Una investigación demuestra que inactivar una región del cerebro disminuye la agresividad de las hembras lactantes de ratón

  • Unidad de Cultura Científica y de la Innovación
  • 21 septiembre de 2022
 
(De izquierda a derecha) Enrique Lanuza, Carmen Agustin y Maria Abellán.
(De izquierda a derecha) Enrique Lanuza, Carmen Agustin y Maria Abellán.

Un equipo de investigación de las universidades de València y Jaume I de Castellón ha logrado demostrar que si se inactiva en ratones la amígdala medial –una parte del cerebro que detecta las feromonas y participa en el comportamiento social–, las hembras lactantes no son más agresivas la segunda vez que deben enfrentarse a un macho, como sí ocurre en hembras no manipuladas. La técnica utilizada, llamada quimiogenética, permite inactivar de forma reversible regiones cerebrales específicas.

Esta investigación es un paso más para comprender los circuitos cerebrales que controlan las respuestas agresivas, especialmente aquellas incrementadas y que pueden darse en otros comportamientos violentos. El trabajo se ha publicado en la revista Communications Biology, del grupo Nature.

El comportamiento de agresión maternal es un comportamiento que presentan muchas madres mamíferas para defender a sus crías en los primeros días de vida, no sólo de predadores sino de machos de la propia especie, que pueden ser infanticidas. En este estudio, como explica Carmen Agustín, investigadora del Departamento de Biología Celular, Biología Funcional y Antropología Física de la Universidad de Valencia, “se ha demostrado que las madres ratonas se vuelven más y más agresivas contra machos extraños cuando se ponen en las jaulas en días consecutivos, y los atacan durante más tiempo a medida que tienen más experiencia, lo que en inglés se llama escalated aggression”.

En un trabajo previo, este equipo ya demostró que la agresión maternal contra machos depende de que las hembras detecten una feromona masculina que se encuentra en la orina de los machos adultos, llamada darcina. Las feromonas son sustancias químicas que los animales generan y esparcen en el ambiente, lo que induce determinados comportamientos o reacciones fisiológicas en otros individuos de la misma especie. Entre otros, pueden provocar comportamientos como la atracción, el asco o la agresión.

El equipo investigador explica que en trabajos previos ya habían demostrado que hembras vírgenes que acompañan a las madres y sus crías ayudan a las madres a cuidarlas. Es decir, presentan comportamiento maternal, pero no desarrollan agresión, ni siquiera, como muestran en el trabajo recientemente publicado, con la repetida experiencia con machos. Por tanto, mientras que el cuidado maternal se puede desarrollar sólo por contacto con las crías, la agresión maternal necesitaría los cambios hormonales del embarazo y la lactancia”.

En la investigación han participado también la investigadora María Abellán como primera firmante del trabajo y el catedrático Enrique Lanuza, del Departamento de Biología Celular; y Fernando Martínez García, investigador de la Unidad Mixta de Investigación de Neuroanatomía Funcional de la Unidad Predepartamental de Medicina de la Universidad Jaume I de Castellón.

Esta investigación fue presentada en Naukas Bilbao, uno de los eventos de divulgación científica más masivos del Estado español.

 

Artículo: Abellán-Álvaro, M., Martínez-García, F., Lanuza, E. et al. «Inhibition of the medial amygdala disrupts escalated aggression in lactating female mice after repeated exposure to male intruders». CommunBiol 5, 980 (2022). https://doi.org/10.1038/s42003-022-03928-2

 

Pie de foto:

Fotomicrografía de la amígdala medial, estructura cerebral implicada en el incremento de la agresividad en hembras lactantes.

Imágenes: