Ana Juan-García: “La COVID-19 nos ha mostrado tanto las debilidades como las necesidades que tenemos en el ámbito científico”

  • Unidad de Cultura Científica y de la Innovación
  • 11 febrero de 2021
 
Ana Juan-García, profesora titular de Toxicología y doctora en Farmacia por la Universitat de València.
Ana Juan-García, profesora titular de Toxicología y doctora en Farmacia por la Universitat de València.

Ana Juan-García, profesora titular de Toxicología y doctora en Farmacia por la Universitat de València, pertene al Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, Ciencias de la Alimentación, Toxicología y Medicina Legal. Actualmente, con su equipo de la Universidad (Grupo de Investigación en Contaminantes de Alimentos, COAL), trabajan en el estudio de micotoxinas en los alimentos, en la evaluación del riesgo que éstas conllevan para la salud y el desarrollo de estrategias para minimizar sus efectos. Además, participan en varios proyectos de relevancia a nivel europeo. Esta experta y su compañera María José Ruiz han sido entrevistadas con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero).

 

¿Cuáles son las líneas de investigación actuales que estáis siguiendo?

(Responden Ana Juan y María José Ruiz.) Somos un grupo de investigación liderado por la Profesora María José Ruiz, del área de Toxicología del Departamento de Medicina Preventiva. La actividad investigadora del grupo está relacionada con la evaluación de riesgos toxicológicos en el ámbito de la seguridad alimentaria. Destacan como principales líneas de investigación la evaluación de riesgos por exposición a micotoxinas, residuos de plaguicidas y medicamentos, donde se abordan aspectos analiticotoxicológicos, de bioaccesibilidad y biodisponibilidad, mecanismos de acción y de interacción utilizando métodos in vitro, in silico e in vivo, y procedimientos para disminuir su presencia en alimentos. Las personas que integran el grupo hemos participado en más de 15 proyectos de investigación nacionales e internacionales, dirigido más de 22 tesis doctorales y con más de 250 publicaciones científicas.

 

Tenéis una línea dedicada exclusivamente al análisis de micotoxinas en cereales ¿por qué habéis elegido este alimento?

Las micotoxinas se pueden encontrar en piensos y alimentos sobre todo a base de grano, que provienen de los procesos de metabolización de hongos que, bajo unas condiciones ideales de humedad, temperatura y presencia de sustratos idóneos, los pueden producir. Hay un análisis más amplio de la presencia de micotoxinas en cereales por ser estos la base de la dieta en todo el mundo y ser un candidato idóneo de crecimiento de hongos micotoxigénicos. La recolección y el almacenamiento de los cereales son determinantes si no se hacen siguiendo unas buenas prácticas de manipulación y manufactura agrícola. Hecho mucho más delicado si estos cereales pasan a la cadena alimentaria y se destina su consumo a niños de corta edad que son más sensibles.

 

Grupo de Investigación en Contaminantes de Alimentos, COAL.

 

¿Cuáles son las micotoxinas que más habéis estudiado y qué riesgo pueden conllevar para la población?

Estudiamos tanto micotoxinas legisladas y que son más conocidas, como ocratoxina A, aflatoxinas, fumonisinas, o zearalenona; como aquellas no legisladas, concretamente el grupo de las enniatinas. Lo que hemos observado es que, a pesar de estar legisladas y establecerse controles, encontramos una incidencia importante en muestras de países más desfavorecidos o con menos recursos, lo que pone de relevancia la importancia de los controles oficiales por parte de las instituciones, así como el compromiso de la empresa alimentaria con las materias primas importadas. La presencia de micotoxinas en la cadena alimentaria puede afectar al estado de salud de forma general, pero preocupan más aquellas carcinogénicas (Grupo 1) o posiblemente carcinogénicas (Grupo 2B) clasificadas según la IARC (Agencia Internacional sobre Investigaciones en el Cáncer), como lo son la aflatoxina B1 (Grupo 1) o la ocratoxina A (Grupo 2B). Hay que tener en cuenta que la copresencia de varias de ellas en un mismo alimento o a través de la dieta, en diferentes alimentos, a pesar de estar bajo los niveles permitidos, puede tener efectos de potencialidad tóxica y que hay que evaluar con profundidad y estimar su riesgo.

 

¿Puedes explicar alguno de los métodos utilizados por el equipo para analizar el riesgo de las micotoxinas? ¿Qué aplicación tienen?

