---------------------------------------- BOLETÍN ELECTRÓNICO ANTIMILITARISTA Nº 5 / ABRIL 1998 MOVIMENT D'OBJECCIÓ DE CONSCIÈNCIA (MOC VALÈNCIA) Roger de Flor, 8 baix (local de Cedsala) - 46001 València - tf (96) 391 67 02 ---------------------------------------- Este mail te ha sido enviado bien por solicitud tuya, bien porque has tenido alguna relación con nosotras y nosotros que nos hace pensar que puede interesarte, o bien hemos tomado tu dirección de una fuente de acceso público. Si no deseas seguir recibiéndolo en tu dirección electrónica, por favor, disculpa las molestias y envíanos un mensaje a , señalando en el subject , indicándonos en el cuerpo del mensaje tu e-mail y solicitándonos borrarte de nuestro directorio. Gracias. ---------------------------------------- POR EL CONTRARIO, SI ES DE TU INTERÉS, POR FAVOR, COLABORA DIFUNDIENDO POR TODOS LOS MEDIOS POSIBLES ESTE DOCUMENTO ---------------------------------------- ÍNDICE DEL BEA nº 5 (ABRIL 1998): 1/ NOTICIAS * Las armas del Gobierno (extractos), por Fernando Barciela (El País Negocios / Empresas). * Fuimos con Rafa a la prisión de El Puerto II (Cádiz), por MOC El Puerto de Santa María. * Manifiesto: marcha antimilitarista a la prisión militar de Alcalá de Henares, convocatoria del MOC para el 10 de mayo. 2/ PEPE BEUNZA: DECLARACIÓN FRENTE AL CONSEJO DE GUERRA EN VALENCIA, 23 DE ABRIL DE 1971. Primera declaración política de un objetor de conciencia en un tribunal español en la historia reciente. 3/ GONZALO ARIAS Y JOSÉ ANTONIO PÉREZ: DECLARACIONES DE AUTOINCULPACIÓN, en favor del insumiso Carlos Pérez Barranco, 1997. 4/ PEPE BEUNZA Y JOSÉ LUIS PITARCH: DECLARACIONES, en apoyo al insumiso Marcelo Expósito, 1998. 5/ NOAM CHOMSKY: CARTA SOBRE UN OBJETOR DE CONCIENCIA, en apoyo al insumiso Javier Sáez del Álamo, 1993. 5/ JOSÉ SARAMAGO: DOS DOCUMENTOS ACERCA DE CHIAPAS Y EL ZAPATISMO, 1998. 6/ TONI NEGRI: ENTREVISTA PARA LIBÉRATION, POCOS DÍAS ANTES DE REGRESAR A ITALIA Y SER ENCARCELADO, 1997. ---------------------------------------- LAS ARMAS DEL GOBIERNO. Dos billones de pesetas de inversión pública reaniman a las empresas estatales de armamento. [Este insólito artículo apareció firmado por Fernando Barciela en unas páginas tan poco subversivas como son las de El País Negocios, el domingo 1 de febrero de 1998. Os reproducimos tan sólo unos extractos.] Casi 10 años después de lacaída del Muro de Berlín y del final de la Guerra Fría, la industria española de Defensa está a punto de experimentar una fase de bonanza sin precedentes. A finales de marzo seguramente el Gobierno habrá desbloqueado tres grandes programas de armamento que supondrán en conjunto -y sin contar con otros proyectos- una inversión de cerca de dos billones de pesetas a realizar en unos 10 años; un maná que revertirá principalmente sobre la industria de Defensa. "Es el mayor esfuerzo en armamento que recuerdo", explica el director de unaempresa privada del sector, "no es que sea la edad de oro, pero casi". Los tres programas,el EF-2000 (Eurofighter) para el Ejército del Aire, la Fragata F-100 para la Armada y el Leopard para el Ejército de Tierra, canalizarán hacia las empresas de armamento una suma de 1'4 billones de pesetas, algo así como 100.000 millones de pesetas al año, un flujo de dinero desusado teniendo en cuenta que la facturación total del sector armamentístico en los últimos años, incluida la exportación, no supera los 170.000 millones de pesetas. Docenas de empresas privadas en sectores con la defensa, la electrónica, las telecomunicaciones o el transporte, y entre las que destacan sociedades como Indra, Gemesa o CAF (transporte), se verán beneficiadas. Las principales destinatarias de este esfuerzo gigantesco serán, sin embargo, las grandes empresas públicas del sector, en especial Bazán y Santa Bárbara, enfermas de subactividad y que arrastran pérdidas desde hace muchos años. "Hemos considerado que la puesta en marcha deestostres programas de armamento era una buena oportunidad para reestructurar Bazán y Santa Bárbara", explica Pau Guardans, director general de Industria, "e imprimirles toda una serie de reformas que, sin carga de trabajo, hubiera sido mucho más difícil realizar, lo que no significa que ello signifique darles carta blanca. Estas empresas tendrán que reestructurarse y hacerse más competitivas, de otra forma no tendría ningún sentido proporcionarles estos programas". [...] "La industria militar no es inútil, tiene el mismo componente de creación de riqueza que una carretera y genera valor añadido, empleo, divisas y tecnología, y es, por tanto, muy útil para el conjunto de la economía". [...] La decisión del actual Gobierno de utilizar los programas de armamento para impulsar la industria fue adoptada pocas semana después de su llegada. Guardans argumenta que el actual Ejecutivo ha inaugurado, por así decir, un nuevo modelo, ya que "antes se compraba armamento extranjero a cambio de compensaciones (el caso del F-18), mientras que nosotros asociamos los grandes programas a una apuesta muy fuerte por la industria nacional a través de programas de inversión que permitan fabricar en España". [...] CON RAFA, A LA PRISIÓN PUERTO II (CÁDIZ), por MOC de El Puerto de Santa María. El pasado martes 14 de Abril el MOC y el grupo de apoyo a Rafael R. Travieso organizaron una concentración el La Plaza del Polvorista en El Puerto de Santa María a las 19:00 h para posteriormente acompañar al insumiso a la prisión de Puerto II, donde ingresa diariamente a las 20:30 h, cumpliendo condena en tercer grado (los asistentes gozaron de una de las últimas estampas históricas de los presos de conciencia en España). El grupo prepara otras concentraciones en apoyo de Rafa. MANIFIESTO: MARCHA ANTIMILITARISTA A LA PRISIÓN DE ALCALÁ DE HENARES Convocatoria del Movimiento de Objeción de Conciencia para el 10 de mayo. Ante el publicitado indulto parcial del Gobierno a los insumisos "condenados" bajo el código penal civil, desde el Movimiento de Objeción de Conciencia y los colectivos