Arqueología de Cantabria
Edición en castellano escrita por Agustín Diez-Castillo, revisada por última vez en junio de 1997.
AVANCE DE LOS RESULTADOS DE LAS EXCAVACIONES EN LA ZONA ARQUEOLÓGICA DE LA PEÑA OVIEDO
En el occidente de
Cantabria, las primeras evidencias seguras de época neolítica,
ligadas en nuestra hipótesis de trabajo a un pastoreo
itinerante, son los asentamientos huhuman beingos de las gentes
responsables de la construcción de estructuras megalíticas.
Tres son los yacimientos asociados a estructuras megalíticas que
se han excavado; en dos de ellos los trabajos se han visto
limitados a las estructuras megalíticas visibles; en el otro
(Peñaa Oviedo), se han realizado sondeos en las inmediaciones de
las mismas.
No obstante, tanto en el collado de Sejos [Bueno y otros 1985],
como en la necrópolis de La Raiz [Serna 1991] se han documentado
algunas piezas arqueológicas que indican la realización de
actividades no rituales en las inmediaciones de las estructuras
megalíticas. Su localización en el conjunto de Peñaa Oviedo
permiten postular la posibilidad de que esa relación entre
estructuras de enterramiento y otro tipo de estructuras sea
habitual .
El Conjunto
Megalítico.
Nuestro conocimiento
del conjunto megalítico de la Peñaa Oviedo se debe a don José
María de la Lama, que nos proporcionó, en diciembre de 1985,
una fotocopia del informe que E. Martino, F. Soberón y él mismo
habían human beingdado al Museo Regional de Prehistoria y
Arquelogía en 1982. No obstante, la existencia de un dolmen en
Llaves ya había sido comunicada a la misma institución en la
primavera de 1948.
Las actividades arqueológicas realizadas en el amplio conjunto
megalítico de la Peñaa Oviedo se han centrado en la parte más
alta de la campa de La Calvera . Esta campa que se ubica en la
falda del macizo oriental de los Picos de Europa es en realidad
un plano inclinado de pendiente moderada cuya altitud desciende
en sentido NW-SE hasta alcanzar el abrigo del mismo nombre donde
la pendiente se hace más abrupta. En la parte más alta al pie
del afloramiento cuarcítico que da nombre al conjunto convergen,
dos laderas contrapuestas -la falda meridional del Macizo
Oriental de los Picos de Europa y la vertiente de la Peñaa Oviedo
sensu stricto- lo que ha facilitado la deposición uniforme y
continuada de sedimentos en la zona más baja y con ello la
protección de las endebles estructuras de habitación
localizadas.
En la descripción del conjunto megalítico de la Peñaa Oviedo
hay que destacar la alta concentración de vestigios que se
observa en el lugar. Esa alta concentración se da tanto en
cuanto al número de agrupaciones, como al número de estructuras
de cada agrupación. Los resultados de las excavaciones
realizadas desde 1989 hasta 1995 no han hecho sino aumentar la
densidad de estructuras, la complejidad de su interpretación y
las expectativas del trabajo . La campaña realizada en 1995,
añdio a las visibles estructuras megalíticas -21 en menos de un
kilómetro cuadrado-, el muro mencionado en el informe de don J.
Mª de La Lama y las estructuras de habitat localizadas en los
años precedentes: el abrigo de La Calvera, una nueva cabaña,
dos silos y una estela grabada.
El elevado número de estructuras se combina con la variedad
tipológica de las mismas, en el conjunto se incluyen: un menhir,
dos círculos, el único alineamiento conocido en la región y
una estructura murada, además de túmulos con o sin evidencias
de cámara dolménica.
Del conjunto de la Peñaa Oviedo provienen las primeras dataciones
radiocarbónicas del Neolítico regional de la región y del
megalitismo del sector central de la Cornisa Cantábrica.
El asentamiento de La Calvera.
