¿MUJERES EN EL EJÉRCITO?


[Se cumplen ahora diez años de la aparición de esta declaración del Colectivo de Mujeres Antimilitaristas del MOC Madrid, publicada en En Pie de Paz, nº 10, mayo/junio de 1988. Nos parece que no está de más traer estas reflexiones al presente, cuando los planes para el nuevo modelo de Fuerzas Armadas contemplan ya decididamente la pretendida "igualdad de oportunidades" para hombres y mujeres en la incorporación al Ejército profesional. En Pie de Paz: Gran de Gràcia, 126-130 - 08012 Barcelona - tf 93/ 217 95 27 - fx 93/ 416 10 26.]

Nos parecía importante, como colectivo de mujeres del MOC, tener una postura clara sobre el tema de la mujer y Fuerzas Armadas (FAS), como mujeres y como miembros de un movimiento que trabaja el antimilitarismo. Creemos importante que se cree un amplio debate sobre el tema; por eso estas páginas y en esta revista.

Desde hace algún tiempo se venía tomando el pulso al ejército sobre el tema, y ahora han sido voces llegadas de la misma institución militar las que han pedido la incorporación de la mujer a las FAS; no hemos sido nosotras quienes hemos abierto esta posibilidad, ni hemos creado una «fuerte demanda social», aunque alguna mujer se haya prestado al juego de simularlo, ayudada por la mayoría de los medios de comunicación que no han dejado de airear y agrandar la noticia.

¿Por qué en este momento les interesa a las FAS nuestra ncorporación?

Las mujeres somos más del 50% de la población, y hasta ahora no teníamos una obligación militar directa, con lo cual escapábamos a la necesidad de los militares detener controlados a todos los sectores de la sociedad. Sería un paso más en la creciente militarización que sufrimos, y en caso de conflicto bélico este sector social no escaparía al control directo del mando militar.

Creemos por otro lado que el integrar a la mujer en el ejército es una forma muy fácil de destruir la lucha feminista, al quedar la mujer encuadrada ideológicamente en una institución cuyos valores son el patriarcado, el autoritarismo, el machismo, etc.

Obviamente éstos no son los argumentos de los militares a la hora de pedir nuestra incorporación. Nos la han ofrecido como un logro dentro de la lucha por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, un avance en la no discriminación por razón de sexo.

Así, nos darían una oportunidad para defender algo, pero ya han decidido ellos qué es lo que hay que defender, cómo hay que defenderlo; sin darnos la posibilidad de entrar en el debate de la defensa.

Estamos de acuerdo en que la defensa es responsabilidad de todos. Pero ¿de qué tipo de defensa estamos hablando? ¿De la que defiende los intereses del ejército, la fronteras, patrias y banderas?, ¿de la defensa de los intereses políticos y económicos de unos pocos?, ¿o de la defensa de los intereses de los pueblos y comunidades?. Nosotras optamos por una defensa cuyos objetivos sean asumidos por todas las ciudadanas/os y que nos sirva para defendernos de las constantes agresiones que sufrimos cotidianamente en la cultura, economía, política, etc.

¿De quién nos tenemos que defender?, ¿de un hipotético enemigo que nos invadirá o de aquellas estructuras e instituciones que nos agreden constantemente? Una de ellas es el ejército y los valores militaristas que transfiere a la sociedad; incorporándonos sería colaborar con algo que nos agrede.

¿Cómo tenemos que defendernos?, ¿con métidos y estrategias que suponen la aniquilación del supuesto enemigo? Nosotras optamos por un modelo de resolución de los conflictos que supera la necesidad de eliminar físicamente al contrincante; y que sea eficaz y coherente con los fines que perseguimos.

Nos hablan de la liberación de la mujer como un argumento de peso para que entremos en el ejército. Y esto nos lo cuentan desde las mismas FAS creadas por y para los hombres, y que es una estructura más de opresión machista como muchas otras.

Intentan «igualarnos» al hombre en el terreno militar, cuando seguimos tan discriminadas en el laboral, cultural, político, económico, social, jurídico, etc., igualdad por la que sí llevamos mucho tiempo luchando las mujeres.

