Un estudio relaciona la exclusión social y la pobreza familiar con peor salud mental en la infancia

La Unitat Mixta de Investigación en Epidemiología, Ambiente y Salud FISABIO-Universitat Jaume I-Universitat de València, que cuenta con miembros del CIBEResp, ha desarrollado, en el marco del estudio INMA (INfancia y Medio Ambiente), una investigación que evalúa las consecuencias del riesgo de pobreza y/o exclusión social en la salud mental infantil.

21 de octubre de 2021

(De izquierda a derecha). Mario Murcia, Marisa Estarlich, Llúcia González, Marisa Rebagliato y Sandra Simó.
(De izquierda a derecha). Mario Murcia, Marisa Estarlich, Llúcia González, Marisa Rebagliato y Sandra Simó.

El trabajo, publicado en la revista European Child & Adolescent Psychiatry, analiza el papel del entorno familiar y social más cercano que rodea a 395 y 382 niños y niñas entre 7 y 11 años en dos áreas con niveles de riqueza y políticas de inversión muy diferentes de Guipúzcoa y València, respectivamente. Según la investigación, un mayor riesgo de pobreza y exclusión social se relaciona directamente con un aumento de problemas de salud mental en la infancia. De forma indirecta, este problema también se relaciona con el contexto físico y social, el estrés familiar y el perfil parental.

A nivel institucional, la Comisión Europea define la pobreza como el estado en el que hay una insuficiencia de recursos para vivir con dignidad. Por su parte, la exclusión social engloba a las personas a las que no se les permite participar en la sociedad a causa de sus características. Para medir estos dos parámetros, el análisis ha contado con el indicador AROPE (At Risk of Poverty or Social Exclusion), utilizado desde 2010 por la Unión Europea.

Al relacionar AROPE con la salud mental y el contexto familiar de los niños y niñas objeto de estudio, los resultados mostraron que el riesgo de pobreza y exclusión social se relaciona con más problemas de salud mental tanto de tipo 2 internalizante (ansiedad, depresión o problemas somáticos) como externalizante (problemas de conducta o agresividad).

La relación entre el nivel de pobreza y exclusión social familiar, y los problemas internalizantes y externalizantes se mostró determinada por el nivel de estrés parental. También estaba afectada por el perfil parental, que incluye conceptos como la percepción que tienen las madres y padres de su rol en la crianza de su hijo/a o los conocimientos que tienen sobre el desarrollo evolutivo.

Llúcia González, investigadora del área de Ambiente y Salud de la Fundación Fisabio explica que “conocer la extensión y magnitud de problemas como el riesgo de pobreza y/o exclusión social, el eje de transmisión de estas desigualdades o los mecanismos compensatorios que puede proporcionar el entorno familiar, podrían contribuir a mejorar los síntomas de problemas internalizantes y externalizantes”.

En este sentido, la investigación apunta que los sistemas sociales próximos a los niños y niñas –como la familia, la escuela u otras redes sociales– pueden contribuir al desarrollo de mecanismos de protección que compensen el efecto de las condiciones estructurales desfavorables en la infancia.

Por parte de la Unitat Mixta de Investigación en Epidemiología, Ambiente y Salud FISABIO-Universitat Jaume I-Universitat de València, además de Llúcia González, firman el artículo Marisa Estarlich (Departamento de Enfermería y Podología), Mario Murcia y Marisa Rebagliato. También ha participado Sandra Simó (Departamento de Psicología Básica).

Artículo:

Llúcia González et al. «Poverty, social exclusion, and mental health: the role of the family context in children aged 7–11 years INMA mother‑and‑child cohort Study». European Child & Adolescent Psychiatry. DOI: https://doi.org/10.1007/s00787-021-01848-w

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