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La teledetección es una disciplina que se basa en magnitudes medibles y en hipótesis contrastables, que requiere una buena capacidad de análisis y síntesis, y que ofrece a la sociedad resultados directos que permiten una mejor gestión del entorno. Dentro de la teledetección podemos englobar productos meteorológicos, aplicaciones destinadas a mejorar los rendimientos agrícolas, al cartografiado del terreno, al control de las sequías y los desastres naturales, a la búsqueda de nuevos yacimientos mineros, a la gestión forestal, a la ordenación del territorio, y un largo etcétera que no ha hecho más que comenzar ya que se trata de una disciplina joven.

El interés para la sociedad de los estudios científicos que se realizan a partir de datos de Teledetección acerca de las más variadas facetas de nuestro entorno es fácilmente justificable dada la gran cantidad de aplicaciones operativas que proporcionan los resultados científicos que se obtienen con ella. La teledetección suministra mapas temáticos, rasgos y parámetros de interés relacionados con el agua, el suelo, los cultivos y la vegetación natural suministrando información periódica y actualizada, facilitando el seguimiento periódico y a largo plazo y ayudando en la toma de decisiones a los gestores en tales ámbitos. Provee una forma de estudio de zonas sin acceso y/o con mínimo apoyo de campo. Se utiliza en temas de agricultura, planificación, gestión del riego, impactos agroambientales, medio ambiente y riesgos naturales y en la planificación que realizan los responsables del sector público en diversos ámbitos.

Guando hablamos de la utilidad de la teledetección con vistas a la aplicación en planificación regional o evaluación de impactos medioambientales, debemos resaltar la dimensión temporal y espacial implícita a ambos tipos de procesos, y cómo la teledetección puede hacerles frente. Por mencionar ejemplos concretos en cuanto a la escala temporal, la teledetección es capaz de detectar información sobre fenómenos y procesos ocurridos en periodos muy amplios, como por ejemplo la información relativa a la formación y erosión de suelos, pero también de sucesos como incendios o la explosión de un reactor nuclear, que en cuestión de segundos pueden tener consecuencias catastróficas para el medio ambiente y el desarrollo de la sociedad. Y todos estos procesos pueden ser registrados y por tanto analizados desde la escala local y regional hasta la escala global o planetaria, para lo que se necesita implementar metodologías de análisis de la información contenida en las imágenes digitales que nos proporcionan los satélites lo que abre nuevas vías de investigación y por tanto de realización de tesis doctorales en el contexto de un Doctorado de Teledetección como el que proponemos.

Hoy en día la teledetección se ha consolidado como una fuente de información geográfica de gran interés, a la que se le reconoce su extraordinario potencial científico y de aplicación. Las características de esta información en relación tanto al poder de resolución de los sensores como a su formato digital, seguido de los avances en el campo de la microinformática y el diseño de programas de computación específicos, han permitido además, generar una metodología consolidada para el tratamiento de la información espacial y avanzar en métodos de procesamiento específicos. En otras palabras, la teledetección ha dejado de ser una herramienta susceptible de ser empleada a escala local en unión o como complemento a otras fuentes de información geográfica, a constituirse en la única capaz de suministrar una información vital para el entendimiento y análisis de procesos relativos a la planificación regional y ambiental.

La teledetección viene suministrando datos de la superficie terrestre y los océanos desde hace más de tres décadas y va a seguir haciéndolo a través de los Programas de Observación de la Tierra previstos.

Los aspectos en los que los nuevos sistemas de observación van a suponer un avance pueden sintetizarse en tres grandes apartados:

  1. El seguimiento de las condiciones medioambientales en la superficie terrestre, desde la escala global a la escala regional.
  2. La gestión y el seguimiento de los recursos terrestres, tanto renovables como no renovables.
  3. Y por último, la profundización en el conocimiento de las condiciones meteorológicas y su modelización.


La trascendencia de muchos de estos avances, no implica el que se hayan cubierto todas las expectativas despertadas en sus inicios, o que se haya desarrollado su amplio potencial. En realidad, algunos de los Programas de Observación mencionados son meros proyectos todavía sobre el papel, y los que llevan en órbita varios años siguen posibilitando la realización de ensayos y propiciando el planteamiento de métodos de trabajo a medida que surgen nuevas demandas de información y aplicación.

La motivación que subyace a esta expansión de los Programas de Observación Espacial y sobre todo al desarrollo de su potencial con vista a materializar aplicaciones especificas parte de la necesidad de considerar el funcionamiento de la superficie terrestre como un todo, y de la necesidad también de imbricar los hechos físicos con la actividad humana si se pretende hacer predicciones y diseñar modelos de funcionamiento del sistema terrestre.

La capacidad para ofrecer una visión sinóptica de amplias franjas del territorio, la cobertura temporal y la posibilidad de desarrollar modelos espaciales a partir de los datos detectados por un sensor, hacen de la teledetección una técnica muy versátil e imprescindible en determinados campos de aplicación. La optimización de estas capacidades precisa del desarrollo de redes eficientes de datos y de modelos para su análisis e integración con fuentes de información complementarias, así como de la consolidación de campos de aplicación apropiados todo lo cual constituye un amplio campo de trabajo para la realización de tesis doctorales al que se pretende contribuir con el Programa de Doctorado en Teledetección.