sociales que apoyan esta convocatoria queremos dejar bien claro a la sociedad que seguimos DESOBEDECIENDO y que la disidencia antimilitarista sigue tan viva como siempre. Y vamos a seguir desobedeciendo porque queremos plantear un debate que ha sido robado por mucho tiempo a la sociedad. Un debate acerca de tres cuestiones: qué debe defenderse y cómo vamos a realizar esa defensa. Nosotr@s, como antimilitaristas y solidarios con l@s más desfavorecid@s, abogamos por defender la paz, el bienestar social y la justicia, y por defendernos del militarismo, de los intentos de resolución violenta de los conflictos, del tráfico de armas, de la formación del "espíritu militar", etc. Apostamos por la abolición de los ejércitos y la superación del modelo militar de defensa, dando paso a una alternativa noviolenta basada en la defensa y ampliación de las conquistas sociales y en la participación del conjunto de la sociedad. Este mensaje antimilitarista es el que siempre hemos querido transmitir con la insumisión, y hoy, más que nunca, nos parece un mensaje válido y necesario. Por eso vamos a seguir haciendo insumisión en los cuarteles, dentro de la campaña colectiva de desobediencia civil puesta en marcha hace más de un año y a la que se han unido ya diecinueve jóvenes. Cuatro de ellos se encuentran presos en la prisión militar de Alcalá de Henares -tres de ellos cumplen condenas de dos años y cuatro meses-. También vamos a seguir haciendo objeción fiscal a los gastos militares. Y vamos a seguir animando a que ayuntamientos, universidades y organismos públicos no apliquen las inhabilitaciones, a que los colegios e institutos se declaren insumisos a la formación del espíritu militar... No es, ni ha sido nunca, nuestro objetivo conseguir la "pseudodespenalización" de la insumisión, ni mucho menos indultos parciales. Estas medidas -que no eliminan la represión, puesto que mantienen, además de la prisión para los insumisos en los cuarteles, la muerte civil o inhabilitación absoluta para el desempeño de puestos públicos, el acceso a becas o ayudas públicas, etc., por un periodo de muchos años- ponen de manifiesto que el Gobierno se ha visto obligado a ceder, como ya lo hizo antes al anunciar la abolición de la mili ante la fuerte presión social. Pero no es casualidad que la medida se produzca en este momento, en el que el poder se halla embarcado en una difícil transición hacia el ejército profesional. El Gobierno del PP, como anteriormente el del PSOE, busca descaradamente legitimar lo militar ante la opinión pública. Todo vale para ello: intervenciones supuestamente "humanitarias", cumbres de la OTAN, pseudodespenalizaciones, adoctrinamiento en las escuelas vía la formación del espíritu militar... El Gobierno se desentiende de los verdaderos problemas que padece la sociedad (paro, precariedad en el empleo, pobreza, "medicamentazos", privatizaciones, deterioro del medio ambiente, subida de las tasas universitarias, política insolidaria hacia los países empobrecidos, aumento de la marginación, de la exclusión social, de la xenofobia y del racismo...) y del recorte de los recursos destinados a atenderlos, mientras no hace sino aumentar el gasto militar (que este año será de dos billones de pesetas) para "satisfacer" las exigencias del futuro ejército profesional y el ingreso en la estructura militar de la OTAN. En este proceso de abolición de la mili la situación del ejército es sumamente frágil (la objeción se dispara, no se cubren las plazas de soldados profesionales...) y el Gobierno trata de aniquilar todo intento de disidencia. La insumisión en los cuarteles pone el dedo en la llaga al revelar lo criminalmente innecesario de la defensa militar, o sea, de la defensa de la muerte y la dominación frente a la defensa del progreso social. Es por ello por lo que los insumisos en los cuarteles son los continuadores de la campaña de insumisión. Para hacer visible este paso del testigo, hemos convocado una marcha antimilitarista a la prisión militar de Alcalá de Henares para el día 10 de mayo. Y terminamos como empezábamos. Seguiremos actuando con la única "arma" que aceptamos usar: la desobediencia, esparciendo su semilla incluso en el interior de los cuarteles. ---------------------------------------- PEPE BEUNZA, a la sazón activista del Sindicat Democràtic d'Estudiants en la Universidad de Valencia, se niega a cumplir el Servicio Militar a principios de 1971 desde posiciones muy alejadas del estoicismo apolítico de sus predecesores Testigos de Jehová, y de esta manera lo explica ante el Juez Militar en el Consejo de Guerra que le juzgó en la ciudad de Valencia, el 23 de abril del mismo año, en la declaración que a continuación reproducimos con el fin recordar el aniversario de este juicio: se puede decir, por lo tanto, que se trata del aniversario de la primera declaración política de un objetor de conciencia en España, en nuestra historia reciente.La estrategia de Beunza es el ejercicio de la objeción de conciencia mediante la desobediencia civil por métodos noviolentos: declaración pública de su condición de objetor, consciencia de la dimensión política de la objeción, contenido antimilitarista explícito. El resultado de tal estrategia y su carácter asimismo pedagógico frente a la sociedad a la que apela es casi inmediato: poco después surgen tres nuevos casos de objetores no Testigos de Jehová. Son Víctor Boj de Reus, Jordi Agulló de Alcoi y Joan Guzmán, a la sazón Cabo de Marina. La situación de estos cuatro objetores de conciencia encarcelados conlleva una serie de acciones de apoyo en diversos lugares en Europa. Tales acciones de apoyo no son exclusivamente consecuencia a posteriori del encarcelamiento de los objetores, sino un aspecto intrínseco de la estrategia de desobediencia civil noviolenta -desde mucho antes de dar el paso, Beunza ha trabajado a fondo con colectivos sociales y grupos de apoyo la necesaria proyección del caso en el ámbito público-, y generan como es de esperar un tremendo malestar en el Gobierno. En