11 de julio de 2016

“Escribo desde la soledad y hablo también desde la soledad. Mateo Alemán, en su Guzmán de Alfarache, y Francis Bacon, en su ensayo Of Solitude, dijeron […] que el hombre que busca la soledad tiene mucho de dios o de bestia. Me reconforta la idea de que no he buscado, sino encontrado, la soledad […]”.

Con pocos autores de la posguerra se puede aludir a los términos “Cien años” y “soledad” sin virar el pensamiento directamente hacia Gabriel García Márquez. Sin embargo, con Camilo José Cela, en este 2016, la asociación también se produce de forma natural. El párrafo anterior procede del discurso que pronunció en 1989 ante la Academia Sueca; un premio, todavía el penúltimo cosechado por un español, fruto de “una prosa rica e intensa que, con compasión contenida, recoge una visión desafiante de la vulnerabilidad del hombre”.

La asociación es natural en este 2016 porque hace cien años que, en “su” Iria Flavia, nació Camilo José Cela. Ahora la fundación que lleva su nombre se aventura a relatar su “aventura personal, intelectual, literaria, artística” con una exposición que recoge más de seiscientas piezas personales del novelista.

“CJC: 1916-2016. El Centenario de un Nobel. Un libro y toda la soledad” es una muestra organizada por dicha Fundación Pública Gallega Camilo José Cela y Acción Cultura Española, en cuyos preparativos ha participado además la Biblioteca Nacional de España. Es esta institución la que acogerá la exposición, inaugurada esta semana y abierta al público hasta el próximo 25 de septiembre.

Posteriormente, la muestra se trasladará al Museo Centro Gaiás de la Cidade da Cultura de Galicia (Santiago de Compostela), donde permanecerá del 18 de noviembre de 2016 al 19 de febrero de 2017.

Las más de seiscientas piezas expuestas delatan la variedad de personalidades del escritor: el manuscrito de La colmena o la primera edición de La familia de Pascual Duarte; su diploma de Premio Nobel; los óleos que pintó; fotografías en sepia de su infancia, su primer matrimonio, su familia… Contienen el orden tres invariantes de su vida adulta, columnas en las que se apoya la exposición: “el narrador, la importancia de las novelas y la relación de CJC con la cultura y la sociedad de cada momento histórico”.

No es el único homenaje al escritor gallego. Docenas de exposiciones, charlas, reediciones de sus obras y otros actos se sucederán este año y el próximo en toda España. Algunos de ellos los recoge el Instituto Cervantes aquí (aunque la lista no es ni mucho menos exhaustiva). Pero por el momento el que parece recordar más ampliamente al CJC escritor, al CJC artista, al CJC esquivo, está, hasta septiembre, en el Paseo Recoletos de Madrid.