En nuestro grupo trabajamos principalmente con metodología in vitro; aunque también in silico e in vivo, así como con técnicas analíticas de determinación. La metodología in vitro es la que más usamos para estudios de toxicidad. Los ensayos in vitro nos dan un gran abanico de posibilidades para conocer los mecanismos de acción por los que se generan efectos tóxicos que luego se pueden extrapolar a humanos; en nuestro grupo utilizamos diferentes líneas celulares: neuronales, hepáticas, intestinales... La metodología in silico nos permite hacer una predicción del posible efecto tóxico que puede esperarse de las micotoxinas y de sus productos de degradación; se basa en la utilización de programas informáticos que proporcionan predicción de acuerdo a parámetros tan químicos.

 

 

¿Tenéis algún nuevo proyecto a la vista para los próximos años?

Somos un grupo que concursamos en diferentes convocatorias (autonómicas, nacionales, e internacionales) a partir de las cuales conseguir financiación y poder llevar adelante los proyectos científicos. El proyecto más reciente se centra en la exposición combinada a micotoxinas y plaguicidas; evaluación del riesgo y estrategias de mitigación. Nos centramos alrededor de las micotoxinas y con el objetivo de dar más conocimiento a la comunidad científica y las autoridades para que luego sean ellas las que tomen las decisiones pertinentes referidas a la legislación para proporcionar seguridad a los consumidores.

 

“Nos centramos alrededor de las micotoxinas y con el objetivo de dar más conocimiento a la comunidad científica y las autoridades”

 

¿Cómo pensáis que ha ayudado la divulgación científica a la población?

La divulgación científica más tradicional ha sido la de publicaciones en revistas científicas con diferentes índices de impacto. El problema es que esta información no llega a toda la población. Si bien, hoy en día ya hay una gran variedad de medios y canales de comunicación que nos permiten difundir y dar a conocer la investigación que se hace; desde grupos con menos recursos o pequeños, hasta otros más grandes o con prestigio reconocido.

Hoy en día nos podemos conectar a una charla de un científico, suscribirnos a él o seguir diarios-newsletter del centro de investigación, universidades, institutos de todo el mundo... y desde la vertiente que suscite más interés individualmente; podemos incluso, y casi de forma directa, recibir o seguir los pasos que un grupo de investigación consigue esa semana o ese mismo día,... son bien conocidas redes y aplicaciones informáticas instantáneas que nos ayudan a tener acceso a la ciencia y que contribuyen a la divulgación de la misma. Existen también programas de divulgación científica que tratan de implicar a la sociedad saliendo a la calle, celebrando el Día de la Ciencia, la Noche Europea de las Investigadoras, el Día de la Diabetes, el Día de la Nutrición, el Día del Medio Ambiente…, esto también ayuda y contribuye a divulgar la ciencia ya que directa o indirectamente hay una huella científica que se plasma y que acerca a la población a conocerla. Es cierto que está muy condicionado por el interés individual y propio de cada uno, como o cuánta de esta divulgación y estos programas llegan a la población.

Este gran abanico de opciones y posibilidades hace que también encontramos información que, bajo la apariencia de divulgación científica tienen más bien fines publicitarios o generan corrientes que a veces pueden ser negativas. Por eso es importante conocer la fuente, su origen y la intención de esta divulgación que se está haciendo, que sea una información contrastada y de calidad, ya que es la que nos aportará conocimiento y avance a la sociedad.

 

“Es importante conocer la fuente, su origen y la intención de esta divulgación que se está haciendo, que sea una información contrastada y de calidad”

 

A pesar del trabajo de informar sobre ciencia o divulgar, ¿crees que todavía queda mucho camino por recorrer?

Claro que sí. Es importante dar a conocer desde dentro cómo se avanza en la investigación científica, qué hace falta para llevarla adelante, con qué se debe contar... y sobre todo tener claro que nada será inmediato y que por lo tanto la inversión debe ser con vistas a un futuro a largo plazo.

Actualmente, hay muy buena preparación en nuestras universidades y se invierten muchos esfuerzos en preparar estudiantes competentes. Y es cierto que con los acontecimientos actuales de la pandemia por la COVID-19 nos ha mostrado tanto las debilidades como las necesidades que tenemos en el ámbito científico, un tejido muy apartado dentro de la sociedad. Debemos tener presente que las generaciones futuras están educándose y formándose actualmente, y son ellas las que deben enriquecerse primero de la mano de la ciencia. El interés por la ciencia nace tanto de la capacidad de comprensión de la población como de la capacidad de divulgación de los científicos.

 

¿Hacia dónde creéis que deberían ir las formas de divulgación?