En el artículo 1º-3 del Real Decreto Ley de incorporación de la mujer a las FAS se dice que la mujer podrá alcanzar todos los empleos militares. Si miramos los ejemplos de ejércitos europeos a los que se han incorporado mujeres (ejemplos a los que miran mucho nuestros gobernantes), éstas no han llegado a altos mandos, sino que se las ha utilizado como técnicos especializados (debido a la sofisticación de los cuerpos militares), para tareas de apoyo en retaguardia y, sobre todo, para dar un cambio de imagen al ejército (en algunos ejércitos se asigna a las mujeres un dinero extra para maquillajes). Se nos utiliza para mostrar al ejército más moderno, más democrático, más civilizado y más "bello". Pero ni en el Real Decreto Ley ni cuando nos hablan los militares de los ejemplos europeos, nos cuentan la agresiones y violaciones sufridas por las mujeres dentro de estos ejércitos.

Pero no estamos contra la incorporación porque nos utiliza para ciertos fines, sin darnos la posibilidad de un igualdad real. Queremos dejar bien claro que nuestra oposición sería la misma aunque tuviésemos la certeza de lograr una equiparación total y real con el hombre. No creemos que el ejército sea necesario para defendernos de nada ni de nadie, más bien creemos que es un mal del que debemos defendernos, una realidad negativa tanto para la mujer como para el hombre; no queremos que nos inculquen como valores positivos la obediencia ciega, la jerarquización, la xenofobia, la justificación de la guerra, el machismo. No vamos a integrarnos en una institución que consideramos debería desaparecer.

Pensamos que nuestra incorporación sería un paso intermedio hacia la creación de un ejército profesional, al desaparecer algo después de nuestra incorporación la obligatoriedad del SM para los hombres.

Debido a que la incorporación de la mujer a las FAS sería voluntaria se nos ha tachado desde distintas posiciones de intransigentes, al no admitir que exista como derecho. Pero desgraciadamente no es una cosa que sólo repercuta en las mujeres que se integren en las filas de las FAS, y que a quienes no nos queremos incorporar no nos afecte, porque los gastos derivados de esta incorporación, aparte de pagarlos entre todos, irán en detrimento de otros presupuestos sociales que las mujeres necesitamos con más urgencia; presupuestos para cultura, educación, asistencia, que sí potenciarían la igualdad de la mujer en esta sociedad; recordemos, por ejemplo, que un carro de combate cuesta igual que cien centros de planificación familiar, y un portaviones lo mismo que mil quinientas guardería.

Por todo esto, nuestra postura como mujeres y antimilitaristas, ante el Real Decreto Ley de incorporación de la mujer a las FAS no puede ser otra que el rechazo y la denuncia de lo que esta ley implica verdaderamente.

Junio, 1988


MILITARIZACION DE LA MUJER

Grupo Antimilitarista de Carabanchel

noviembre de 1998

El articulo que sigue, aparecido en prensa, es motivo de seria reflexion. ¿Seran las mujeres mas militaristas que los hombres en el nuevo milenio? ¿Es esta una consecuencia inevitable de la lucha feminista por la igualdad?

Nosotr@s aventuramos una interpretacion menos superficial y acaso mas cercana a las verdaderas causas de este hecho. Una de las criticas que, desde su anuncio, hemos realizado contra el futuro ejercito profesional es que -como nos consta por el ejemplo de los paises en los que ya existe desde hace tiempo- este se nutrira fundamentalmente de l@s excluid@s de la sociedad (cuya mision sera paradojicamente la defensa del sistema injusto que les excluye). La feminizacion de la pobreza es un hecho patente -y creciente- en todo el mundo, y tambien en nuestro estado. De tod@s son sobradamente conocidos numerosos datos: la diferencia numerica entre parados y paradas (a pesar de que las mujeres tienen mejor preparacion: hay mayor numero de tituladas universitarias, y sus calificaciones son mejores que las de los hombres); la desigualdad salarial en empleos similares (grotesca en la mayoria de los casos), la diferencia en el acceso a los puestos y cargos de  responsabilidad; y un largo etc.

