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La colaboración científica crece como respuesta a la precariedad

  • 10 julio de 2017

La colaboración científica es un fenómeno generalizado y en aumento: tres de cada cuatro investigadores de las universidades valencianas han cooperado durante los dos últimos años (2014-2015). También es una práctica habitual para el profesorado asociado, del cual más de la mitad realiza regularmente actividades investigadoras que no están reconocidas en su contrato. Un libro publicado recientemente ilustra por primera vez la colaboración científica a nivel regional y, actualmente, es el mejor indicador nacional de este fenómeno.

 

Gregorio González Alcaide y Javier Gómez Ferri.
 

Análisis de las prácticas de colaboración científica: una vía hacia la excelencia (Nau Llibres, 2017) es una publicación que documenta la colaboración entre investigadores de diferentes ramas de conocimiento y está basada en un proyecto de investigación en el que han participado profesores de las universidades de València, Politècnica, Miguel Hernández, y Cardenal Herrera–CEU. La obra de Gregorio González Alcaide y Javier Gómez Ferri, profesores de la Universitat de València, forma parte de una investigación suya, donde “existe una valoración muy positiva de la colaboración científica, la cual es percibida como imprescindible en las ramas de Ciencias y Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales, Artes y Humanidades, Ingeniería y Arquitectura”.

Destacan “la gran actividad de colaboración que declaran realizar los investigadores e investigadoras de las universidades, incluso entre el profesorado asociado, que no está contratado específicamente para realizar esa tarea, puesto que su función es únicamente docente. Este hecho nos lleva a pensar que algunas cosas no están funcionando bien, y que posiblemente tienen que ver con la precarización en la formación de los investigadores e investigadoras, y, también, con la inestabilidad e incertidumbre de la carrera investigadora”.

Gregorio González y Javier Gómez, de los departamentos de Historia de la Ciencia y la Documentación, y del de Sociología y Antropología Social, respectivamente, explican que “la primera intención era llenar un vacío en el conocimiento de las pautas y principales características de la colaboración científica de los investigadores en España, aunque sólo hayamos tomado como caso las universidades valencianas”. Como ellos dicen, tratan de “mostrar algunos de los principales elementos de la disposición a colaborar por parte de los investigadores, desglosados por variables como la categoría académica, el género o la rama científica, lo cual permite ver la importancia de algunos factores y realizar comparaciones entre ellos”.

 

Conclusiones más relevantes

Los principales motivos para la colaboración recogidos en el libro son aprovechar las habilidades, destrezas o conocimientos de los colaboradores, así como la proximidad a las diferentes disciplinas del tema estudiado, por delante de la productividad o el reconocimiento. La predisposición a colaborar y la compatibilidad en los conocimientos y técnicas son los dos factores que los investigadores consideran más esenciales de cara a colaborar.

Respecto a si las publicaciones finales reflejan la colaboración, la obra muestra que un 35% de los técnicos de laboratorio opina que no; son el grupo más perjudicado. Éstos declaran que la no publicación del estudio es la causa principal –la magnitud de la cual no había sido identificada– pero también destacan que, con mucha frecuencia y como segundo motivo, se debe a las hiperautorías: la existencia de autorías no justificadas, que los desplazan de la firma.

La media de investigadores con los cuales se colabora por publicación en las universidades valencianas es de entre 5 y 7. Gregorio González y Javier Gómez indican que “este dato cobra relevancia si tenemos en cuenta que en Ciencias Sociales y Humanas la obtención de recursos para las publicaciones es castigada si se hacen con otro autor o autora, y las publicaciones son el principal indicador para valorar y promocionar la carrera profesional y docente de los investigadores”, lo cual “seguramente, tiene un efecto disuasorio a la hora de embarcarse en actividades investigadoras de mayor envergadura que se tengan que realizar en colaboración”.

 

Congresos

La proximidad geográfica, el contacto frecuente con el entorno de trabajo, o el conocimiento personal, son factores insustituibles en el establecimiento de vínculos de colaboración, por delante de iniciativas virtuales o redes sociales. Los congresos son el primer lugar donde los catedráticos conocen a los colaboradores, y el segundo lugar más relevante para el resto de grupos, para los cuales el puesto de trabajo es la fuente principal de contactos colaborativos.

Los autores observan relación entre la posición que se ocupa en la jerarquía académica y la distribución de tareas colaborativas. La actividad que desarrollan en colaboración con más frecuencia los técnicos y técnicas de laboratorio es la “preparación de materiales, muestras o instrumental para el análisis”. En cambio, los catedráticos, la que menos. En los casos de asociados, ayudantes, colaboradores y becarios predoctorales realizan como segunda tarea la “búsqueda, recopilación y revisión de documentación o de materiales”, según Gregorio González y Javier Gómez.