Durante el verano de
1995, gracias al soporte económico proporcionado por la
Fundación Marcelino Botín, se pudo realizar una importante
labor. Los trabajos de excavación se centraron en la campa de La
Calvera. Dentro de esa zona del conjunto, además de las
estructuras megalíticas, se han documentado dos áreas de
funciones diferenciadas: una inmediata a la Peñaa Oviedo y otra
en la campa ocupada por las estructuras megalíticas. En la
primera de ellas el elemento estructural más importante lo
constituye un muro aterrazado de más de cien metros que aísla
la zona superior del conjunto, a lo largo del mismo se había
realizado un sondeo, durante el otoño de 1991, en el que se
recuperaron materiales mobiliares (lascas y láminas,
fundamentalmente) que no difieren de los localizados en la zona
de hábitat de la Peñaa Oviedo.
La estructura murada delimita un espacio aterrazado alrededor de
la Peñaa Oviedo; su parte occidental está en la actualidad
ocupada por un robledal joven, que dificulta su seguimiento, pero
que permite apreciar el inicio del mismo al pie del acantilado de
la Peñaa Oviedo. Desde aquí describe un amplio arco de una
longitud superior al centenar de metros, para finalizar contra un
nuevo acantilado. El último tramo de la estructura se encuentra,
probablemente, tapado por el sedimento proveniente de la Peñaa
Oviedo, según evidencian los resultados de la prospección
geofísica. El espacio delimitado constituye un espacio
relativamente llano, salvo por el límite meridional que presenta
un relieve algo más enérgico, su superficie no alcanza la
hectárea. En su interior se observan varias estructuras de
difícil carcterización.
En la zona de la Calvera se han documentado un número
considerable de estructuras no visibles antes de la excavación.
Todas ellas aparecen selladas por un nivel de unos diez
centímetros de potencia en el que abundan los restos de madera
carbonizada. La datación en época medieval de ese nivel de
carbones -555±35BP- puede ayudar a comprender la dinámica
sedimentaria del lugar, situado en la zona de confluencia de dos
vertientes opuestas lo que provoca la acumulación de sedimento.
Foto 1.
"Silos" de La Calvera.
Durante los trabajos de excavación, se han detectado diferentes estructuras entre las que destacan dos pozos circulares excavados en el sustrato, de unos 70cm de diámetro y 60cm de profundidad (foto 1), asimilables a los "silos" o "fondos" meseteños; una zanja que parece sirvió para la cimentación de una cabaña de planta subcuadrangular [Diez Castillo 1996:foto 4.2], lo que puede interpretarse como la base de un elemento constructivo sustentante, y una serie de agujeros de poste asociados entre sí. Además, se ha documentado una estela similar a la documentada en la Collá Cimerá [Blas 1992:54], aunque la de La Calvera posee un rebaje grabado en la parte superior de forma semicircular (foto 2). Este motivo recuerda, en cuanto a su composición, a una laja grabada en un dolmen de Sejos [Diaz Casado 1992].
Foto 2. Estela grabada
procedente de la campa de la Calvera
Los trabajos en el
asentamiento comenzaron en la campaña de 1991, ese año se
realizó un sondeo de 12 metros cuadrados que evidenció la
existencia de una serie de estructuras muy diversas, cuya
interpretación en aquellos momentos era bastante complicada dada
la falta de referentes. Entre estas estructuras destacaba un
lecho de piedras de considerable tamaño, que puede formar parte
de un derrumbe . Este lecho sellaba claramente una zanja que a la
postre resultó ser la estructura denominada cabaña nº 1 de
Peñaa Oviedo. El mismo nivel de bloques se ha localizado sobre la
zona oriental de la cabaña nº2 y parece haber sido depositado
durante la formación edafológica del denominado nivel 3. Ese
primer año, también se localizó una estructura circular
excavada en la roca madre que se interpretó como un
"silo" (el de la parte derecha de la foto 1).Un
fragmento de lámina con huellas de uso recuperado en su interior
podría avalar su interpretación como contenedor de algún
elemento vegetal segado con una hoz.
