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| Dando luego
a sus deseos el tiempo más oportuno, frecuentaron el desván, escuela ya de sus cursos. |
256 |
| Lirones
siempre de Febo y de Dïana lechuzos, se bebían las palabras en el polvo del conducto. |
260 |
| ¡Cuántas
veces impaciente metió el brazo, que no cupo, el garzón, y lo atentado lo revocaron por nulo! |
264 |
| ¡Cuántas
el impedimento acusaron de consuno al pozo que es de por medio, si no se besan los cubos! |
268 |