noviembre de 1971 son puestos en libertad Pepe y algunos objetores más, pero dada la legislación vigente -una suerte de "condena en cadena"- no quedan exentos de la mili, a la que vuelven a ser llamados. Beunza rechaza de nuevo incorporarse a filas e inicia por el contrario, por iniciativa propia, un servicio civil autogestionado en el barrio de Els Orriols (València), siendo detenido seis semanas más tarde y trasladado a la prisión de Cartagena. En marzo de 1972 se le impone una condena de un año de cárcel que ha de cumplir en un batallón de castigo en el Sáhara. La Junta de Facultad de Derecho, el Colegio de Abogados y el Rector de la Universidad de Valencia muestran su apoyo al caso y solicitan al Gobierno una Ley de Objeción. Mientras tanto, las acciones de solidaridad se multiplican: huelgas de hambre, interrupción del tren Barcelona-Ginebra... De esta manera, durante su estancia en el castillo de Cartagena, la necesaria y buscada proyección pública de la desobediencia civil continua creciendo: recibe la solidaridad y comprensión de muchas personas, entre las cuales se encuentra Rafa Rodrigo, pedagogo valenciano y sargento de milicias, quien le escribe para comunicarle su intención de declararse también objetor. La censura militar controla el contenido de dicha carta y, en consecuencia, se le expulsa de milicias para ser acto seguido condenado también a un año de prisión. En diciembre de 1973, el Gobierno aprueba una "Ley de Negativa al Servicio Militar" que introdujo en el Código de Justicia Militar un nuevo artículo, el 383 bis, a consecuencia del cual los objetores van a ser condenados a penas de 3 a 8 años de prisión. Pepe es definitivamente excarcelado en 1974. PEPE BEUNZA: DECLARACIÓN FRENTE AL CONSEJO DE GUERRA EN VALENCIA, 23 DE ABRIL DE 1971 Quisiera, si ustedes me lo permiten, y en atención a los tres meses que llevo encarcelado y a los seis años que aún me quedan por cumplir, salvo que antes se reconozca nuestro estatuto, explicar respetuosamente el porqué de este gesto que no dudo permanecerá confuso para algunos de ustedes y para mucha gente en general. Todo hombre es mi hermano incluídos ustedes que me van a condenar y no hay nada personal contra ustedes en mis juicios, pero desde el momento en que se consideran en el deber de juzgarme, tengo asimismo el deber de defenderme y aceptarles como representantes y defensores de una situación social con la que no estoy de acuerdo. Si en algún momento mis ideas les parecen radicales o exageradas, quisiera que vieran únicamente la fuerza de mis convicciones, profundizadas y clarificadas a través de largos días de encierro y de la amarga experiencia que como preso empiezo a tener. No puedo olvidar que del cuartel a la cárcel fui trasladado exposado y apuntado por dos metralletas como si de un asesino peligroso se tratara, cuando yo me he presentado voluntariamente, pues en noviembre pasado estaba de viaje por el extranjero y vine precisamente para cumplir mis deberes con la patria, aunque para mí mi patria es la Humanidad y no otra cosa puede creer un católico después de las palabras de Pablo VI en la Populorum Progressio: «El desarrollo integral del Hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la Humanidad», por lo que creo que hay que superar la idea de fronteras arcaicas y glorias pasadas, que no sirve sino para desarrollar el individualismo, la desconfianza, la competencia y el provecho de unos pocos en perjuicio de los demás. Pues bien, desde que Caín mató a Abel con una quijada de asno, hasta la bomba atómica y las modernas armas químicas y bactereológicas, se ve una evolución regresiva de la Humanidad en la que no quiero participar. El mundo está enfermo, dice Pablo VI, su mal reside en la falta de fraternidad entre los hombres y lo pueblos. Yo diría más bien que estamos en manos de locos, y qué otra cosa se puede pensar de una civilización que ha sido capaz de un derroche increíble para llegar a la Luna con fines paramilitares, y que sin embargo sus dos terceras partes padecen y mueren de hambre. Esta situación llega a ser dramática cuando pensamos que por primera vez en la Historia de la Humanidad, el Hombre tiene poder para destruir todo rastro de vida sobre la Tierra, y si para esto bastan 27.000 m... [ininteligible], tenemos almacenados más de 200.000, con lo que el mundo se convierte en un inmenso polvorín en el que incluso por error podría surgir la chispa fatal. Este equilibrio de terror no puede llevarnos más que al desastre final y ante esto prefiero pudrirme en una cárcel rodeado de homicidas antes que construir mi propia autodestrucción. Esto me lleva a plantearme la objeción de conciencia. Soy católico, pero me parece equívoco alegar este motivo cuando en mi país los obispos tienen graduaciones y honores militares y presiden los desfiles, cuando la práctica oficial de la misa en cuarteles es vergonzosa, cuando en países como Italia, Portugal y España, donde la Iglesia Católica tiene mucha influencia, los objetores de conciencia sufren grandes dificultades. Creo mejor plantearlo por motivos éticos. Soy noviolento y considero que la Historia tiene suficiente experiencia de las consecuencias desastrosas de la violencia como para que nos sintamos obligados a experimentar otras vías de cambio social. Además considero que el derecho a la objeción de conciencia debe ser reconocido por motivos religiosos o cualquier otra convicción profunda, como está aceptado por la Iglesia Católica en la reunión mundial de todas las iglesias, en octubre pasado, en Kyoto; sabiendo que según el artículo 6º del Fuero de los Españoles «la profesión y práctica de la religión católica, que es la del Estado Español, gozará de la protección oficial»; y según el Concilio Vaticano II en Dignitaris Humanae, que dice: «El Hombre percibe, reconoce por medio de su conciencia, los dictámenes de la Ley divina y para llegar a Dios que es su fin, tiene obligación de seguir fielmente esa conciencia, en toda su actividad». Y aquí insiste Pablo VI. Ya es hora de que la