Junto a las estructuras se documentó una serie relativamente
significativa de materiales mobiliares, entre los que había
productos brutos de talla (143), útiles de sustrato (5),
geométricos (1), fragmentos de láminas con huellas de uso (13),
cerámica decorada (2) y sin decorar (3), todo ello en una
extensión de 12m2.
En sucesivas campañas se completó la excavación de la zanja
aparecida en 1991, documentando lo que hemos interpretado como
zanja basal de una cabaña de planta subcuadrangular, la cabaña
nº 1. La escasa dureza del material del sustrato facilitó la
excavación de la misma a los pobladores neolíticos de la Peñaa
Oviedo. La forma en que finaliza el único extremo de la zanja
localizada hasta el momento indica que la excavación de la misma
se produjo con material no metálico.
La metodología empleada, ha permitido la recolección de la
fracción fina de sedimento para su procesado por flotación para
detectar los restos arqueobotánicos en ella existentes y de ese
modo intentar descubrir algunos de los componentes de la dieta de
los habitantes de la Peñaa Oviedo. Del mismo modo, la aplicación
generalizada de la prueba del ClH-/KSCN ha permitido detectar
indicios de la existencia de postes de madera clavados en la
zanja.
En el espacio ocupado por la cabaña nº 1 de Peñaa Oviedo se
recogieron un buen número de piezas líticas, además de algunos
fragmentos de cerámica de varias vasijas. Entre las primeras
abundan las lascas y los productos secundarios de talla, estando
presentes los útiles de sustrato, los fragmentos de lámina
-todos ellos en sílex- y algún geométrico, una muela de
molino, un alisador y varios fragmentos de arenisca y cuarcita
pulimentados.
Entre la cerámica, además de varios fragmentos no
significativos muy mal conservados, se han recuperado ocho
fragmentos de un vaso de fondo plano y perfil ligeramente curvo,
la superficie exterior, negruzca, está alisada. La fractura
antigua de los fragmentos y la proximidad entre ellos apunta
hacia una deposición primaria en un medio sedimentario de baja
energía. El escaso conocimiento del Neolítico de la Cornisa
Cantábrica impide establecer paralelos para estas piezas
cerámicas, sin embargo ninguna de las piezas procedentes de
cuevas de Cantabria, documentadas por J. Ruiz Cobo [1992], es
similar a pesar de la sencillez de este vaso.
Entre los restos arqueobotánicos provenientes de la cabaña nº
1 cabe destacar la abundancia de avellanas. Este hecho también
se produce en la cabaña nº 2, siendo muy escasa su presencia en
las dos estructuras de almacenamiento. En este sentido, cabe
destacar la abundancia de avellanos en el reducido área de
utilización de los recursos -figura 1-.
Figura 1 Area de
captación de la Calvera.
Durante la campaña de 1995
se localizó una estructura que ha sido interpretada,
provisionalmente, como una cabaña de postes [Diez Castillo
1996:foto 4.3]. Esta estructura se sitúa entre el dolmen de
Peñaa Oviedo 1 y la Cabaña nº 1 de la campa de La Calvera. La
localización fue inesperada, pues a pesar de que un agujero de
poste localizado en los primeros días de la excavación se
había interpretado correctamente, el resto de la zona abierta no
se excavó hasta los últimos días de la campaña. La dificultad
para distinguir el nivel de alteración de la roca madre, dada su
fragilidad, originó que se demorara su limpieza. Cuando se
inició esa tarea aparecieron los restantes agujeros de poste.
El dolmen de Peñaa Oviedo 1 parece estar construido con
posterioridad a la cabaña nº 2, puesto que el borde
septentrional de su masa tumular interrumpe la estratigrafía y
cubre parcialmente el espacio delimitado por los agujeros de
poste.
Los elementos mobiliares recuperados en la cabaña nº 2 son
similares a los de la cabaña nº1, incluyendo un geométrico con
retoque a doble bisel, varios fragmentos de lámina con huellas
de uso -figura 2- y abundantes fragmentos de útiles
pulimentados.
