Carlos Romá Mateo: «Trabajar con enfermedades raras te da una perspectiva de la biomedicina muy social»

  • Mètode
  • 1 marzo de 2021
 
Carlos Romá Mateo Bioquímic i investigador en malalties rares
El bioquímico e investigador en enfermedades raras, Carlos Romá Mateo.

Carlos Romá Mateo es bioquímico y doctor en biología molecular y genética. Investigador en el Laboratorio de fisiopatología de las enfermedades raras (CIBERer-UV-INCLIVA), ttambién es profesor de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universitat de València donde da clases, entre otras, de una asignatura específica sobre enfermedades minoritarias. És autor de diversos libros como La epigenética (Catarata, 2016), ¿Qué sabemos de la epigenética? (CSIC, 2016) y de otro volumen, escrito junto al investigador Raúl Delgado Morales: La epigenética. Cómo el entorno modifica nuestros genes (RBA, 2016). Activo divulgador, colabora de manera habitual con la revista Principia, sí como con otros medios de comunicación y eventos de ciencia. Desde hace años investiga la enfermedad de Lafora, un tipo de epilepsia hereditaria, progresiva y grave.

Las enfermedades raras, también conocidas como minoritarias o  poco frecuentes son aquellas que afectan a menos de una persona de cada dos mil. La Organización Mundial de la Salud calcula que entre un 6% y un 8% de la población europea está afectada por una enfermedad rara. En España hay alrededor de tres millones de personas con enfermedades raras.

El cálculo de las personas afectadas con enfermedades raras es una estimación porque no hay un registro unificado ¿no?
Se tiende a unificar. Hay registros sanitarios por grupos de enfermedades concretas. Las redes europeas de referencia intentan también paliar esto de forma que si los hospitales y centros de referencia están en red sea más sencillo para un sanitario conocer qué información hay, qué tratamientos existen, etc. Es una idea fundamental pero hay que dotarla de recursos suficientes. También iniciativas como Orphanet, Eurordis o Feder han ayudado mucho a unificar toda la información existente.

Usted es especialista en epigenética. ¿Qué papel tiene esta en las enfermedades raras?
La epigenética no es más que un nivel de regulación, una etapa más de complejidad y de cómo se organiza la información genética. Lo que ocurre es que es un nivel de regulación muy importante porque puede ser duradero, encargarse de activar o desactivar programas genéticos enteros en una misma célula y en todas sus descendientes celulares, pero además es un nivel de regulación que también es reversible; es decir, esto puede revertirse por cambios ambientales y por factores externos al propio organismo y a las células, lo que aporta un gran dinamismo a la información genética. A nivel biomédico tiene una gran relevancia porque eso explica mucho la variabilidad que hay entre las personas así como la poca correspondencia que hay a veces entre los errores a nivel de los genes y la enfermedad. Cuando se secuenció el genoma todo el mundo se emocionó porque se pensaba que si leíamos «el libro de las células» sabríamos detectar las «erratas» y corregirlas. Y ahora nos encontramos con muchísimos tipos de enfermedades que no tienen un reflejo muy claro en la genética porque quizás lo que está alterado es esta regulación epigenética o teniendo una mutación tu organismo sobrevive muy bien porque tu epigenoma lo compensa de otras maneras. Y en enfermedades raras hay mucha variabilidad genética sobre todo porque hay pocos individuos de cada enfermedad. La epigenética puede ayudar a revelar el porqué de estas diferencias aunque todavía es algo en lo que estamos trabajando.

Este reducido número de pacientes, ¿cómo afecta en la investigación? ¿Cómo se adaptan los ensayos clínicos a una muestra tan limitada?
Hoy en día, gracias a las asociaciones de pacientes que son fundamentales, las redes sociales, etc. hay más visibilidad y cada vez se consigue tener una muestra más grande. Sin embargo, el problema sigue estando. Aun así hay técnicas estadísticas dirigidas a intentar buscar aquello que es significativo en un número de muestras reducido. Se hacen estudios por bloques y el mismo grupo de pacientes, por ejemplo, puede servir a la vez como grupo control y experimental. Si se está ensayando un fármaco se le puede dar placebo al paciente 1 y al cabo de cierto tiempo, el fármaco, y en el paciente 2 hacerlo al revés. Así, puedes tener el doble de pacientes. También puedes hacer un seguimiento a lo largo del tiempo y es la misma persona pero en diferentes momentos. Son técnicas que se utilizan en distintas disciplinas y están pensadas precisamente para paliar una muestra limitada o con mucha variabilidad, poco homogénea.

¿Qué investigan en el grupo del que forma parte?
El director del grupo, el profesor Federico Pallardó, empezó a estudiar el estrés oxidativo, que es un proceso natural –que se da en las células porque consumimos oxígeno– y que produce unos subproductos que, en exceso, participan en la enfermedad. Rara vez son la causa pero sí que es muy común que en muchas enfermedades se produzca un estrés oxidativo y esto, a su vez, empeora las cosas. Empezó a estudiar algunos modelos de enfermedades que eran minoritarias como síndromes progeroides, caracterizados por un envejecimiento prematuro. Como el estrés oxidativo afecta al ciclo celular, y este y la genética también están regulados a nivel epigenético, estamos estudiando estos factores y cómo participan en enfermedades raras. Mi compañera Pilar González Cabo, por ejemplo, investiga la ataxia de Friedreich, que es otro tipo de enfermedad rara neuromuscular. Yo, que venía de una investigación postdoctoral en epilepsia de Lafora, estudio el estrés oxidativo y los factores epigenéticos en esta enfermedad. Las enfermedades raras son un buen modelo para estudiar los errores a nivel genético y epigenético y como son tan poco comunes te dan pistas clave para entender la biología en general. Son como las piezas del puzzle de la biología humana porque tienen errores moleculares en rutas que son todas complementarias y quizás un fármaco que se desarrolla en el contexto de una enfermedad rara se puede aplicar a otra enfermedad más común o viceversa: si averiguamos los errores genéticos de una enfermedad rara podríamos usar fármacos prescritos para otra más común.

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Lucía Sapiña. Periodista de la revista Mètode.

Entrevista publicada el 26 de febrero de 2021 en la web de la revista Mètode.