AL FONS FOTOGRAFÍES

Sala d´Exposicions Universitat de València 1989

 

 

IMATGES PER A UNA PARAULA FOTOGRÀFICA

 

Pense, amb Borges, que sovint els pròlegs i les presentacions són una espècie subalterna -lateral- de la crítica. I no és aquest un paper amb propòsit de crítica fotogràfica, no cal dir-ho. Tan sols la constància escrita d'unes reflexions efímeres que els trebalis d'Alfons Herráiz han sabut suggerir-me.

Per exemple, la sensació de percebre unes frases musicals, una música amb paral.lelismes cadenciosos, arrencada, amb pura alquímia, als objectes quotidians, entre els quals no manca algun fetitx publicitari. Els colors, així, s'hi harmonitzen amb disciplina de soldadets de plom arrengledats per a la lúdica batalla. Els objectes són rescatats -amb tot el simbolisme cultural que els envolta- per a integrar-se en el món personal de la poiesi. La marca comercial i I'esmalt de la làpida es lliguen, d'aquesta manera, en una imatge irònica presidida per I'expressió verbal que fa referencia a I'espurna de la vida.

Si hagués de perfilar una metàfora representativa del treball del fotògraf, aquesta seria, sens dubte, la del calidoscopi, la d'un cert tipus de calidoscopi que opera amb les imatges reals. A través de la càmera d'Herraiz les coses esdevenen -sense perdre la seua identitat figurativa ni el seu volum reïficador- una sintaxi de cristalls que conforma el joc poemàtic: la paraula lírica que, des de la seua soledat exempta, reclama l'amor dels ulis i de I'oïda.

Cal que la ploma s'ature en aquest punt. Rilke expressava així una sensació bastant semblant: "Les obres d'art són soledats infinitas i amb el que menys es poden tocar és amb la crítica". I concloïa: "Sols l'amor pot captar-les, celebrar-les i ser-hi just". Ací s'obren, ara, els dos punts de la contemplació silent.

 

Vicent Salvador

 

 

 

ESO QUE NO SE VE

 

Pero se huele un contenido poético; un poco publicitario y postindustrial, pero poético al fin y al cabo. Se respira.

 

Y construir un mínimo de remanente poético en tiempos desolados como los presentes, (La era del vacío, la derrota del pensamiento, la muerte del arte moderno, el fin de la modernidad, todo lo sólido se desvanece en el aíre, la precesión de los simulacros,...) es un ejercicio de resistencia necesario; la única manera de hacerlo, ahora, consiste en desnudar su propio artificio. Nada en estas fotos recuerda a esas instantáneas convencionales pretendidamente ingenuas y falazmente transparentes.

 

Contenido poético que nos recuerda que a veces intuimos que todo puede relacionarse con todo, como en esos momentos justo antes de dormirnos, en ese estado de semiinconsciencia en el que todo se percibe de un modo diferente y las asociaciones se vuelven menos razonables, y las cosas se juntan sin permiso.

 

Contenido poético que surge de cada imagen, pero sobre todo, de la yuxtaposición entre dos, del hecho de juntarlas; de hacer que se rocen de una determinada manera. De ese modo lo que ocurre es que aumentan los significados que potencialmente encierran y se hace más grande el lugar en el que puede meterse el espectador.

 

Es como si todo partiera del siguiente descubrimiento:

 

A veces rozas dos cosas y sale una chispa. 0 a veces no.

 

Importa menos la naturaleza de la chispa que su propia presencia.

 

(...)

 

Debió ser Magritte quien escribió: Nunca muestro en mis cuadros objetos estrafalarios o raros... siempre son cosas conocidas, no extrañas. Sin embargo, están combinadas o dispuestas de tal modo que cuando las vemos así, debemos pensar que existe otra cosa, algo desconocido que se nos aparece al mismo tiempo que las cosas conocidas.

 

 

 

 

Es un hecho demostrado que cuando se juntan dos imágenes surge una tercera. Diferente naturaleza alienta a esa tercera imagen que bien podríamos llamar mental, y que de pura inconsistencia física, con frecuencia podemos ver desvanecerse en nuestra memoria; no por ello tiene menos presencia. Esa tercera imagen constituye el objeto de las fotos de Alfonso. Provocar esa tercera imagen. Esa que no se ve.

 

 

 

Todo está ahí afuera, basta con recortar pedazos, con recortarlo; y luego coger los pedazos y juntarlos; algunas veces salen chispas y algunas no; Alfonso busca esas chispas, las provoca. Esa chispa que surge al juntar dos imágenes y que se encuentra, precisamente, en el borde crudo que las separa, o en algún lugar de nuestra memoria.

 

Contrastes concéntricos salen del fondo de una paradoja.

 

 

Asociación paradójica de imágenes no exentas de cierta ligera esquizofrenia. Un método que consiste en provocar sistemáticamente paradojas, pues son éstas, con la contradicción que entrañan, la base de cualquier sistema de conocimiento. Alfonso ama las paradojas y las resuelve mediante una coherencia formal que no permite dudar de ellas.