Asi creemos, por tanto, que el aumento de la  participacion de las mujeres en el ejercito es un dato que viene a corroborar la profunda discriminacion que aun padecen en nuestra sociedad. Estemos pues alerta a contestar las interpretaciones que desde el ejercito y el poder nos pretenden dar, presentando al nuevo modelo militar como paradigma de la igualdad. Militarización de la mujer=Discriminación de la mujer.

Por otra parte, el articulo da buena cuenta de las dificultades que tiene el ejercito para sacar adelante sus planes. Teniendo en cuenta que tanto el periodico como el autor nunca se han distinguido precisamente por inclinaciones antimilitaristas, podemos considerar el analisis y los datos suficientemente objetivos y asepticos (el subrayado es nuestro).


La afluencia de mujeres salva la profesionalización de las Fuerzas Armadas

[Publicado en El Pais, 30-10-98]

MIGUEL GONZALEZ. Madrid

Un total de 51.896 solicitudes se presentaron a las 16.892 plazas de soldado y marinero profesional convocadas durante este ano, lo que supone 3,07 candidatos por plaza, el minimo necesario para efectuar una seleccion. El Ministerio de Defensa ha conseguido este aprobado raspado en el proceso de profesionalizacion de las Fuerzas Armadas gracias al espectacular aumento del numero de mujeres aspirantes, que ha crecido en un 61,8% respecto a 1997, frente al 14,9% de incremento de los varones. En la tercera y ultima convocatoria de este ano, el 20,47% de los candidatos eran de sexo femenino, mientras que en la primera de 1996 solo suponian el 10,06%. El actual porcentaje de mujeres entre la tropa profesional roza el 5% y en los paises con mayor presencia femenina no pasa del 15%.  La incorporacion de la mujer a las Fuerzas Armadas tropieza, sin embargo, con las pruebas fisicas, donde son eliminadas en un altisimo numero, lo que explica el hecho de que el porcentaje de mujeres sea casi el doble entre los presentados que entre los admitidos. Defensa ha estudiado la posibilidad de establecer pruebas fisicas diferentes en funcion del sexo, pero muchas de las candidatas rechazan cualquier diferencia con sus companeros varones.

3,07 solicitudes por plaza

A pesar de la satisfaccion expresada por los responsables de Defensa, las cifras de este ano no garantizan el exito del proceso de profesionalizacion. La relacion de 3,07 solicitudes por plaza no solo es la menor alcanzada nunca, sino que resulta enganosa, pues alrededor del 20% de los aspirantes se presentan a mas de una convocatoria, por lo que se les contabiliza varias veces. Ademas, no todos los destinos tienen los mismos candidatos: el Ejercito del Aire ha tenido este ano 5,63 aspirantes por plaza y la Armada solo 2,02. La cifra de admitidos, que equivale al 90% de las plazas convocadas, se reduce luego por las bajasque se producen durante el periodo de formacion.  En todo caso, Defensa ha conseguido frenar este ano la caida en el numero de solicitudes que se venia produciendo desde 1996, gracias en parte a una campana publicitaria de 1.600 millones de pesetas. La cifra total de solicitudes, 51.896, supera en 366 el record alcanzado en 1994. La diferencia esta en que ahora se han convocado 6.332 plazas mas que entonces, lo que ha hecho que el numero de candidatos por plaza se reduzca de 4,87 a 3,07.  El publico potencial en el que se reclutan los soldados profesionales se mantiene constante en unas 50.000 solicitudes anuales, pese a la incorporacionde la mujer y a variaciones coyunturales. Ampliar sustancialmente este colectivo es el gran reto de Defensa, pues de otra forma le sera muy dificil cubrir con un minimo de exigencia las mas de 22.500 plazas (17.500 nuevas y unas 5.000 de reposicion) que tiene previsto convocar en 1999. Mantener la actual proporcion de tres aspirantes por plaza requerira casi 70.000 solicitudes. Defensa ha renunciado por ahora a buscar el equilibrio territorial de la tropa, por lo que centra sus esfuerzos en las provincias que le son mas proclives, como Cadiz o Valencia, mientras se reduce al minimo la presencia de vascos, navarros o catalanes.


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