1.
La primera foto es de Albarracín, y al verla me creerás si
te digo que es un sitio precioso. Estoy seguro de que sus calles y casas
medievales, el castillo, el río,
el pub en el antiguo molino, te
encantarán. Si no has estado, te recomiendo que
hagas una escapadita en cuanto
puedas. ¡No te arrepentirás!
2. Pero
este viaje lo recuerdo porque fuimos a los montes de los
alrededores a coger rebollones.
El clima había sido propicio para el
crecimiento de las setas, corría
el rumor que habían muchas, y que todo el
mundo volvía con las
bolsas bien cargadas. Yo no había ido nunca a coger
rebollones, pero afortunadamente
Salva es un experto en esas lides, con años
de experiencia a las espaldas.
Además de pasar un par de días inolvidables
(¡que nos quiten lo bailao!),
nos volvimos con unos cuarenta kilos de
rebollones (sin exagerar).
3.
Nada más llegar, fuimos directamente al monte a empezar la búsqueda
cuanto antes. A la hora de comer,
mientras se hacía la carne, ya teníamos
unos pocos para ir abriendo
boca, gracias a Adolfo y Salva.
3. Salva, dejando en su furgoneta los rebollones que iba cogiendo.
4.
Volviendo a Valencia, desde la furgoneta, tuvimos la oportunidad de
fotografiar a este peaso
de toro. ¡Menos mal que no nos lo encontramos
cuando cogíamos rebollones!
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