opinión pública haga presión en los gobiernos para que reduzcan lo más posible otros gastos, por ejemplo los militares. Cuando tantos hogares viven sumergidos en la ignorancia, cuando aún quedan por construir tantas escuelas, hospitales, viviendas dignas de este nombre, todo derroche público o privado, todo gasto de ostentación nacional, toda carrera de armamentos es un escándalo intolerable. Pero mi acción no es negativa. Ahora mismo estoy dispuesto a comenzar un servicio civil de incluso doble duración que el servicio militar, pues teniendo nuestro país tantas necesidades no puedo ocupar mi tiempo en preparar desfiles militares; cuando, según el nada tendencioso informe FOESSA, hay en España un millón de niños sin escuela, un 20% de analfabetos que corresponde a 7.400.000 personas, un déficit de 4.300.000 viviendas y tantas otras necesidades culturales, sanitarias, agrícolas, forestales, etc... en las que podríamos ser ocupados los 200 objetores encarcelados actualmente, luchando así contra las causas de la guerra, pues según Pablo VI «las diferencias económicas, sociales y culturales entre los pueblos, cuando son excesivas, provocan tensiones y discordias y ponen en peligro la paz». Nos alarman datos como el de que el mundo gasta anualmente 10.500.000 millones de pesetas en armamentos y sólo 700.000 millones en ayuda a países subdesarrollados. Siendo el desarme una necesidad imperiosa, creo que honradamente hay que empezar por uno mismo y llevar esta acción a escala internacional, que es como se debe de resolver. El mismo Teniente General Díez-Alegría dijo recientemente en Lisboa: «Acabar con la guerra es un imperativo que la Humanidad debe tratar de cumplir por todos los medios posibles, la guerra es un hecho ante el cual no se pueden cerrar los ojos». Yo creo que al aceptar la guerra como último recurso y mal necesario se sientan las bases de su legitimización y perpetuación. Las normas de la guerra justa no son en ningún momento aplicables a la guerra moderna y ésta se convierte en un crimen contra la Humanidad, pues aunque la causa sea justa, las armas actuales la convierten en una masacre indiscriminada, por lo que toda persona tiene el derecho a negarse a participar en la guerra o en su preparación. Afirmo, como el físico Einstein: «Los pioneros del mundo sin guerra son los jóvenes que rechazan el servicio militar». Como muestra tenemos la guerra de Indochina. No podemos permanecer indiferentes cuando leemos en la prensa que los EE.UU. han lanzado sobre Indochina el doble de bombas que el total de las que lanzaron en la Segunda Guerra Mundial. Muchos nos preguntan alarmados qué haríamos frente a una futura e irreal invasión. Creo que: 1º) Tenemos suficientes problemas actuales para que nos entretengamos con posibles problemas futuros. 2º) Hay que reconocer que nuestro gesto no consigue la desaparición del ejército. Alemania tiene 36.000 objetores y eso no es obstáculo para tener el mejor ejército de Europa. 3º) Las invasiones actuales no tienen por qué serlo a sangre y fuego. Estamos invadidos por los americanos que nos dominan política, económica, militar, culturalmente e impasibles dejamos que se lleven nuestro dinero y nuestros científicos. 4º) Creo sobre todo en la eficacia de un entrenamiento para una defensa noviolenta. No habría invasión capaz de resistir una huelga general, una campaña de no cooperación y de desobediencia civil. Claro que para esto es necesario que la sociedad esté entrenada, educada y descentralizada, y que cada uno sienta que lo que defiende es algo suyo. Mientras nuestra sociedad esté en manos de 200 personas dueñas de la banca y los monopolios, mientras que un 1% de los propietarios posean más de la mitad de las tierras de España, mientras que, como en nuestra provincia, 111 fincas ocupen más de la tercera parte de la superficie total, no podemos exigir, salvo engañándolos, que hombres cuyo único haber son la miseria y los callos en las manos arriesguen su vida por defender la riqueza de los demás. Estoy convencido de que, como dice Lanza del Vasto, «el solitario, oscuro y silencioso sacrificio en todos los países de quienes oponen razones de conciencia a la movilización, no llegará a resolver el problema de la guerra, pues el ejército no es más que el instrumento de ésta y no su causa, que es el abuso. Mas por lo menos lograrán hacer reconocer un derecho fundamental del hombre, derecho que las democracias pisotean más que lo hicieron los imperios bárbaros: el derecho de no matar». Creo que estamos ante un signo de los tiempos, un signo beneficioso que ustedes no podrán frenar ni con cárceles ni con castigos, y que cuanto antes lo reconozcan jurídicamente, antes se librarán de sus enojosas consecuencias de las que nosotros somos sólo víctimas. Soy inocente y repito que no son ustedes los que me juzgan sino yo el que se presenta voluntariamente para denunciar esta injusticia. Pueden ustedes condenarme, pero quiero antes decirles que la objeción de conciencia está reconocida por la Comisión Internacional de Juristas, Liga de Derechos Humanos, Consejo Ecuménico de las Iglesias, Concilio Vaticano II, Comisión Vaticana Justicia y Paz, Consejo Mundial de las Iglesias. Y para terminar, darles las gracias por esta experiencia tan interesante que me permite un conocimiento más profundo de mí mismo y de la sociedad en que vivo y también porque en mí se puede realizar el «bienaventurados los que sufren persecución por defender la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos», y el Reino de los cielos está en nosotros mismos. [El Tribunal Militar impidió a Pepe Beunza proseguir esta declaración in situ, interrumpiéndole a la altura del cuarto párrafo; pero no pudo evitar que el documento circulase después durante años, como un "clásico" del antimilitarismo en nuestro país.] ---------------------------------------- GONZALO ARIAS Y JOSÉ ANTONIO PÉREZ: DECLARACIÓN DE AUTOINCULPACIÓN EN APOYO AL INSUMISO CARLOS PÉREZ BARRANCO [Carlos Pérez Barranco abandonó el Cuartel Militar de