El día a día de una ciudad en guerra durante la Valencia republicana

  • 18 mayo de 2017
 
Presentación trilogía del libro València capital de la República.

ANNA BOLUDA. ¿Cómo se vive en una ciudad en guerra? ¿Cómo se vivió en Valencia mientras era capital de la República hace ochenta años? Eso es lo que quiere explicar el libro La vida quotidiana d’una ciutat de rereguarda, coordinado por dos investigadores de la Universitat de València y publicado por el ayuntamiento. «Es un libro hecho desde el mundo académico, con todo el rigor y la seriedad que eso conlleva, pero pensado para el gran público, para la divulgación», indica Sergio Valero, profesor ayudante doctor del Departamento de Educación Comparada e Historia de la Educación y uno de los editores del volumen. «Muchos encontrarán cosas que les han contado en casa, aspectos de los cuales han oído hablar en el ámbito privado y que ahora se abordan desde el ámbito académico, pero pensando en todo tipo de público».

Bombas, refugios y refugiados

Con una docena de capítulos, cada uno a cargo de un especialista en el tema concreto, el libro comienza con uno de los episodios más crudos: los bombardeos que sufrió la ciudad a partir de enero de 1937, enlazado directamente con un capítulo sobre los refugios antiaéreos que se crearon por toda la ciudad. También se explica la llegada de refugiados de otras ciudades del centro y el sur peninsulares, y cómo su presencia cambió la vida diaria de Valencia en aspectos como el abastecimiento de alimentos y la aparición del mercado negro. «Es un tema importante porque Valencia se convirtió en un lugar de acogida para refugiados de otras zonas de la España republicana, gente que huía de la represión y del avance del ejército franquista», explica Javier Navarro, profesor titular del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea y el otro editor de la obra.

 

Católicos en la clandestinidad

Las páginas centrales se dedican a la asistencia sanitaria y social, la represión política y un tema menos habitual en las publicaciones sobre este tiempo: la vida cotidiana de los católicos que vivían en el bando republicano. «Hemos intentado no dar una sola visión, sino mostrar cómo vivía toda la gente en Valencia independientemente de su ideología, y evidentemente eso incluye la represión sobre los que no eran afines políticamente, que en ese momento ya no era tan fuerte como al principio de la guerra pero seguía existiendo», indica Javier Navarro.

«Uno de los rasgos fundamentales del inicio del conflicto fue el estallido anticlerical, y por eso es especialmente interesante mostrar cómo vivían su fe los católicos de la retaguardia, sobre todo si tenemos en cuenta que el cuarenta por ciento de la población de Valencia ciudad había votado a la derecha católica antes de la guerra», dice Sergio Valero. «En esos momentos la religión no se podía practicar de forma abierta. Aun así, la Repúbica aprobó a mediados de 1937 un decreto de libertad de culto privado. Es decir, las iglesias no estaban abiertas pero se podía practicar el culto en privado. Había una Valencia católica clandestina», añade Javier Navarro. «Eso desmonta también algunos mitos sobre el gobierno de la República respecto a la religión: se pasa de un estallido anticlerical desde abajo, desde les bases, a una cierta protección y a un permiso de la práctica religiosa desde arriba, desde el gobierno», aclara Valero.

Intensa agenda de ocio y cultural

Probablemente, lo más sorprendente de esta obra son los tres capítulos finales, dedicados al ocio en una ciudad en guerra: el teatro, el cine y otros tipos de diversiones como los cabarets, las salas de baile e incluso la prostitución. «Evidentemente, hoy en día no hablaríamos de este tema como una diversión, pero es un aspecto importante en un conflicto bélico, ya que en los años treinta se considera parte del ocio de la sociedad militar masculina y por eso lo hemos incluido», apunta Sergio Valero.

«Lo más interesante es comprobar que el ocio se incrementó en la Valencia Bélica porque había demanda. Por una parte, porque había más gente en la ciudad: funcionarios del Estado, diplomáticos, periodistas... Pero también porque en una situación de guerra aumenta la necesidad de evasión. Y por eso hubo más teatro, más cine y también más ocio nocturno», indica Javier Navarro.

 

Imágenes de ahora y antes

El libro incluye un cuadernillo de fotografías de los diversos aspectos de la vida cotidiana en la Valencia capital de la República, y también imágenes actuales que hacen referencia al pasado. «Por ejemplo, hemos incluido imágenes actuales de la calle de Samaniego, en el barrio del Carmen, donde había una parroquia clandestina durante la guerra civil. También ubicamos espacios de la ciudad donde hoy hay construcciones modernas y que durante el periodo de la capitalidad era donde aparecían los represaliados asesinados», ilustra Sergio Valero.

 

Una colección en tres volúmenes

Esta obra es la segunda de una colección de tres volúmenes que repasan diversos aspectos del año en que Valencia fue capital de la República, entre noviembre de 1936 y octubre de 1937, coincidiendo con la conmemoración llevada a cabo por el Ayuntamiento de Valencia durante el octogésimo aniversario de aquella fecha.

El primer volumen se dedicó a cuestiones políticas, económicas y de tipo más general. Después de este segundo, centrado en la vida cotidiana, el tercero se presentará en otoño y versará sobre el mundo de la cultura y la educación en aquella época.

La vida quotidiana d”una ciutat de rereguarda se puede encontrar en las librerías y en breve estará también disponible en las diversas bibliotecas públicas de la ciudad de Valencia y en las de la Universitat.