Figura 2 Piezas
sobre lámina de la cabaña 2 de La Calvera
En la zona de ambas
cabañas se han distinguido cinco niveles arqueológicos. El
nivel 1, con una potencia media de 15cm; el nivel 2,
caracterizado por la presencia de carbones de gran tamaño, que
pueden ser interpretados como restos de un incendio generalizado
de la campa. El nivel 3, en el que se observa la presencia de
algunos carboncillos que evidencian la ocupación reiterada de la
misma, es en el que se encuentran menor número de piezas
arqueológicas y tiene una potencia media de 20cm, en una parte
está ocupado por el lecho de grandes bloques. El nivel 4 se
caracteriza por la presencia de abundantes semillas carbonizadas
y algunas piezas líticas muy características -piezas de hoz,
una punta y fragmentos de lámina con marcadas huellas de uso,
figura 3 nºs 1 y 4-. De este nivel procede una muestra de
sedimento en la que se recogió un grano de cereal -cebada,
probablemente- . El nivel 5, parece ligado a las cabañas y en
él son mayoritarias las piezas de cristal de roca.
La abundancia de piezas en los niveles superficiales del conjunto
podría deberse a la contaminación originada por la violación
del inmediato dolmen de Peñaa Oviedo 1. En la foto 3 se observa
como la masa tumular interrumpe el desarrollo de la
estratigrafía. De hecho, la calidad de las piezas superficiales
es "mejor" que las de los niveles 4 ó 5.
Foto 3. Cabaña 2 de La Calvera (conjunto megalítico de la
Peñaa Oviedo)
En la industria laminar
del asentamiento de La Calvera se observa un alto grado de
estandarización, y bastantes huellas de uso en láminas. Éstas
son infrecuentes en las piezas laminares provenientes de las
estructuras megalíticas. Entre los geométricos sucede algo
similar, los dos de mejor factura han aparecido en círculo de
Peñaa Oviedo 2 -ver infra-, mientras que los recuperados en la
zona del asentamiento son formas atípicas que quizás no
resistieran una clasificación exigente -figura 2, nº 11-.
Conviene destacar la existencia de retoque a doble bisel sobre
algunos de estos geométricos.
En la industria pesada se observa el mismo proceso de
divergencia: es abundante en la zona de asentamiento y rara en
las estructuras megalíticas. Hay abundantes fragmentos de piezas
pulimentadas rotas en las cabañas 1 y 2 y piezas bien
conservadas en las estructuras megalíticas -verbi gratia el
hacha pulimentada del dolmen de Peñaa Oviedo-. Han aparecido
varias piezas cónicas con la base aplanada por fricción -figura
3, nº 1- similares a las de Collado de Sejos [Bueno y otros
1985]. Hay además varios cantos de cuarcita con huellas de haber
sido utilizados como percutores y/o yunques -figura 4 nº 4 y 4
nº 2-
Figura 3 Materiales macrolíticos de la Cabaña nº 2 de La
Calvera.
La estratigrafía descrita, de muy difícil lectura, parece repetirse a lo largo de toda la zona excavada, con superficies muy horizontales en las que no son frecuentes las irrupciones de materiales intrusivos. El elevado volumen de precipitaciones de la zona y la relativa impermeabilidad de la roca madre originan que, sobre todo en época de desnieve toda la potencia del yacimiento -70cm de media- se inunde enmascarando las huellas de la actividad antrópica.
Figura 4
Materiales macrolíticos de la Cabaña nº 2 de La Calvera.
Se poseen fechas
radiocarbónicas de los niveles 2 y 3 555±35BP -GrN-19049- y
3100±25BP -GrN-20885-, respectivamente. Ambas parecen encajar en
la dinámica general de la estratigrafía -se ha recuperado un
fragmento de fíbula anular hispánica, en una zona intermedia-.