Cáceres en febrero de 1997, al cual se había incorporado con la pretensión de realizar insumisión dentro de la nueva campaña del Movimiento de Objeción de Conciencia: insumisión en los cuarteles -ver BEA 1-. Semanas más tarde fue detenido en Valencia durante una acción pública colectiva y conducido a la Prisión Militar de Alcalá de Henares -allí escribió el artículo que hemos reproducido en BEA 2-. Tras cumplir 6 meses de prisión preventiva, actualmente se encuentra en libertad, aunque procesado y en espera de Juicio Militar. Las campañas de insumisión comprenden también, como parte integral del concepto de desobediencia civil noviolenta, la expresión pública de la desobediencia y el provocar una campaña pública de apoyos. Reproducimos ahora dos documentos donde Gonzalo Arias y José Antonio Pérez se dirigen al Tribunal Militar, autoinculpándose como "inductores" a la desobediencia de Carlos, y por lo tanto declarándose corresponsables en la campaña de insumisión. Todas las personas, grupos, colectivos, instituciones que tengais interés en ser copartícipes de esta campaña antimilitarista de apoyo a Carlos y otros casos de insumisión en los cuarteles, por favor, pónganse en contacto con el MOC València.] Al Tribunal Militar Territorial Primero Gobierno Militar de Madrid Paseo Reina Cristina 3-5 28014 Madrid 19 de septiembre de 1997 Habiendo tenido conocimiento del próximo Consejo de Guerra contra Carlos Pérez Barranco, acusado de deserción por seguir los dictados de su conciencia, les ruego respetuosamenteque incorporen al sumario el presente testimonio. Ante todo, debo decir que me consta que la posición del acusado no es de un simple antimilitarismo negativo, sino de afirmación y exploración de otros estilos de defensa, distintos de los basados en la destrucción y en la obediencia ciega que tienen su expresión tradicional en los ejércitos. En estos dos puntos fundamentales -medios noviolentos en lugar de medios destructivos y obediencia a la conciencia antes que órdenes que violen los derechos humanos- no sólo me identifico plenamente con el acusado, sino que me enorgullezco de haber contribuido en alguna manera, con mis escritos, al proceso de reflexión que le ha llevado a la decisión que ha tomado. Dicho de otro modo: soy culpable de lo que puede calificarse sin exageración, desde el punto de vista de la legislación militar actual, de inducción a la deserción, y de ello me autoinculpo. En los libros cuya breve reseña se adjunta se desarrollan ampliamente, en efecto, estas dos ideas: 1.- Los medios violentos de defensa, es decir, los que destruyen las vidas y los bienes de los "enemigos", son inhumanos, ineficaces y sustituibles: * inhumanos, pues corresponden a una etapa de la historia humana que a nuestra generación ha tocado superar, aunque sólo sea por lo irracional que resulta emplear esos medios modernos de destrucción que llegan a poner en peligro la supervivencia misma de la especie humana; ineficaces, como puede comprobar cualquiera que repase por ejemplo la historia de Europa en nuestro siglo: ni el ejército alemán, ni el francés, ni el italiano, ni el belga, ni el holandés, ni el húngaro... etc. hasta llegar a Checoslovaquia (1968) sirvieron para defender a sus respectivos países contra un invasor extranjero. * sustituibles, pues hay en cambio en nuestro siglo bastantes casos de defensa con éxito de un pueblo desarmado contra fuerzas armadas, casos en general silenciados o ignorados arbitraria e interesadamente. 2.- La obediencia ciega que los ejércitos actuales tratan de inculcar a los reclutas es la mejor manera de preparar los genocidios, ataques indiscriminados a gente desarmada y demás crímenes de guerra. Constatamos, además, que los altos jefes militares que exigen de sus subordinados esa obediencia ciega, dan con demasiada frecuencia ejemplo de desobediencia ante sus superiores civiles. No citamos ejemplos, pues no tenemos voluntad de ofender. POR TODO LO EXPUESTO: Ruego que se me inculpe de haber inducido y prestado apoyo a Juan Carlos Pérez Barranco en su decisión de desobedencia cívica frente a los ejércitos. Firmado: Gonzalo Arias Bonet. [Se acompaña este documento al Tribunalde una bibliografía completa de los escritos de Gonzalo sobre la desobediencia civil y la noviolencia. Véase BEA 4.] JOSÉ ANTONIO PÉREZ FERNÁNDEZ, periodista en paro, domiciliado en [Š] de Madrid, y con DNI [Š], como mejor proceda en Derecho, dice: Que es autor del libro Manual Práctico para la Desobediencia Civil (Pamiela, Pamplona, ISBN-84-7681 167.5). Este texto recoge los principales fundamentos doctrinales, éticos, cívicos y jurídicos que sustentan la noción de la desobediencia civil como uno de los legítimos derechos de la persona. En síntesis, tales conceptos son los siguientes: Desde el punto de vista ético, la desobediencia de una persona a cumplir una ley que considera injusta es totalmente legítima. Nadie puede ser obligado a aceptar una ley cuando entra en contradicción con sus convicciones morales personales. Y mucho menos cuando la expresión del disenso va unida a la aceptación personal de la responsabilidad derivada del mismo. Desde la perspectiva cívica, la rebelión ciudadana contra la injusticia es uno de los derechos consagrados por la Declaración de los Derechos Humanos efectuada por las Naciones Unidas en 1948. El preámbulo de la Carta recoge el espíritu de las primeras Constituciones democráticas (Virginia, 1776, Francia, 1789) al afirmar textualmente que se considera esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión. Mientras la Carta no sea derogada, conforme a la doctrina del derecho natural la rebelión de un ciudadano libre contra la tiranía y la opresión es totalmente legítima. Cuando tales imperativos éticos y cívicos mueven a una persona a la rebelión, y ésta se expresa por medios no-violentos nos encontramos ante la figura de la desobediencia civil. La doctrina internacionalmente aceptada por los tratadistas de la filosofía del derecho coincide en afirmar que : "Alguien comete un