El congreso, que está organizado por la Cátedra de Economía Feminista, el Departamento de Derecho Constitucional y Ciencias Políticas y el Instituto Universitario de Estudios de la Mujer, distribuirá sus aportaciones en cuatro sesiones de trabajo durante dos jornadas, los días 28 y 29 de mayo. La primera sesión está dedicada a ubicar el problema del cuidado como principio inspirador de una nueva ética y su manifestación como un posible nuevo derecho que podría reconocerse en el marco constitucional. Y tratará de presentar un diseño del marco jurídico para poder desarrollar un derecho al cuidado desde una doble perspectiva: la de cuidar y la de ser cuidado.

La segunda sesión pretende partir del panorama real de las personas con diversidad funcional necesitadas de cuidados especiales. En este espacio se desarrollarán microcharlas, donde las personas con diversidad funcional, sus terapeutas, familiares y expertas que les tratan e instituciones que gestionan las ayudas de dependencia expondrán sus experiencias, dificultades y reivindicaciones. En la tercera sesión se presentarán otros modelos de políticas públicas de cuidados, tanto el cuidado informal como el que se ejerce por las instituciones del Estado: por un lado se abordará el modelo británico, y por otro el modelo de derechos de atención a las personas en Italia, para compararlos con el modelo español. Y en la última sesión, se procederá a la lectura de las comunicaciones de las y los participantes, y a continuación a la recogida de aportaciones y conclusiones.

Los cuidados y la ética del cuidado están siendo ya materia de estudio por la ciencia política, la economía, el trabajo social, la filosofía, las ciencias de la educación o la pedagogía. Sin embargo, explican las organizadoras del congreso, se echa en falta un tratamiento en profundidad desde una perspectiva jurídica. “Desde el derecho constitucional o la filosofía del derecho ya ha comenzado a estudiarse esta cuestión con el fin de señalar el cuidado como principio inspirador de un nuevo pacto constituyente que se fundamente sobre la base de la solidaridad y que sitúe a la persona en el centro de la vida”, señalan.

A lo largo de nuestra existencia, explican las organizadoras, “todas las personas necesitamos física y emocionalmente del cuidado y del tiempo de otros. Ese tiempo ha sido el tiempo de las mujeres. Cuidar significa ocuparse de las personas y eso es lo que han estado haciendo las mujeres durante siglos. El Estado tiene que asumir que las generaciones de mujeres que tradicionalmente se han ocupado del cuidado –en particular de menores, personas enfermas, ancianas o dependientes– se acaban, y que no están dispuestas a seguir realizando esa función en exclusiva: ni ser cuidadoras exclusivamente ni ser exclusivamente ellas las que cuidan, por eso es tan importante universalizar la ética del cuidado. Y de ahí también la necesidad de contar con un derecho al cuidado que ya está siendo propuesto en los trabajos de reforma constitucional”.