La presentación corrió a cargo de Francesc Verdú, vicepresidente de la Asociación Juego Ético. Intervendrán Miguel Mazón, quien analizó las consecuencias económicas del juego online, y Mariano Chóliz, quien habló sobre el riesgo para la salud de los jóvenes.

El acto está organizado por la Unidad de Investigación: Adicción al Juego y Adicciones Tecnológicas de la Facultad de Psicología de la Universitat de València.

Miguel Mazón y Mariano Chóliz han estudiado el juego online en España desde una perspectiva económica (cantidades jugadas, aportaciones fiscales, empleo, etc.) y desde el punto de vista de la salud, especialmente en población juvenil (adicciones, principalmente). En la sesión abordarán la publicidad y la pasividad de la Administración en cuanto a su regulación y permisividad. Sólo en 2017 se jugaron a estos juegos más de 13.000 millones de euros en España.

Desde que se legalizó el juego online en 2011 las cantidades jugadas han ido creciendo exponencialmente (2.726 millones en 2012 a 13.727 millones de euros en 2017). A pesar de ello, las aportaciones fiscales son escasas (52 millones de euros en 2017). Comparado con los más de mil millones del resto de juegos privados y de los más de 2.300 millones que aportó de SELAE parece irrisorio.

A pesar de ello, el proyecto de Presupuestos Generales del Estado, actualmente a debate, todavía se reducen un 5% y se crean dos paraísos fiscales en Ceuta y Melilla. Un sector, por otra parte, que apenas crea puestos de trabajo.

En cuanto a los efectos sobre la salud, el juego online se ha convertido en la segunda causa de juego patológico, solo por detrás de las tragaperras. Pero en el caso de los jóvenes (menores de 26 años), las nuevas modalidades de juego online son la principal causa de adicción al juego.

En cuanto a los menores de edad, la prevalencia de juego patológico multiplica por tres la de la población general, debido principalmente a las apuestas en bares y salones de juego.