La Nau acoge en su Claustro una instalación artística basada en las bañeras del antiguo hospital psiquiátrico de Bétera

  • Vicerectorado de Cultura y Sociedad
  • 12 julio de 2022
 
‘Stultifera Navis. Restes del naufragi’, en La Nau.
‘Stultifera Navis. Restes del naufragi’, en La Nau.

Una instalación artística basada en las bañeras del último Hospital Psiquiátrico de València ocuparán el Claustro del Centre Cultural La Nau en la instalación ‘Stultifera Navis. Restos del naufragio’ que se enmarca dentro del ambicioso proyecto expositivo ‘La nave de los locos, una odisea de la sinrazón’, organizado y producido por la Universitat de València, a través del Vicerrectorado de Cultura y Sociedad. La propuesta se inauguró el lunes día 11 de julio, en las 20 horas, en el Claustro de la Nau, y contó con una performance a cargo del Grup de Dansa de la Universitat dirigido por el coreógrafo Toni Aparisi.

A continuación, a las 22 horas, ‘Nits de Cinema’ inauguró en el Claustre el cicle ‘Al·lu(cine): Entre la raó i la desraó’, que se enmarca en la exposición ‘La Nave de los locos’, y que permitió ver cómo ha estado reflejada la salud mental a lo largo de la historia del cine. Toda la programación en http://www.uv.es/cultura.

La instalación, realizada por Patricia Gómez y María Jesús González, se compone de una serie de piezas escultóricas –un total de 13-, realizadas a partir de uno de los elementos que se repite y tiene una presencia muy significativa en toda institución psiquiátrica: las bañeras. Las obras, que forman parte de un trabajo más amplio y dedicado a explorar la memoria del último Hospital Psiquiátrico de València, indagan en la particular historia del antiguo Hospital Padre Jofré de Bétera para reflexionar en torno a la figura del manicomio como espejo de la sociedad. Todo el material que completan la instalación –los hierros de la estructura, por ejemplo- es reciclado y proviene del psiquiátrico de Bétera.

‘Stultifera navis’ se materializa en 13 moldes de escayola realizados a partir del volumen negativo de los vacíos ovalados de 13 bañeras, con su pátina de suciedad y tiempo. Utilizando cada bañera como matriz, y la escayola como medio de impresión por contacto directo, los volúmenes positivos de los vacíos de las bañeras registran la estratificación de los sedimentos depositados por el tiempo que ha transcurrido desde el momento del naufragio hasta ahora.

Además, las artistas complementan con esta instalación artística el proyecto ‘Espejos del mundo’, que puede visitarse en la Sala Oberta del edificio también hasta el 23 de octubre. La instalación se compone de 113 espejos originales del centro de Bétera mediante los que se cuestiona la concepción histórica y social de la locura como condición simétricamente opuesta a la razón.

El título de la instalación hace referencia a la figura simbólica de ‘la nave de los locos’. Surgido en el Renacimiento, este concepto alude a la existencia errante de los locos o necios que eran embarcados en estos barcos para ser expulsados de las ciudades. En un plan simbólico, el navío puede significar el peregrinaje de la locura en busca de la razón y su purificación, a través del agua por la que navegan. En este sentido, las bañeras cumplieron una función terapéutica y normativa importante en el pasado, pero, a la vez, como todo rastro, cumplen una función testimonial en el presente con un gran potencial simbólico. Por un lado, su vacío recuerda y señala los cuerpos ausentes, y por otro, funciona como símbolo de este naufragio social que representa el fracaso del sistema manicomial y la sociedad que lo creó.  

La instalación ocupará el Claustro del Centro Cultural La Nave hasta el 23 de octubre, cuando también finalizan los otros proyectos expositivos que alcanza ‘La Nave de los locos. Una odisea de la sinrazón’, una muestra que invita a la reflexión sobre la relación de la sociedad con la locura desde hace más de seis siglos con València como eje central.

‘La Nave de los locos’, comisariada por Cándido Polo i Ana Hernández, se sirve de la ‘Stultifera Navis’ de Sebastian Brant –una de las principales obras del humanismo renacentista–, como argumento literario del rechazo y la segregación social de la locura. Siguiendo esta metáfora de la embarcación errante y sin rumbo, se analiza la singular relación de la ciudad de València con sus alienados a lo largo de seiscientos años, desde su contribución pionera para un trato más humanitario en el Occidente cristiano.

La exposición recoge documentación histórica y científica valiosa, conservada celosamente siglo detrás siglo desde 1409. Por último, el Palau de Cerveró de la Universitat de València acoge la sección La piedra de la locura. Una historia de la terapéutica psiquiátrica, una muestra comisariada por Enric Novella y Javier Balaguer. La exposición muestra la evolución de la concepción de la locura a nivel terapéutico, desde sus primeros remedios como las sangrías y tratamientos de origen vegetal hasta la aparición de la psiquiatría como especialidad médica.