acto de desobediencia civil, si y sólo si, actúa de manera ilegal, pública, sin violencia, y conscientemente, con la intención de frustrar las leyes, políticas o decisiones de un gobierno" (Bedau, Rawls). Que todos estos supuestos se sustancian en la postura adoptada por el ciudadano Carlos Pérez Barranco, recluido en una cárcel militar del Estado español por expresar su decisión personal de insumisión al Ejército. Su desobediencia a cumplir la ley militares, en realidad, una obediencia al imperativo moral de su conciencia, que le impulsa a rechazar de plano esa amenaza para la paz mundial que, en su opinión, supone la existencia de los ejércitos, así como la responsabilidad directa que tiene el gasto armamentístico de las naciones en el hambre y la miseria que padecen millones de habitantes de este planeta. Que uno de los argumentos invocados por los gobiernos para la leva obligatoria de soldados es el de la "Nación en armas", presunción que fundamentaría la participación de todos los ciudadanos en la defensa de la nación ante un enemigo externo. Sin embargo, en la actualidad España no sólo no se enfrenta a la amenaza de un invasor, sino que, además, ha supeditado su ejército a las decisiones de un complejo militar como la OTAN. Las decisiones de esta organización no pueden ser en absoluto vinculantes para un ciudadano español, pues son tomadas por instancias externas a la soberanía nacional. Además, el carácter secreto de la estrategia de la OTAN supone una quiebra de la soberanía de la voluntad popular, puesto que sus decisiones no se hallan sometidas a la aprobación de nuestro Parlamento. En este sentido, el filósofo Inmanuel Kant se mostró tajante en su obra La paz perpetua al sentar el principio de que "Son injustas todas las acciones que se refieren al derecho de otros hombres, cuyos principios no soportan ser publicados". La razón de esa injusticia, según Kant, es que un principio que no soporte ser manifestado en alta voz sin que se arruine al mismo tiempo su propósito, sólo puede prosperar si permanece en el secreto, ya que no puede ser confesado públicamente sin provocar indefectiblemente la oposición de todos. Que, por todo lo anterior, personalmente me solidarizo con la actitud del ciudadano Carlos Pérez Barranco, y declaro públicamente mi aprobación a su acción no-violenta así como mi ferviente deseo de que la misma, unida a la voluntad de cuantos ciudadan@s en edad no militar son partidarios del establecimiento de una paz mundial, sirva para frustrar cuantas leyes, políticas o decisiones del Estado español coadyuven al auge mundial del militarismo, especialmente en lo que se refiere a la participación de tropas y apoyos armamentísticos, logísticos o estratégicos a la OTAN. Otrosí digo: que en el libro de mi autoría se sostienen con firmeza los principios aludidos, e invocando valores éticos, cívicos y jurídicos se alienta a la ciudadanía a ejercer el supremo recurso de rebelión contra la injusticia y contra la violación de los derechos humanos. Por lo tanto, si alguien, invocando expresamente dicho texto, siguiere esa llamada, me alcanzaría la responsabilidad de ese acto al incurrir en la figura de inductor a la legítima rebelión cívica. Por lo que, en conciencia, considero que debo autoinculparme en la causa seguida por los Tribunales Militares contra Carlos Pérez Barranco por deserción del acuartelamiento en el CIR de Cáceres en el mes de febrero del año en curso, en el marco de una campaña de desobediencia civil a los ejércitos. Redactada en uso de mi libre albedrío, esta pieza constituye un todo y su texto no puede ser utilizado parcialmente. Lo que, a los efectos que proceda, digo y rubrico en Madrid, a 30 de julio de 1997 Firmado: José Antonio Pérez Fernández. ---------------------------------------- PEPE BEUNZA Y JOSÉ LUIS PITARCH: DECLARACIONES EN APOYO AL INSUMISO MARCELO EXPÓSITO [La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia tiene a su cargo juzgar al insumiso Marcelo Expósito el martes 28 de abril a las 11 de la mañana. A pesar de habese declarado insumiso hace cuatro años, Marcelo se enfrenta a una petición fiscal de 8 años de inhabilitación absoluta y 1 año de multa. Se trata del tercer juicio en la Comunidad Valenciana donde se aplica a un insumiso el nuevo Código Penal. De acuerdo con el artículo 41 del llamado "Código Civil de la democracia", la pena de inhabilitación absoluta produce "la privación definitiva de todos los honores, empleos y cargos públicos que tuviere el penado aunque fueran electivos", además de "la incapacidad para obtener los mismoso cualesquiera otros honores, cargos o empleos públicos, y la de ser elegido para cargo público, durante el tiempo de la condena". El artículo 527, por su parte, aumenta el rigor de esta condena para los casos de insumisión a la Prestación Sustitutoria, ampliándola a "la imposibilidad de desempeñar cualquier empleoo cargo al servicio de cualesquiera de las Administraciones, Entidades o Empresas Públicas, o de sus organismos autónomos, y para obtener subvenciones, becas o ayudas públicas de cualquier tipo". El carácer de esta retorcida estrategia de represión de "baja intensidad" no es aún suficientemente visible ante la opinión pública a pesar de los pronunciamientos críticos que hasta el momento se han alzado contra el establecimiento de unas penas que suponen, de facto, una suerte de "muerte civil" para los insumisos. La campaña potenciada por el MOC València alrededor del juicio a Marcelo se ve emmarcada necesariamente por la machacona insistencia gubernamental en la pretendida "solución" del "problema" de la insumisión mediante un hipotético rápido excarcelamiento de los insumisos presos (que, por otro lado, no puede alcanzar a quienes permanecen condenados por deserción en la Prisión Militar de Alcalá de Henares, ni a quienes habrán de ser juzgados por Tribunales Militares en los próximos meses, a consecuencia de su participación en la estrategia de "insumisión en los cuarteles"). El discurso público gubernamental