El Defensor del Pueblo denuncia el coste de la política de ajustes para los Derechos Humanos

  • Instituto de Derechos Humanos
  • 12 diciembre de 2018
 
Un moment de la intervenció del defensor del poble.
Un moment de la intervenció del defensor del poble.

El Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán ha denunciado el “enorme coste social” que, en su opinión, ha generado la política de ajustes aplicada desde 2008 a 2014. Fernández Marugán ha pronunciado hoy una conferencia en el congreso internacional, que ha organizado el Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València con motivo del setenta aniversario de la Declaración Universal.

Para el Defensor, “los recortes que se aplicaron redujeron el bienestar de los ciudadanos más vulnerables, sin que en ningún momento se atisbara el más mínimo deseo de recalibrar el Estado de Bienestar”. El saldo global “todavía sigue siendo negativo”, ha asegurado. Fernández Marugán ha explicado que las Administraciones Públicas en España gastan menos de lo conveniente en educación, sanidad, vivienda, servicios sociales y en ayuda a las familias en situaciones de pobreza. “Si queremos corregir la desigualdad habrá que gastar más en estas políticas” ha afirmado.
Fernández Marugán ha señalado que los avances producidos en materia de Derechos Humanos setenta años después de la Declaración Universal “son más que notables”. Sin embargo, ha recordado que “desgraciadamente aún subsisten múltiples violaciones de estos Derechos en muchas partes del mundo”. Y ha apostado por una actuación conjunta, coordinada y solidaria de los Estados puesto que, en su opinión, los grandes retos de la humanidad resultan imposibles de abordar por los Estados de manera aislada e individual.

Asimismo, Fernández Marugán ha señalado la necesidad de reflexionar sobre si la supervisión administrativa del Defensor del Pueblo debe o no permanecer limitada a la Administración Pública tradicional, “dado que los prestatarios de los servicios públicos han cambiado y hoy en día los ciudadanos se ven sometido a servicios prestados por empresas privadas”.
Tras la intervención del Defensor del Pueblo, se ha celebrado la mesa redonda “Informar sobre los Derechos Humanos”, con la participación de Cristina Sánchez, corresponsal en Jerusalén de RNE, Isabel Vega, redactora de Europa Press y los fotoperiodistas Gervasio Sánchez y Javier Bauluz, moderados por el periodista de la cadena Ser Nicolás Castellano. Cristina Sánchez ha defendido la necesidad de contar historias con caras y ojos de personas concretas víctimas de los derechos humanos, porque uno de los principales problemas es su difuminación en una masa. Gervasio Sánchez se ha mostrado muy crítico con los medios de comunicación, a los que cada vez interesan menos las tragedias humanitarias. Javier Bauluz, que acaba de volver de Tijuana, ha corroborado el diagnóstico de Gervasio Sánchez y ha denunciado cómo, de repente, el problema de los migrantes en la frontera de Estados Unidos ha desaparecido de las agendas mediáticas a pesar de haber sido víctimas de los gases lacrimógenos lanzados desde el lado norte de la frontera. Isabel Vega ha lamentado el descenso drástico del nivel de tolerancia ante dramas como el de la valla de Melilla y las devoluciones en caliente.

En la agenda de las sesiones de hoy, también figura un panel sobre el papel de las ONG en la defensa de los humanos, moderadas por la profesora Rosario Serra y las intervenciones de Mila Font (MSF), Estrella Galán (CEAR), Manuel Blanco (ProEmAid) y Manuel Colomer.
La conferencia de clausura del congreso, está a cargo de José Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte Federal de los Estados Unidos Mexicanos y lleva por título “Una nueva Declaración de derechos y deberes”.

Relectura ecofeminista

En la última conferencia de la sesión del martes, la antropóloga Yayo Herrero hizo una relectura ecofeminista del primer artículo de la declaración de los derechos humanos de 1948, por Yayo Herrero. “Todos los seres humanos nacemos vulnerables e indefensos en el seno de una madre y llegaremos a ser libres e iguales en dignidad y derechos siempre y cuando recibamos una cantidad ingente de atenciones, de cuidados y de afectos que deberán ser proporcionados por hombres y mujeres de otras generaciones, en una tarea civilizatoria sin la cual nuestra especie no puede existir. En caso de recibirlos, podremos llegar a estar dotados de conciencia y de razón que nos permita vivir fraternalmente los unxs con los otrxs, conscientes de que habitamos un planeta que tiene límites físicos, que compartimos con el resto del mundo vivo y que estamos obligados a conservar”.