En 1995 se completó la excavación del "silo"
localizado en 1991, con el fin de tomar muestras de polen y
sedimento, al objeto de localizar restos arqueobotánicos
separándolos por flotación. Durante la ampliación, se
localizó una estructura gemela (foto 1) y la mitad de otra de
características similares pero de menor profundidad en el mismo
metro cuadrado.
En el fondo de ambas estructuras, se han encontrado sendas piezas
líticas: un fragmento de lámina roto por flexión y una gran
lámina espesa con talón, retoque escaleriforme y un frente de
raspador en el extremo distal -figura 6, nºs 1 y 2,
respectivamente-. El sílex de la gran lámina es de
extraordinaria calidad, al igual que la factura de la pieza,
probablemente, se trata de una pieza traída de otro lugar, bien
en forma bruta, bien elaborada. Hasta el momento, habiendo
cribado parte del sedimento, -con agua y un tamiz de 0,25mm- han
aparecido muy pocos productos de talla lo que nos induce a pensar
que el instrumental se llevaba elaborado al lugar, procediendo de
human beingera excepcional al reafilado de algunas piezas.
La indefinición del nivel 4 en la zona de las estructuras de
almacenamiento puede implicar que las mismas correspondan a un
momento posterior al representado por las cabañas. Si nuestra
interpretación fuese cierta quedaría además demostrada la
adscripción neolítica del nivel 5 y, por tanto la de las dos
cabañas.
Figura 6 Piezas aparecidas en el fondo de los silos.
En definitiva, parece
que en la campa de La Calvera tenemos dos ocupaciones no
demasiado bien diferenciadas, una de época Neolítica y otra de
época Calcolítica. Probablemente, la no diferenciación se
pueda deber a una continuidad en el tiempo, pero este dato sólo
se podrá conocer a partir de las dataciones radiocarbónicas
puesto que ha podido haber un hiatus entre una época y otra. No
obstante, es probable que una vez se pusieron en utilización los
recursos de la parte superior del piso montano, en particular,
las herbáceas de sustitución, esa explotación no se abadonara,
aunque cambiaran las estrategias de explotación
La ocupación Calcolítica podría ser la responsable de la pieza
metálica de cobre que se recogió en el círculo de Peñaa Oviedo
2 e incluso de las cerámicas. Por supuesto, conviene aclarar que
la datación del círculo de Peñaa Oviedo 2 en el 4.820±50 BP
está ya en un momento cercano a lo que en otros lugares de la
Península se acepta para el inicio de la metalurgia. En fechas
similares ya se conocen ocupaciones Calcolíticas, o mejor
reocupaciones de cuevas que habían sido ocupadas durante el
Mesolítico, como por ejemplo, la Cueva de Pico Ramos con un
nivel, sin evidencias de economía de producción, fechado en el
5800BP, que es abandonada hasta fechas cercanas al 4900BP,
momento en el que comienza a utilizarse como depósito sepulcral
[Zapata 1995].
A partir del Calcolítico parece que la ocupación de la campa se
hace más esporádica o de menos entidad, al menos, en la zona en
la que se ha desarrollado hasta ahora la excavación. La
presencia de materiales o de pequeños fragmentos de cerámica,
sin solución de continuidad a lo largo del nivel 3 (el de menor
densidad de hallazgos), demuestran que la campa ha sido utilizada
constantemente a lo largo del tiempo. Quizás la disminución en
la intensidad de la ocupación tenga que ver con el creciente
proceso de sedentarización que se observa en la comarca y el
desplazamiento del centro de gravedad de las actividades huhuman
beingas hacia el centro de la comarca de Liébana haciéndose las
ocupaciones estacionales de los pastos de altura cada vez más
especializadas.
Sin embargo, la propia presencia en la zona arqueológica de la
Peñaa Oviedo de un probable asentamiento de la Edad del Hierro o
del Bronce final, aconseja prudencia a la hora de hacer
valoraciones de este tipo, puesto que siempre han podido hacerse
estructuras más o menos estables a pesar de que la ocupación se
pensara estacional.