 

Brecha de género

Las tareas que más se realizan en colaboración son la redacción, revisión y difusión de los resultados, creen los autores que por la relación directa entre el reconocimiento de la autoría y la posibilidad de colaborar de manera no presencial. Además, la obra revela una brecha de género en la división de las tareas de investigación. Por ejemplo, la “búsqueda, recopilación y revisión de documentación o de materiales” es la tercera actividad más frecuente para las investigadoras, mientras que supone la sexta para los investigadores. Estos tienen una presencia superior en la “producción de datos, modelos o productos” y la “formación y supervisión de investigadores”. También hay menos mujeres en los cargos superiores.

Los autores recuerdan que a través de las encuestas se ha incidido en algunas vertientes menos estudiadas a nivel bibliográfico de la colaboración científica. Por ejemplo, “cómo se establecen los contactos entre los investigadores –la precolaboración–, el desarrollo de la colaboración como proceso, la percepción y el grado de satisfacción en relación con la plasmación de los resultados de las actividades en colaboración a través de las publicaciones científicas, el tamaño habitual de los núcleos estables de colaboradores o la identificación de los problemas que la dificultan”.

 

Nueva metodología

Análisis de las prácticas de colaboración científica: una vía hacia la excelencia surge del cruce de los datos obtenidos a partir de 3.070 encuestas realizadas en el ámbito universitario valenciano, mostradas en tablas. Esta metodología, las encuestas en el ámbito de la colaboración científica, no se había empleado nunca antes en el estado español, y hace de la obra una referencia documental y el primer análisis en profundidad sobre el estado de la colaboración científica a nivel regional, y con la posibilidad de extrapolarse al nacional por sus similitudes.

“Nuestro estudio”, señalan Gregorio González Alcaide y Javier Gómez Ferri, “ha tomado como referencia al personal docente e investigador de las universidades valencianas, cinco de ellas públicas –Universitat de València, Universitat Politècnica de València, Universitat d’Alacant, Universidad Miguel Hernández de Elche y Universitat Jaume I– y dos privadas –Cardenal Herrera CEU y Católica de Valencia San Vicente Mártir–”.

Puntualizan que “tradicionalmente se ha medido el grado de colaboración científica entre autores de manera indirecta, a través del número de coautorías en las publicaciones científicas, lo cual [a diferencia de las encuestas] puede conducir a errores, puesto que estas aproximaciones no recogen todas las formas de colaboración que se llevan a cabo realmente, o bien por la existencia de las coautorías honoríficas o invitadas. Es decir, la inclusión de autores que no han colaborado o la exclusión de autores que sí han colaborado. Así, pues, no son todas las personas que están, ni están todas las personas que son”.

 

Trayectoria investigadora

Gregorio González Alcaide y Javier Gómez Ferri son miembros del grupo EDIFICA (Evaluación y Divulgación de la Ciencia, Fomento del Conocimiento de las Metodologías de Investigación y Comunicación Académica).

Gregorio González Alcaide, profesor contratado doctor en el Departamento de Historia de la Ciencia y Documentación de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universitat de València, ha publicado más de un centenar de artículos en revistas internacionales como Scientometrics, Plos One o Lancet, basados en el análisis cuantitativo de la investigación científica, cuestionarios y el análisis de redes sociales para estudiar la colaboración y otras facetas asociadas en las actividades de investigación, como la identificación de las estructuras intelectuales que fundamentan el conocimiento en diferentes disciplinas científicas, la evaluación de los investigadores, la ética en el proceso de publicación o la participación de la mujer en la ciencia.

Javier Gómez Ferri, profesor contratado doctor de Sociología en el Departamento de Sociología y Antropología Social de la Universitat de València, fue uno de los primeros en empezar a trabajar e introducir los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad en España, a finales de la década de 1980. Su investigación se ocupa de cuestiones de cultura científica, comprensión y percepción pública de la ciencia y la colaboración científica. Entre sus últimas publicaciones están, con Gregorio González y Víctor Agulló (coords.), La colaboración científica: una aproximación multidisciplinaria (Valencia, Nau llibres, 2013), y junto a José Manuel de Cózar Escalante, el monográfico Nanobiotecnología y Sociedad, en la Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad (abril 2012, vol.7, no.20).

La publicación de este libro ha sido financiada por la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana dentro de la convocatoria de ayudas para la realización de proyectos de I+D para grupos de investigación emergentes (GV/2015/049).