Pág. 54 / HOJA DEL LUNES

CULTURA

1 de julio de 1991

 

EXPOSICIONES

Tres artistas valencianos contra Corriente

FERNADO ARIAS

La exposición colectiva e interdisciplinar «Los sueños del agua», coordinada por el crítico de arte Manuel García, en la Galería Punto, donde permanecerá hasta el 28 de julio, integra obras de tres artistas bien distintos entre sí -la escultora Mau Monleón, la pintora Isabel Tistán y el fotógrafo Alfonso Herráiz -, con la discutible hilazón de la común temática aguanosa a que hace referencia el título de la muestra.

Como señaló el coordinador en la presentación del evento plástico ante los medios de comunicación, desde hace tres años, los galeristas Miguel Agrait y Amparo Zaragozá, propietarios de Punto, vienen Impulsando la celebración de este tipo de muestras colectivas de artistas jóvenes en los meses de junio o julio. Las dos anteriores fueron comisariadas por el crítico Miguel G. Cortés. Desde el principlo se trataba de abrir una nueva ventana, en espacios ya con un prestigio, para nuevos creadores.

De hecho, por ejemplo, las hermanas Carmen y Ana Navarrete, que exhibieron sus obras junto con las de Paco Vacas hace dos años, tras el habitual rodaje de las colectivas, expusieron sendas Individuales la pasada temporada en la galería Rita García y en la Fundació de la Caixa de Pensions. Circunstancia de la que se podría deducir que este tipo de iniciativas privadas, junto con algunas institucionales como las muestras de Nuevos Creadores, patrocinadas por el Instituto Valenciano de la Juventud, facilitan en cierta medida el progresivo conocimiento por el público de los artistas que empiezan a romper el Inevitable cascarón.

Las creaciones plásticas de Mau Monleón (Valencia, 1965) sobresalen, en primer lugar, por el partido que sabe extraer a los materiales: fibra de vidrio y emulsión fotográfica sobre este soporte, en formatos geométricos infrecuentes, como círculos con las Imágenes iluminadas por una bombilla azulada o plegados y sujetos a la pared a la manera de clichés povera. Si los retratos enmarcados en

A la izquierda, en la parte superior, escultura de fibra de vidrio con emulsión fotográfica de Mau Monleón, en la que la artista funde lo onírico con lo futurista. Abajo pintura irónica y escatológica de Isabel Tristán. A la izquierda, fotografía de Alfonso Herráiz

hojarasca natural y otras de las piezas exhibidas por Mau Monleón en la Bienal de Jóvenes Creadores de la Europa Mediterránea, que se pudieron observar el pasado año en el Palau de la Música, producían un agradable Impacto, estas de ahora destacan por el sentido de la composición de las figuras y objetos en atmósferas onírico-futuristas, y por las tonalidades que, en parte con ayuda de iluminación artificial, obtiene de monocromías. "Penélope en la noche", con la mitológica y algo pasada esposa de Ulises -¿qué actual aguardaría castamente el regreso de su esposo aventurero tejiendo? Con los dedos entregados a sus arcaicas y líricas labores o "Los sueños de la máquina" por citar dos ejemplos, son obras redondas al margen de su formato.

Los pies de la fogosa Elena sobre húmedas piedras playeras, como los artilugios tecnológicos o los caracoles de otras piezas, revelan que Mau Monleón, a sus apenas veinticinco años, es una artista curiosamente madura.

DESTELLOS Y DETRITUS

Las pinturas de Isabel Tristán (Puerto de Sagunto, 1958), a semejanza de las expuestas la temporada pasada en otra colectiva, en el Museo Benlliure, se mueven en el terreno de los signos abstracto

y lo ornamental. Empleando técnicas mixtas, aquí más depuradas, ahora agrega, al parecer, una nota irónica en los motivos pictóricos: la especie de excremento barroco claro en el cuadro «Un adorno en el paisaje» y reiterado en otros lienzos. El tríptico «Buceando en la propia identidad» y la serie en pequeño formato «Azul» amplían los registros creativos, con posibilidades todavía difíciles de calibrar, de esta pintora de la que no obstante sí cabe reseñar su valentía al abordar un tema apenas tocado en la historia de la pintura. Aunque alguna mosca sobreviviente a la refrigeración de la galería se posará ostensiblemente sobre los representados detritus, en la para ella seguramente atractiva forma de ocho y su consecuente empaste.

Las fotografías de Alfonso Herráiz, nacido en Cuenca en 1961, pero residente en Valencia desde hace muchos años, tienen dos aspectos Interesantes. Por una parte, el evidente dominio de las técnicas fotográficas, con el uso del color, casi proscrito por la mayoría de los artistas fotográficos, a veces por excesivo purismo. Por otra parte, la imaginaría velada y amplia denota su capacidad creativa. Estas dotes no impiden, sin embargo, que la blandura de los conceptos y personajes episódicos desbaraten en buena medida sus obras.