El abrigo de La
Calvera (Camaleño, Cantabria).
El abrigo de la Calvera
es una pequeña anfructuosidad rocosa situada en el límite del
Parque Nacional de Picos de Europa, en un afloramiento rocoso en
el que alternan cuarcita y calizas. Se incluye dentro del área
espacial del conjunto megalítico de la Peñaa Oviedo.
Figura 1, situación del Abrigo de la Calvera
El sondeo, realizado
durante el verano de 1995, se planteó en un único cuadro de
1x1m con los objetivos de: a) comprobar si existía una
utilización del área anterior a la representada por las
estructuras de habitación al aire libre de época neolítica ya
localizadas y b) intentar dilucidar, en el caso de que existiera
esa utilización, si la misma había sido continuada o, si se
trataba de una explotación del mismo territorio con diferentes
modos de utilización de los recursos. En el cercano puerto de la
Uña (León) se había observado la existencia de un megalito
-que probablemente da nombre al puerto- [González Morales 1988]
y de una cueva con un depósito Aziliense [Bernaldo de Quirós y
Neira 1992], sin que se haya observado una continuidad de la
explotación del área.
La estructura funeraria del conjunto de Peñaa Oviedo más cercana
al abrigo de La Calvera, un dolmen, se sitúa sólo a 50 metros
en dirección noroeste. El abrigo tiene una potencia de niveles
arqueológicos fértiles de 90cm .
En superficie no se observaba ningún material arqueológico
aunque había restos de hogueras recientes . Sin embargo, tras la
limpieza de la cobertera vegetal, comienza a aparecer material
arqueológico en el que además de sílex, cuarcita o cristal de
roca se observa la presencia de cerámicas Entre ellas algunas
peinadas, probablemente de la Edad del Hierro y algunas -un borde
exvasado con decoración acanalada- cuyos paralelos formales
también se documentan en época visigótica. En este nivel
superficial aparecen piezas líticas en sílex, cuarcita y
cristal de roca. El aspecto de esots materiales es muy diferente
al del resto de las zonas excavadas en la Peñaa Oviedo; aquí el
sílex es monótono, de mala calidad y parece provenir de
afloramientos muy cercanos al propio abrigo, la cuarcita, sin
embargo, es de muy buena calidad y está tallada .
El nivel 1 se caracteriza por la presencia de clastos. Una vez
levantados éstos, aparece una tierra más oscura, cenicienta,
-el nivel 2- en la que dentro de la industria lítica destaca la
presencia de abundantes lascas de cuarcita. En este nivel ya no
aparece cerámica ni metal, con lo cual podemos considerarle
relativamente intacto debido a que la propia matriz de clastos de
los niveles superiores dificulta las remociones y protege la
estratigrafía del yacimiento a la vez que complica las tareas de
excavación. En este nivel 2 también se documenta la presencia
de restos arqueobotánicos, lo que se convierte en los niveles
subyacentes en una costante.
Metodológicamente, la abundancia de industria lítica en el
yacimiento, en particular de lascas de retoque, la riqueza en
carbones del mismo, junto con la limitada entidad del sondeo
realizado ha facilitado la aplicación de las técnicas más
rigurosas. Así, se ha cribado todo el sedimento en una malla de
0,2x0,2mm. recogiendo todos los restos para su posterior
clasificación .
En el nivel 2 es abundante la presencia de carbones de diferentes
tamaños y especies, algunos de ellos quemados a altas
temperaturas, como evidencia el aspecto que los mismos adquieren
tras una combustión rápida y a altas temperaturas adquiriendo
el aspecto del brillo metálico y más consistente que el de los
carbones normales. En este nivel destaca la presencia de varias
cuarcitas de gran calidad retocadas -ver figura 8, nºs 1, 2 y
3-.
El nivel 2 está sellado en parte por un lecho de areniscas y
cuarcitas rubefactadas. Por debajo se encuentra el nivel 3, cuya
matriz es mucho más oscura, en él se ha localizado un hogar. La
presencia de cuarcita se human beingtiene, aunque disminuye el
número de piezas retocadas.
