‘Queríamos un Calatrava. Viajes arquitectónicos por la seducción y el repudio’ (Anagrama, 2016)  se propone averiguar, detallar y exponer la transformación vivida en la veintena de países en las que se han construido obras de Santiago Calatrava, el arquitecto de origen español con mayor notoriedad global. 

Con ese objetivo, Llàtzer Moix ha visitado algunas de las principales obras de dicho arquitecto, en Atenas, Malmö, Milwaukee, Nueva York, Venecia o Zúrich; también en diversas ciudades españolas, como Barcelona o Valencia. Y ha conversado con los clientes que las encargaron, con los colaboradores del arquitecto que desarrollaron los proyectos, con sus usuarios y con otros expertos. En esta pesquisa han aflorado algunas constantes: demoras, presupuestos multiplicados, renuncias sobre la marcha a rasgos definitorios de la obra, mantenimientos onerosos, incidencias varias y, a la postre, clientes inicialmente seducidos por el arquitecto que acabaron repudiándole e, incluso, dirimiendo sus diferencias con él en los juzgados. En el libro se pone de relieve que Calatrava es un profesional talentoso y singular, como acreditó en algunos de sus primeros trabajos y reconocen numerosos colegas. Pero su arquitectura presentada como un sueño ha revelado en no pocas ocasiones un envés de pesadilla. 

Llàtzer Moix (Sabadell, 1955) fue durante cerca de veinte años responsable de la información cultural de ‘La Vanguardia’, diario barcelonés en el que ahora ejerce como subdirector, editorialista, columnista y crítico de arquitectura. Entre sus libros, también sobre esta temática: ‘La ciudad de los arquitectos’ (1994), un texto clásico sobre la transformación urbana y arquitectónica de la Barcelona olímpica, y ‘Arquitectura milagrosa’ (2010), donde describió la fiebre de la arquitectura icónica extendida por España tras la apertura del Museo Guggenheim en Bilbao. Es asimismo autor de otros volúmenes de periodismo cultural, como ‘Mariscal’ (1992), ‘Wilt soy yo’ (2002) o ‘Mundo Mendoza’ (2006).