El Dr. Andrés Moya, es director de la Unidad Mixta de Investigación en Genómica y Salud de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (FISABIO) - Universitat de València (Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva).

https://www.uv.es/cavanilles/personal/Andres_Moya/

También es miembro del I2SysBio (Instituto Integrativo de Biología de Sistemas, UVEG-CSIC).

El próximo martes 4 de diciembre, a las 5:30 de la tarde, en el Aula 1.2 de la ETSEUV, dará un seminario sobre "Evolución de la complejidad genómica".

En la evolución de la vida existe un conflicto entre los papeles relativos jugados por la contingencia y la necesidad.

Cierta tradición en biología evolutiva, basada en gran cantidad de evidencias empíricas, apuesta porque la contingencia marca la dinámica de la evolución de forma tal que la hace impredecible. La tendencia a la aparición de complejidad creciente queda dentro del paraguas de la evolución contingente en la medida en que es algo inevitable dado que, de forma pasiva, solo podemos esperar que aparezcan tarde o temprano entes más complejos que han evolucionado a partir de entes originales más simples. Es lo que Gould denomina "la tendencia pasiva hacia la complejidad marcada por el muro de complejidad mínima inicial".

Pero: ¿es esto cierto? ¿Puede existir una tendencia dirigida, en el sentido indicado por el mismo Gould, hacía complejidad creciente? Una condición fundamental para poder afirmar que existe evolución hacia mayor complejidad es encontrar algún parámetro que la mida.

Conjeturamos que es en los genomas donde podemos dar con alguno porque los genomas registran la ganancia de información con el medio con el que interactúan a lo largo del tiempo los organismos correspondientes. Esa ganancia, por otro lado, no se incorpora necesariamente incrementando el tamaño o aumentado el número de genes y funciones. Aquí plantearemos una serie de métricas de los genomas y evaluaremos si presentan o no una tendencia hacia mayor complejidad sirviéndonos de las cianobacterias como prueba de concepto.