Se ha avanzado mucho en las formas de divulgación científica. Si bien, tiene un papel importante la curiosidad y el interés individual que la persona tenga. El acceso a la información científica disponible y más abierta que nunca con todas las aplicaciones informáticas que tenemos en nuestros móviles, tabletas... y que consciente o inconscientemente consultamos.

Es verdad que atraer a la población para la investigación científica es una tarea difícil, sobre todo para los grupos de población con menos interés, más desfavorecidos o que la sienten lejana. Pero es cierto que, en este último año y debido a la situación de pandemia por la COVID-19, a nadie ha dejado indiferente cómo se avanza en ciencia. Nunca antes la población y los medios de comunicación habían estado tan pendientes de lo importante que es el trabajo que se hace en la investigación y, más aún, lo importante que es invertir en ciencia.

 

 

“La Facultad de Farmacia ha contado siempre con un número importante de mujeres universitarias”

¿Qué querías ser de mayor?

Desde muy pequeña recuerdo querer ser docente y enseñar. Me veía reflejada en todo y todos aquellos que hacían tareas de enseñanza. Las maestras en las etapas escolares me enseñaron la importancia del saber, no sólo para aprender, sino por el hecho de poder entender y razonar muchos otros conocimientos. Dedicarme a la vertiente científica llegó más tarde en la Facultad con los estudios de Farmacia en la Universitat de València.

 

¿Cuáles eran tus ídolos de pequeña? ¿Había más figuras mujeres u hombres?

Sorprendentemente más mujeres. He sentido admiración por todas las mujeres que eran pioneras y valientes, y han hecho camino para que muchas de nosotras podamos llegar donde estamos ahora, con derechos e igualdades que han costado mucho alcanzar y de sacar adelante. Si bien aún quedan otras por llegar. Mi entorno ha estado muy marcado por mujeres y de muchas de ellas he sentido admiración por la habilidad que les hacía destacar.

 

 

¿Qué te aporta tu trabajo como persona?

Las tareas de mi trabajo tienen parte docente y parte investigadora. Por lo tanto, por un lado, la docencia me aporta alegría y satisfacción, al ver cómo los estudiantes van formándose y el feed-back positivo que te hacen llegar. Y en cuanto a la ciencia y la investigación, curiosidad, ganas de seguir aprendiendo día a día, responder inquietudes, y aportar lo que esté a mi alcance desde la Universidad al alumnado y la sociedad. A pesar de los obstáculos es un trabajo muy enriquecedor y estimulante.

 

“He sentido admiración por todas las mujeres que eran pioneras y valientes, y han hecho camino para que muchas de nosotros podamos llegar donde estamos ahora”

 

En el vuestro grupo, la mayoría sois mujeres. ¿Este hecho ha surgido así de forma espontánea o era un objetivo?

Creo que ha sido de forma espontánea. La Facultad de Farmacia ha contado siempre con un número importante de mujeres universitarias. Somos un grupo muy acogedor y colaboramos con muchos grupos de investigación. La cuestión de género no ha sido determinante para nuestro desarrollo.

 

¿Cuál ha sido tu mayor logro/objetivo completado?

Si he de decir uno, sería el más reciente. Meses antes de que llegara la pandemia por la COVID-19, pude llevar a cabo un parte del estudio neuronal de las micotoxinas utilizando como modelo biológico el pez cebra (Danio rerio). Fue en la Universidad de Harvard y mediante la utilización de técnicas de análisis que se están desarrollando con este fin. Esta experiencia me permitió adentrarme en una de las universidades referentes en ciencia y que trabaja estrechamente con grandes industrias farmacéuticas y otras no tan grandes, como Moderna, ya hoy conocida por todos.

 

¿Cómo ha sido el mayor reto al que te has enfrentado a lo largo de tu formación o carrera profesional?

Ha sido con mucha dedicación y constancia, con el reto de no perder de vista la ilusión y que lo que estoy haciendo tiene en todo momento un aliciente personal y profesional.

 

“Hay mucho por aportar en ciencia y no cansarse de explorar ni de aprender”

 

Si pudieras dar un consejo a científicas jóvenes que están finalizando la carrera o a las que comenzarán carreras similares, ¿cuál sería?

Que la formación en ciencia nos capacita para mucho, tanto en el diseño como en la toma de decisiones. Que hay mucho para aportar en ciencia y no cansarse de explorar ni de aprender. Que indagar en todo lo que le crea curiosidad le hará el camino más fácil y llegar a lo que se haya propuesto. Que hay que ser observadora, constante y realizar varios intentos para hacer un análisis crítico de los resultados que se obtengan.

 

Vídeo sobre la actividad investigadora de Ana Juan-García

https://www.youtube.com/watch?v=iiE0t8HDieM