Tras el inicio de la Guerra Civil española en 1936, se formaron comités de ayuda a la España republicana, tanto en Suecia como en Noruega. El movimiento de solidaridad escandinava movilizó a sindicatos, partidos políticos e incluso entidades cívicas o religiosas.

Con las recaudaciones compraron medicinas, ropa y alimentos que fueron enviadas a España con el fin de socorrer a la población civil. Asimismo, en la primavera de 1937 decidieron montar un hospital de sangre con 100 camas de capacidad, con la condición de que fuese en un lugar alejado de los frentes de combate. La entonces ministra de Sanidad de la República, Federica Montseny, les ofreció la sede de la Escuela Industrial de Alcoy, un edificio civil todavía por inaugurar y en una localidad estratégica de importancia relativa, aunque alejada de los combates.
 

A través de la exposición Hospital Sueco-Noruego de Alcoi, compuesta por ocho epígrafes, explicados en 16 paneles y tres módulos que reproducen un quirófano, la Universitat de València desde el Palau de Cerveró se suma a la presentación de este material gráfico que corresponde a fotografías que realizaron los propios escandinavos cuando estuvieron en España.

La expedición escandinava estuvo formada por unas 30 personas que trabajaron en Alcoy por unos meses, hasta su retirada y la asunción del hospital por personal español. Durante el tiempo que estuvieron en la ciudad, atendieron a 1.224 pacientes, de los cuales solamente siete murieron. Al marcharse, dejaron el hospital de sangre -para entonces con casi 1.000 camas- en manos del prestigioso doctor Manuel Bastos Ansart, pasando a denominarse Hospital Militar Base. Estuvo en activo hasta octubre de 1938, cuando fue bombardeado. Unos meses más tarde y con el fin de la contienda, pasó a funcionar como prisión y no fue hasta 1943 cuando el edificio llegó a manos del Ministerio de Educación para convertirse en aquello para lo que realmente nació: Escuela Industrial.

Más de 75 años después, el Ayuntamiento de Alcoi (Alicante) ha querido conmemorar la labor del Hospital Sueco-Noruego, que se instaló en la ciudad gracias a la ayuda humanitaria que proporcionaron los ciudadanos de Noruega y de Suecia durante la guerra civil española.