esconde que a los varios miles de insumisos pendientes de enjuiciamiento les pueden ser aplicadas durante los próximos años duras penas de inhabilitación que ya han causado de hecho, en un número indeterminado de casos, la expulsión de algunos insumisos de sus puestos de trabajo en la administración, multiplicado la dificultad de su acceso al trabajo remunerado o impedido el desarrollo de sus estudios por la imposibilidad de obtener ayudas y becas. Es sobre esta forma de ostracismo, que habrá de aquejar crecientemente en los próximos años a los insumisos juzgados conculcando sus derechos fundmentales, que la transición al nuevo modelo de defensa militarista y profesionalización del ejército se construye en el presente. Como han afirmado numerosas personas y colectivos en sus documentos de apoyo a Marcelo y a otros insumisos frente a los juicios por inhabilitación -es también el caso del insumiso José Ramón Goñi, trabajador de la Universidad de Zaragoza y actualmente procesado en espera de juicio- es inaceptable que en un periodo de cuestioonamiento de derechos sociales y recorte en gasto público, una política gubernamental que ha multiplicado el gasto en defensa militar y las ayudas a la industria armamentista pretenda al tiempo expultar de áreas importantes de la vida social y política a algunos de quienes más se han comprometido desde hace años en el cuestionamiento de un modelo militar de defensa que, de hecho, ha entrado en crisis. Y que se pretenda convertir al resto de las ciudadanas y ciudadanos en copartícipes de la ejecución de esta inaceptable política.] Pepe Beunza, Caldes de Montbuí (Barcelona), 23 / 4 / 98 Sr. Presidente de la Audiencia Provincial: El 23 de Abril de 1971, ya hace veintisiete años, me condenaban en un Consejo de Guerra en Valencia, por negarme a cumplir el Servicio Militar. Después de la primera condena volví a negarme, pasé por un segundo Consejo de Guerra, conocí cárceles y calabozos y después estuve quince meses en un batallón de castigo en el Sahara. Pagué un precio duro pero, a nivel personal, como puede suponer, me siento muy orgulloso. Desde entonces aconsejo a los jovenes para que se nieguen a hacer la mili y que trabajen por el desarme y la solución pacífica de los conflictos, pues con la violencia no sólo no se solucionan sino que se crean las bases para multiplicarlos. Le escribo esta carta porque uno de estos jóvenes, Marcelo Expósito Prieto, con el que he participado en varias campañas pacifistas, será juzgado el próximo día 28 de Abril por la Audiencia que Usted preside. Calculo que desde 1971 llevamos cumplidos los objetores e insumisos cerca de mil años de cárcel y son muchos años, aunque le puedo asegurar que la mayoría salimos de la cárcel más fuertes y convencidos que al entrar. Allí comprendí lo profundamente injusta que es nuestra sociedad. Mientrs la mayoría sobrevive como puede, unos pocos disfrutan de inmensas riquezas y poder y necesitan ejércitos para defender sus privilegios. Es la injusticia la causa principal de todas las guerras. Se nos habla de defensa de la patria, pero, si reflexiona un poco, comprenderá que es un gran engaño. En nuestro desarrollo absurdo hemos creado armas tan mortíferas que ningún ejército puede defendernos de un ataque con armas atómicas, químicas o biológicas. Lo que pasa es que la fabricación y venta de armas es el mayor megocio del mundo y nos hace vivir sobre un polvorín que puede destruir varias veces todo rastro de vida sobre la tierra. Sólo luchando por el desarme (y el desarme empieza por uno mismo) aseguraremos nuestra supervivencia y también la de Ustedes. Si juzgan y condenan a Marcelo, piensen que deberían juzgar y condenar a muchos que opinamos como él, que le apoyamos y le animamos. En una sociedad un poco más pacífica, Marcelo sería un ciudadano ejemplar. En esta le tratamos como un delincuente. Es lógico que la Justicia esté desprestigiada. Muy pocas personas consideran delito la insumisión. El Servicio Militar Obligatorio fue abolido por la Primera República el 17 de Febrero de 1873. Un golpe militar (es curioso, ¿no cree?) volvió a instaurarlo y hemos necesitado más de cien años para decidirnos a recuperar ese derecho. Algunos jueces han absuelto insumisos y eso dice mucho a su favor. En vísperas de la mili voluntaria, seguro que podrían encontrar fórmula jurídicas que no perjudicarán a los insumisos. El Ministro Gutierrez Mellado, que además de valiente era inteligente, inventó el 1978 la fórmula "incorporación aplazada". De esta forma, los jóvenes que se declaraban objetores, en vez de ir a la cárcel, se iban a casa a la espera de la Ley de Objeción que permitiera aplicar un derecho reconocido por la Constitución. La lay se hizo en 1984 pero fue un fracaso pues se atendió más al ruido de sables del 23 F que a la solución de la Objeción. De aquellos polvos nos vienen estos lodos. Y seguimos cumpliendo cárceles y condenas, y Ustedes condenándonos. Creo que ya hemos sufrido suficiente. Piense que no son Ustedes los que nos juzgan sino que somos nosotros los que nos presentamos voluntariamente para denunciar una situación injusta de la que sólo somos las víctimas. Esto ya se lo dije al Presidente del Consejo de Guerra que me condenó en 1971. Veo desgraciadamente que tengo que seguir repitiéndolo. Supongo que todo esto que le explico le parecerá discutible. Permítame recordarle lo que decía Einstein, considerada la persona más inteligente de este siglo: "Los pioneros de un mundo sin guerras son los jóvenes que rechazan el servicio militar". Agradecido por su atención, le desea la paz dinámica de los justos. Pepe Beunza. DELITO CONTRA LA CONSTITUCIÓN (?), artículo de José Luis Pitarch en Cartelera Turia, nº 1786; escrito en Valencia, el 21 de abril de 1998. El martes 28 de abril, la Audiencia Provincial de Valencia juzg a Marcelo Expósito por el supuesto delito de "[...] negarse de modo explícito [...] a cumplir la Prestación Social Sustitutoria". No le hace falta más precisión al legislador del Código Penal (ni al