 

Es como esa sensación que nos recorre -o que recorremos-, cuando nos encontramos a alguien por la calle después de haber pensado que íbamos a encontrárnoslo. Esa cara extraña de la vida que parece hacernos comprender que todo encaja, que todo concuerda, que hay un orden ahí afuera, previo al nacimiento del azar. Un orden que no se ve, pero sí que se ve.

 

 

Valencia, mayo de 1989

 

 

José Saborít

 

 

 

 

 

La cuestión del doble. Del binarismo. Cómo despejar la incógnita. Se trata únicamente de semejanzas, de meros parecidos. Cómo decir que hay uno donde hay dos sin caer, por exceso, en la correspondencia formal absoluta. ¿Qué quiere decir que en la realidad un ojo puede encontrar algo más que semejanzas? De todas formas, no es el ojo quien ultima la labor. Son las manos y los otros ojos. La mano derecha toma una imagen de papel. La mano izquierda toma otra imagen de papel. Son dos manos las que binariamente toman dos imágenes. Dos manos de un cuerpo. Y ahora el ojo, mis dos ojos, el derecho y el izquierdo, ven dos imágenes que son una y dos, una imagen de papel producida por la proximidad apremiante de dos imágenes de papel. Y no sólo proximidad de dos imágenes producida por el trabajo de dos manos y dos ojos sino también semejanza propiciada por un sustrato ANTERIOR.

 

 

1er. ENCUENTRO:

Cantábamos un dúo en el Club del Lagarto: un dúo que no era solo

pues nos limitábamos a la misma melodía: digamos que si en algo

parecía un dúo, ello era debido al diferente timbre de voz: la

tuya grave y curiosamente aflautada, la mía terca.

Antes de ser del lagarto, y mucho antes todavía, había sido panadería del barrio: de ahí que la barra tuviera forma de horno alargado: no recuerdo más.

 

Straenszene: calle:

 

 

2.º ENCUENTRO:

Otro escenario: G y CH convienen en dramatidúo zar una secuencia de tiempo: CH no habla. Convienen además en representarse mutuamente. (Straenszene). Presentación al público: actor y papel; una calle cualquiera, más bien estrecha; escasa iluminación. El pavimento se verá gris con los bordes levantados y pintados de rosa. Habrá sobre él zapatos múltiples, esparcidos. Zapatos que preferiremos rojos, rosas y negros; algunos pocos más oscuros. El telón sustituido por un zapato de dimensiones colosales que atravesará el escenario de un extremo al otro. C y CH:

"No es que cantáramos: sólo cantarrios una vez, una miserable ocasión que no fue calva. En el hueco de la barra estaban las neveras, y en el parco cuadrilátero que servía de escenarío descansaba erguido un único pie de micró fono; pero esto era todas las noches"

 

 Wenn die Schweigsame kommt und die Tulpen köpft: Wer gewinnt? Wer verliert? Wer tritt an das Fenster? Wer nennt ihren Namen zuerst? Es ist einer, der trägt mein Haar. Der gewinnt. Es ist einer, der hat meine Augen, seit Tore sich schlieen, er zähit schon die Tage und Nächte, es ist einer, der hat, was ich sagte, wie ein Bündel, was ich sagte, ein Bündel, von Schwelle zu Schwelle, verliert, GEWINNT, nicht, trägts, wie die Uhr, von Schwelle zu Schwelle, ihren Namen zuerst, VERLIERT, SCHON, DIE TAGE UND NÄCHTE, DER, IST, MEINE, ICH SAGTE, UNTERM ARM GEWINNT VERLIERTverliertverliertverliertund DER WIRD MIT DEN TULPEN GEKÖPFT.

 

La cuestión del tiempo. 0 más bien de cierta manera de manifestarse el tiempo.

 

Con parsimonia simulada tomó el mapa. Lo extendió en el suelo. Lo miró con urgencia. Lamentaba que el reloj (... brillaba refrescado en la luz del sol uno de esos péndulos renacentistas cuyo cimborrio, coronado por la figura del TIEMPO, era sostenida por cariátides al estilo de los Medici, apoyadas a su vez sobre dos gigantescos caballos. La Diana histórica junto a su ciervo formaba relieve sobre la esfera, extendiéndose sobre un fondo niquelado las cifras de las horas. Les chiffres émaillés des heures. El movimiento no había sido remontado...) no estuviera estropeado. Escupió sobre el mapa, lo hizo trizas.

 

No hay oposición. En el sustrato anterior no hay opuestos. El ojo no rescata opuestos. Sólo empareja próximos. Habría que tachar la palabra "semejanza". Sólo existe un "tiempo" a cuyo significado accedemos gracias al orden que instaura el "díptico". En general, toda forma de expresión o de dominación, hunde sus raíces en lo binario.

 

 

 

 "Cantábamos y no cantábamos: quiero decir que a pesar de que sólo cantamos en una ocasión -de que sólo cantáramos en una ocasión- hoy no........................................................................... marca de la suspensión.

 

 ANTERIOR?

 

 

 

 

 

Adolfo Barberá

Isabel Ramallo

 

 

El diseño de los textos ha sido reproducido lo más fielmente posible al catálogo