aquí deconstruyen y reutilizan el museo de las imágenes generadas a través de los siglos para enfrentarnos con las miserias de nuestra educación político-religiosa, porque la evolución de esta iconografía expresa también la capacidad de polivalencia simbólica de las imágenes alegóricas.

 

 

 

 

 

DEL ALTAR A LA CALLE

¿Cómo era la cara y la imagen corporal de Jesús? Qué imagen tenía la Virgen María y los grandes personajes protagonistas de los evangelios, Pedro, Juan, Magdalena, Judas, etc.? En realidad, los cuatro relatos canónicos del cristianismo no nos dicen nada y su iconografía es debida siempre a variaciones o reelaboraciones de imágenes anteriores, no siempre respetuosas con los orígenes, la función religiosa y el significado espiritual de todas estas figuras.

De hecho, el cristianismo primitivo es anicónico y la historia de la iconografía cristiana no comienza a desplegarse hasta la primera mitad del siglo III. Las primeras comunidades cristianas sólo hacían uso de símbolos que dejaban a las paredes de las catacumbas romanas, como la paloma o el pez.

El pensamiento nuevo y, sobre todo, la iconografía nueva no se encuentran inmediatamente. Por esta razón, la Iglesia decide servirse de la iconografía mitológica conocida (Hermes Crióforo, pastor de ovejas, Orfeo, Hércules, Eros i Psique, etcétera), para representar tanto la figura la figura de Cristo como la de la Virgen, los sacramentos y las diferentes escenas bíblicas (Noé, Isaac, David frente a Goliat…). En el año 313 el cristianismo se convirtió en la religión del estado, lo cual lleva a cortar de raíz tanta vitalidad.

 

 

 

 

La exposición que ahora nos presenta el Patronato Martínez Guerricabeitia de la Universitat de València es una muestra del esfuerzo de los artistas por invertir los términos y así, si la Iglesia intentó el control de la calle a través del altar, ellos llevan las imágenes del altar a la calle. Con una diferencia fundamental: no quieren controlar el altar sino todo lo contrario, que el altar deje en paz la calle. Igual que los primeros artistas cristianos, la mayor parte de los artistas presentados aquí deconstruyen y reutilizan el museo de las imágenes generadas a través de los siglos para encararnos con las miserias de nuestra propia educación político-religiosa, porque la evolución de esta iconografía expresa también la capacidad de polivalencia simbólica de las imágenes alegóricas, susceptibles de transmisión e incluso de contradicción respecto a las formas originales, desde el momento que no hay un código rígido ni normativo cerrado, sino un abanico infinito de posibilidades a partir de unos pocos elementos reconocibles y con un valor universal.

 

MANUELA BALLESTER. Federico García Lorca crucificat, 1974

JACINTA GIL. Crucifixió, 1966

 

La muestra recoge las propuestas de dieciséis artistas y comprende un período de cuarenta años, desde 1966 hasta nuestros días, en un intento de ir más allá del encorsetamiento de estéticas y de generaciones tan estimado por algunos medios de comunicación y por algunos críticos especializados.

Los artistas, por tanto, devuelven a la calle lo que es de la calle sin solemnidad, con humor, ironía y humildad; sin intentar construir ningún catecismo laicista alternativo. Ellos son los verdaderos oficiantes activos del ritual del conocimiento y la dimensión religiosa a través del proceso de desmitificación irónica para devolvernos la mirada amante i amable del Jesús primitivo.

Ciencia, arte, religión, cada una en su ámbito, pueden contribuir a la mejora y la libertad de las personas concretas, como lo demuestra la teología de la liberación u otras experiencias a lo largo de la historia. Son cosas que prácticamente todos los artistas que se presentan aquí, con su humor, su inteligencia crítica y poética, nos ayudan a armonizar y ver más claramente para que podamos cotejar con más consciencia y pluralidad de juegos el siglo que acaba de empezar y que espera de nosotros unos gestos realmente nuevos y entusiasmados.