La muerte de Tomás Vives deja huérfana a toda una generación de penalistas. Tomás S. Vives Antón ha sido un jurista excepcional y un luchador infatigable, desde la Razón y el dominio de la técnica -el no nos perdonaría que hablásemos de “ciencia”- jurídica por las libertades y los derechos fundamentales de los ciudadanos. 

Nació en Elche el 5 de enero de 1939, ingresó muy joven en el Ministerio Fiscal, donde realizó una imborrable tarea en un momento de gran dificultad. Desde allí fue fundador de Justicia Democrática, la primera organización de Jueces y Fiscales que se opuso a las tesis oficiales del franquismo para luchar por una forma de entender el Derecho ajustada a una Democracia de la que España estaba en las antípodas. Sus primeros pasos en la Universidad fueron en ese tiempo, llamado a colaborar en la docencia por el entonces Catedrático de Derecho penal de la Universidad de Valencia, Juan Córdoba Roda, a quien siempre consideró su Maestro. En 1978 obtiene la plaza de Profesor Agregado en la Universitat de València y poco tiempo después la Catédra en la de Alicante, para pasar a València en 1985. Fue Vocal del Consejo general del Poder Judicial, entre 1990 y 1995 y Magistrado del Tribunal Constitucional entre 1995 y 2004 Las Sentencias de las que fue Ponente, aquéllas en las que no siéndolo se deja ver con toda claridad su influencia y sus Votos Particulares, tuvieron un tremendo impacto en la interpretación del Derecho conforme a la Constitución. Puede decirse que cambió la forma de entender los principios constitucionales. 

Su regreso a la Universidad no fue menos fructífero. Para él fue el momento más feliz de su vida profesional. Sus aportaciones son muy numerosas, destacando su “La libertad como pretexto” o su Parte General, firmada junto al Prof. Cobo del Rosal. Su obra fundamental, “Fundamentos del sistema penal” constituye, sin duda, una de las aportaciones más importantes al Derecho penal de los últimos tiempos. En ella desarrolla su “concepción significativa de la acción”, acercando Derecho penal y Filosofía y proclamando su compromiso con las libertades; el compromiso, dice él, de todo jurista.

Era Doctor honoris causa por las Universidades Jaume I y Santiago de Compostela, y recibió la Ata Distinción de la Generalitat Valenciana y el Premio Jehring del Instituto de Derechos Humanos-

Su obra va a permanecer siempre. Sus discípulos y todos lo que aprendimos de él, hoy llenos de dolor, agradecemos no sólo sus enseñanzas sino también su convivencia, junto a su inseparable Cande, sus hijos y nietos y procuraremos mantener siempre ese compromiso con la Libertad, la tarea más noble a la que puede aspirar un jurista.