“Era una prueba en la cual pensaba que no tenía posibilidades porque lo tenía muy complicado”, cuenta Eckhard, estudiante de Máster en la Facultad de CCAFyD de la Universitat de València y deportista de la Cátedra Divina Pastora de Deporte Adaptado. Antes de enfrentarse a la prueba que le dio el oro, el scratch, Eckhard ya acudía algo alicaído por su previa actuación en la prueba de persecución, pues era ‘su prueba’, la que más puntos le daría para clasificarse para los Juegos de Tokio. “Pensaba hacer un tiempo y no sé qué me pasó ese día que no fue del todo bien. No hice el tiempo que tenía deseado hacer”, relata. 

Llegó el sábado, el día de enfrentarse al scratch. Eckhard tuvo que lidiar con una avería durante la prueba, que logró solventar y volver a engancharse al grupo. “Decidí atacar para ver…”, cuenta Eckhard, pues conoce muy bien sus debilidades en un sprint, pero lo logró, se escapó. A falta de 12 vueltas, cuando Eckhard sacaba una ventaja de una media pista a sus rivales, en su cabeza decía: “Ya verás como aprietan a falta de cinco vueltas y me cogen”. Finalmente, Eckhard ganó escapado, aunque con un final muy justo respecto a sus perseguidores. “La verdad que me sorprendió mucho”, asegura.

Un gran sentimiento de compañerismo

Pero Maurice Eckhard no solo se queda con su victoria, sino también con el gran sentimiento de equipo presente en la selección. “Nos apoyamos unos a otros intentando conseguir que nuestros compañeros consigan el mayor número de medallas.”, subraya. 

Tras terminar el mundial de pista y después de un merecido descanso, Eckhard centrará sus esfuerzos en preparar las próximas citas para finales de mayo-principios de julio: la Copa del Mundo y el Mundial, con la mirada puesta en Tokio. “Lo tenemos ahí, pero soy consciente de que yo no tengo, ni mucho menos la plaza asegurada. Y este campeonato del mundo, pese que me ha salido muy bien, no me da el billete para Tokio”. Como asegura el campeón del mundo, ahora toca seguir trabajando y “lo voy a hacer con más ilusión todavía”.