Investigadoras vinculan el asociacionismo de mujeres trabajadoras en la Segunda República con el inicio de la identidad feminista moderna

  • Unidad de Cultura Científica y de la Innovación
  • 15 febrero de 2021
 
Ana Aguado (izquierda) y Luz Sanfeliu, integrantes de l’Institut Universitari d’Estudis de les Dones y del Grupo de Excelencia Prometeo GEHTYD. 
Ana Aguado (izquierda) y Luz Sanfeliu, integrantes de l’Institut Universitari d’Estudis de les Dones y del Grupo de Excelencia Prometeo GEHTYD. 

Ana Aguado y Luz Sanfeliu, profesoras de la UV e investigadoras del Instituto Universitario de Estudios de la MUJER (IUED) y del Grupo de Excelencia Prometeo Grupo de Estudios Históricos sobre las Transiciones y la Democracia (GEHTID),explican que el asociacionismo y la sociabilidad compartida de las mujeres de izquierda durante la Segunda República permitió el desarrollo de una identidad común. En un artículo publicado en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, confirman que este asociacionismo fomentó una nueva percepción y valoración de su identidad de género y de clase, lo que marcó el crecimiento de la identidad femenina y feminista moderna.

El 31 de diciembre de 1931, en los albores de la Segunda República, en el periódico Renovación se publicaba un llamamiento de Astrea Barrios dirigido a las jóvenes trabajadoras: “¡Mujeres españolas! Debéis demostrar que sois dignas de la confianza que se ha depositado en vosotras. ¡Organización! es el grito unánime que debe emitir vuestro corazón”.

“Era más que una llamada de mujeres y organizaciones feministas para que se sumaran a la defensa de la Segunda República. Y al mismo tiempo, una voz que impulsaba el desarrollo de organizaciones femeninas específicas, que funcionaron como espacios de encuentro y desarrollo de su identidad de género”, destacan Ana Aguado y Luz Sanfeliu, profesoras del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea y del de Educación Comparada e Historia de la Educación, respectivamente.

“La Segunda República fue un momento de inflexión porque estos cambios permitieron a las mujeres de las clases trabajadoras desarrollar una nueva percepción de sí mismas, una nueva valoración de su identidad, a partir de experiencias asociativas”, señalan Aguado y Sanfeliu en su artículo “El camino de la liberación. Asociacionismo femenino y culturas obreras en la Segunda República (1931-1936)”.

Las investigadoras, integrantes del Grupo de Investigación de Excelencia Prometeo GEHTID 2020/050 (GIUV 2013-060) de la Universitat de València, han analizado cómo en la Segunda República “la presencia de estas mujeres en las organizaciones de izquierda, participando de sus referentes, sus discursos, sus símbolos, sus banderas, demuestra su agencia para […] crear una cultura compartida, para asociarse de forma autónoma, para desarrollar su identidad común y, en algunos casos, para subvertir la socialización diferencial de género”.

El instrumento fundamental en el desarrollo de estas nuevas identidades femeninas fue un “potente” asociacionismo femenino. Así, por ejemplo, las mujeres socialistas durante la Segunda República continuaron asociándose y reuniéndose, bien manteniendo muchas de las Agrupaciones Femeninas Socialistas anteriormente existentes, o bien creando otras nuevas en distintas ciudades y pueblos. Este fenómeno dio lugar a una creciente y novedosa sociabilidad entre las mujeres trabajadoras.

Aguado y Sanfeliu indican también que este “fue un instrumento que les permitió acceder a nuevos espacios de encuentro, de activismo y de sociabilidad política, cívica y cultural, lo cual desarrolló su conciencia identitaria como militantes de determinados proyectos políticos, pero también, a la vez, como mujeres”.

Las nuevas formas de sociabilidad vinculadas al asociacionismo femenino de izquierdas u obrerista tuvieron claras consecuencias modernizadoras. No es posible comprender el proceso de creación de una conciencia identitaria si no se analiza “en relación con los procesos históricos de individuación y de socialización en la esfera pública”, explican las autoras. En principio, este fue un proceso que se caracterizó por tener como eje a un sujeto masculino. Esto cambió en las primeras décadas del siglo XX con la aparición de la figura de la mujer moderna, que empezaría a poner en cuestión las identidades de género hegemónicas. Un proceso que, no casualmente, se produjo de forma paralela al creciente asociacionismo femenino.

Finalmente, las autoras explican que el título del artículo, “El camino de la liberación” hace referencia a que “son las palabras que utilizó una joven socialista, Lot Núñez, dirigiéndose a las trabajadoras en un escrito titulado ‘Compañeras’ publicado en el periódico Renovación –periódico de las Juventudes Socialistas– en diciembre de 1931, para señalar la importancia del asociacionismo”. En este sentido, añaden que “en este artículo las exhortaba para que se asociasen y se agrupasen en las organizaciones socialistas, como ‘camino a la liberación’ femenina y, a la vez, liberación en la revolución”.

 

Artículo:

AGUADO, Ana i SANFELIU, Luz (2021). “El camino de la liberación. Asociacionismo femenino y culturas obreras en la Segunda República (1931-1936)”. Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 22, pp. 237-263, https://doi.org/10.14198/PASADO2021.22.08