Carlos Hermenegildo: «Me preocupa la facilidad con la que la sociedad se cree cosas absurdas»

  • Mètode
  • 23 marzo de 2021
 
Carlos Hermenegildo Vicerrector de Investigación de la Universitat de València
Carlos Hermenegildo, Vicerrector de Investigación de la Universitat de València. / Foto: Miguel Lorenzo

Entrevista a Carlos Hermenegildo, Vicerrector de Investigación de la Universitat de València, incluida en el número 108 de la revista Mètode.

La pandemia del coronavirus cogió por sorpresa a toda la sociedad a principios de 2020. Para las universidades supuso de golpe un cambio total en la organización de la docencia y en la investigación para el que nadie estaba preparado. Cuando está a punto de cumplirse el año de la declaración del estado de alarma y del inicio del confinamiento domiciliario que se alargó hasta junio, conversamos con Carlos Hermenegildo (Huesca, 1966), vicerrector de investigación de la Universitat de València y catedrático de Fisiología, para que nos explique cómo se ha gestionado la crisis sanitaria desde el ámbito universitario, pero también para que nos ofrezca su punto de vista como especialista en salud sobre todo lo que ha traído consigo la pandemia.

El segundo cuatrimestre del curso 2018-2019 había comenzado con normalidad unas cuando, de repente, tuvo que pasar a impartirse totalmente de forma on-line. Los laboratorios y los centros de investigación de la universidad se vieron obligados a cerrar sus puertas hasta el verano, a excepción de aquellos relacionados directamente con la investigación en coronavirus. Toda la comunidad universitaria realizó un enorme esfuerzo de adaptación para poder seguir llevando a cabo las actividades universitarias de la manera más eficaz posible. Un año después, con un nuevo estado de alarma, y a la espera de la llegada de la vacuna a toda la población, la situación todavía está lejos de ser la de un curso universitario habitual.

De todos estos meses, el profesor Carlos Hermenegildo destaca el compromiso que la comunidad universitaria ha demostrado con la sociedad, y lamenta la visión negativa que se ha ofrecido en ocasiones del alumnado universitario. «La universidad ha sido un lugar seguro, y la inmensa mayoría del alumnado se ha comportado de forma ejemplar, igual que la mayor parte de la sociedad», subraya el catedrático.

¿Qué retos ha supuesto la pandemia desde el punto de vista de la gestión universitaria?

En marzo, la prioridad fue salvar la docencia. Pasar de una modalidad presencial a tener que utilizar unas tecnologías que no estaban ni siquiera puestas a punto implicó mucho esfuerzo por nuestra parte, pero sobre todo por parte del profesorado y el alumnado. En aquel momento, cuando nos encontrábamos en el confinamiento más estricto, se paralizó totalmente la investigación, algo con lo que personalmente no estuve de acuerdo. Conseguimos mantener abiertos unos cuantos centros y laboratorios que investigaban sobre COVID, pero nos costó mucho. Recibimos muchas críticas por parte de los investigadores, y creo que de una manera justificada. No era lo mismo un investigador en ciencias sociales o en humanidades, al que se le podía facilitar el acceso a bases de datos o redes para poder seguir trabajando, que aquellos que tenían que seguir con sus experimentos en el laboratorio y no pudieron hacerlo. Ahí es donde encontramos más dificultades desde el principio, porque legalmente no estaba permitido dentro del estado de alarma.

¿Cómo es la nueva normalidad en la universidad?

Desde el verano, desde el punto de vista de gestión de la investigación ha sido un poco más sencillo. Los laboratorios están abiertos, con restricciones de aforo y algunas dificultades producidas por la pandemia, pero se ha podido mantener la investigación. Incluso ahora, cuando se habla de disminuir la presencialidad, todo el mundo entiende que los laboratorios y la investigación no deben cerrar. Los que consideramos que la investigación es una actividad esencial estamos más tranquilos en ese sentido. Pero luego la parte de gestión administrativa y de la docencia continúa siendo complicada. Por muy bien que lleguemos a realizar el teletrabajo, no es lo mismo poder hacer tus gestiones desde tu puesto de trabajo e interaccionando de manera normal con el resto de compañeros y servicios, que trabajar desde casa y depender de otras vías. Además, la pandemia afecta a todo el mundo y, por ejemplo, este año teníamos diversas infraestructuras científicas en construcción o pendientes de dotar con instrumentos, y muchos suministros no pueden llegar, con lo cual todo se enlentece y estamos teniendo dificultades para cumplir con objetivos de realización de proyectos, a pesar de la ampliación de los plazos en investigación. Todo esto está desesperando a los investigadores y también a nosotros.

¿Qué impacto tendrá a medio y largo plazo en los resultados de la investigación?

Hemos observado en la Universitat y en otros centros asociados que probablemente en la memoria de investigación de 2020 no se va a notar tanto, porque ha habido muchos investigadores que han publicado todo lo que tenían pendiente y por tanto la producción científica no se verá demasiado mermada. Pero está claro que en los próximos años se notará. Los laboratorios han estado cerrados durante meses, y desde el verano no estamos trabajando a un rendimiento normal, por todas las restricciones y dificultades asociadas. Ahora bien, una de las cosas de las que más orgullosos estamos como institución, y es una sensación compartida con todas las universidades y centros de investigación, es de la respuesta que hemos dado a la pandemia. En la Universitat de València ha habido más de 60 proyectos de investigación, solos o en colaboración con otras instituciones sanitarias, con el CSIC u otras universidades, que se han puesto en marcha para diseñar protocolos de actuación, aparatos, mascarillas, kits de diagnóstico. Ha habido un esfuerzo muy generoso por parte del personal de investigación, más allá de sus horarios y de las limitaciones de la propia Universitat. Los grupos de investigación y los centros han entendido que era un momento de mucho estrés y de mucha necesidad, y los investigadores y trabajadores de la universidad han respondido mucho más allá de lo que se les podía exigir.

Lee la entrevista completa en la web de Mètode

Anna Mateu, cap de redacció de la revista Mètode.

Martí Domínguez, director de la revista Mètode.

Entrevista publicada en el número 108 Ciencia ciudadana de la revista Mètode.