La distribución horizontal de los niveles es muy poco uniforme
debido a la abundancia no sólo de clastos sino de bloques; de
hecho uno de los 9 sectores en los que se dividió el cuadro para
un control más riguroso, estaba ocupado casi en su totalidad por
un bloque de gran tamaño apoyado sobre el nivel 4 del yacimiento
lo que impedía el desarrollo del resto de los niveles. La
cantidad de sedimento que queda entre los clastos de la matriz es
muy pequeña.
El nivel 4 es más gris y se caracteriza por un mayor tamaño de
las piezas de sílex, probablemente como resultado de la
alteración geoquímica de la roca madre. En este nivel ya es
prácticamente exclusiva la presencia del sílex, documentándose
solamente dos lascas de cuarcita y una única de cristal de roca
.
El único nivel del yacimiento no caracterizado por la presencia
abundante de hogares es el 5; de un color amarillo debido en gran
parte de la alteración de la roca madre, margas o calizas
margosas. Este nivel se caracteriza por la presencia de piezas de
sílex negro de longitud superior a la media del yacimiento (3 ó
4cm de longitud) con algunas extracciones, restos de núcleos
algunos de ellos rodados, sílex de mala calidad y una
disminución de lasquitas de retoque.
En general, hay pocas piezas retocadas, algún raspador, algún
resto de núcleo y alguna industria sobre hojita o sobre lámina
de pequeño tamaño. Estas últimas invitan a pensar en una
cronología mesolítica antigua -figuras 7 y 8-, si bien la
potencia del yacimiento -más de 50cm- podría indicar una cierta
continuidad en la ocupación del mismo, que, actualmente se
evidencia por la abundancia de hogueras en su superficie.
Figura 7 Materiales del nivel 2 del abrigo de La Calvera
Las condiciones
extremas desde el punto de vista climático que la zona sufre
durante gran parte del año, con más de 100 días de heladas,
explican la presencia de abundantes clastos, sin duda de origen
periglacial. Aún en la actualidad se siguen generando este tipo
de clastos, favorecidos por la escasa la escasa compacidad de la
roca que conforma el afloramiento que da lugar al abrigo.
Figura 8 Materiales del abrigo de La Calvera (nivel superficial -1 y 2-, nivel 3 -3 y 4-, nivel 5 -5 y 6-).
El abrigo de La Calvera
abre grandes expectativas para la explicación de la dinámica
del poblamiento de las zonas altas de la Cordillera Cantábrica
en general y de Liébana en particular. Hasta el momento en la
comarca de Liébana sólo se conocía un abrigo cuya altitud
superaba los 1000m -el abrigo de La Mina- pero el origen confuso
de sus materiales arqueológicos impedía una valoración
adecuada de los mismos. No obstante, se han descrito como
Azilienses y se pueden enmarcar dentro de ocupaciones que ya
desde el Paleolítico Superior final se vienen analizando en
zonas altas de la provincia de León [Bernaldo de Quirós y Neira
1992, 1993].
En los abrigos leoneses parece claro que no existe una
continuidad más allá del Aziliense, bien caracterizado por la
presencia de industria ósea -los típicos arpones-. En el abrigo
de la Mina, si aceptamos la atribución cultural formulada
tampoco se observa una continuidad en el poblamiento. En la
Calvera, con lo que sabemos hasta el momento, parece más claro
un abandono del área durante el período Atlántico que la
frecuentación continuada del mismo.
El fenómeno de la ocupación tardiglaciar de las áreas de
montaña parece documentarse en el continente europeo; de la
misma forma que durante el Holoceno, y antes de la introducción
de la economía recolectora, se observa un repliegue hacia zonas
más llanas [Kozlowski 1992].
Todos los dibujos de materiales se acompañan han sido realizados por el Dr. Jesús Ruiz Cobo.