Fiscal), se diría que no hay otra "prestación social", o que no hay otra más importante. O que se elude citar sustitutoria de qué, o sea, mentar ese "qué", o sea, el ¿inombrable? servicio militar obligatorio. Cosas, digo yo, de la mala conciencia. O de la conciencia doble. O (seamos piadosos) de las terribles contradicciones del legislador. Huyendo de ella hacia adelante (como el que mata para ocultar una violación; sin ánimus de comparar), dicho truculento legislador, tras no osar citar el servicio militar, coloca al espantoso crimen "de negativa", ¡nada menos!, en el Capítulo de los "Delitos contra la Constitución", detrás de la rebelión y las acciones contra las Instituciones del Estado, y pegadito a los delitos referentes al ejercicio de los derechos fundamentales. ¡Ay Felipe, ay Belloch! Prometoa ustedes acabar este artículo apoyando el actuar de los insumisos sobre directos argumentos constitucionales. En fin, que van a endosar al buen Marcelo un mínimo de 8 años de inhabilitación absoluta, más una gruesa multa que pagará con cárcel. Y hay que echarse al monte de denunciar. En este momento de la Historia, ya casi sólo nos queda la denuncia. Ya casi nosqueda sólo la palabra. En principio, era el Verbo. Usemos la palabra. Y desnudemos la palabra. "Insumisión": asunto de primerísima magnitud moral y política, bastante más hondo de lo que puede parecer a primera vista. "Derecho natural" en su mejor sentido. Los primeros insumisos fueron Adán y Eva, que se negaron al pancismo, se encararon a Dios, por querer ser plenamente hombres. Gran insumisa fue Antígona, frente a la razón de Estado de Creonte. Las muchas teorías de nuestros clásicos sobre el tiranicidio significan insumisión. REbeldes, sediciosos y traidores a la ley británica y al Rey de Inglaterra fueron los padres de USA y del constitucionalismo escrito contemporáneo; igual que los burgueses sublevados de 1789 en París, junto a los citados americanos, dieron a luz los "derechos del hombre". A todos ellos reclamamos glorias de Occidente, y a Xátiva, la insumisa, ciudad preclara. Dijo Condorcet: la Historia es un progreso indefinido hasta el triunfo final de la razón. Jueces hubo, recientemente, como Francisco Manuel Martín o José Luis Calvo, que lo vieron claro, y no condenaron a las fuertes penas carcelarias del Código Penal pre-belloquiano. No menospreciamos el "principio de legalidad", el Derecho positivo o legislado. No olvidamos que el Código Penal vigente es una ley de Cortes Generales, producida por vías técnica y formalmente democráticas. Los insumisos, y quienes compartimos básicamente sus puntos de vista y análisis, planteamos simplemente una cuestión de racionalidad, una cuestión ético-racional. No muy distinta, en la raíz, a la que proponen, verbigracia, los ecologistas, o los movimientos de solidaridad no meramente caritativa. Planteamos una relación ciudadano-ley no servil sino crítica (léase a Rawls o Habermas). Recogemos la eterna y creativa tensión entre legalidad y legitimidad. Recordamos que el poder siempre ha intentado disfrazarse de derecho. Creemos en la fuerza generadora de la utopía. La utopía de un mundo distinto, de una reformulación del futuro, de otro tipo de sociedad. Ponemos bajo examen al Estado, al "sistema". Reclamamos los mismos derechos para la utopía que para la omnipotencia y la supremacía. No nos basta la paz de los cementerior, sino la paz de la justicia y la paz moral. No admitimos, en fin, que, a las puertas del siglo XXI, puedan subsistir impuestos personales. Pero también nos apoyamos en el Derecho vigente. El Preámbulo de la Constitución de 1978 dice en su primer párrafo que la misma busca "el bien de todos los que integran la Nación española" (¿no son, no somos, los insumisos, "nacionales"?). También asegura el Preámbulo la voluntad de establecer "un orden social justo" y "una sociedad democrática avanzada". El artículo 1º de la Constitución afirma la libertad como el prístino valor del ordenamiento jurídico, y el 10 la "dignidad de la persona" y "el libre desarrollo de la personalidad, entr otros, como fundamentos del orden político y de la paz social". El 16 consagra la libertad ideológica, y el 18 el derecho fundamental a la intimidad personal. Por no seguir. Terminamos. Ante la barbaridad de la condenas que pueden caer sobre Marcelo Expósito, no cabe escurrir el bulto. Hemos de denunciar y denunciamos la "muerte civil" que sobre él se cierne, la dejación de unos políticos que hicieron el artículo 527 del Código Penal, y desmentir que ello responda al bien común.Éste es un peligroso militarismo civil, un militarismo primordialmente de civiles. ---------------------------------------- CARTA SOBRE UN OBJETOR DE CONCIENCIA del 15 de diciembre de 1992, enviada por Noam Chomsky con motivo del juicio al insumiso Javier Sáez del Alamo; publicada en castellano en Papeles para la Paz, nº 47/48, 1993. Acabo de llegar de España, donde he estado diez días impartiendo conferencias en diferentes ciudades. Durante mi estancia allí he entablado contacto con varias personas preocupadas por la cuestión del servicio obligatorio (militar o civil) y por el derecho de OC, y asimismo he recibido información de otras personas en torno a este problema. Me sorprendió descubrir que dicho servicio es obligatorio y que no existe ninguna disposición para salvaguardar la OC, la cual, tal y como llevan manteniendo durante muchos años los grupos defensores de los derechos humanos a nivel internacional, debe incluir también el derecho a posicionarse frente a cualquier tipo de servicio obligatorio impuesto por el Estado por motivos de conciencia. Yo he estado involucrado personalmente en estos problemas aquí, en los EUA, durante treinta años. De hecho, he estado comprometido directamente con la resistencia al SM, y he contribuido a organizar grupos a nivel nacional apoyando esta oposición. No pretendo inmiscuirme en cuestiones y problemas específicos que acontecen en España, ni por supuesto tengo derecho a hacer una cosa semejante. Sin embargo, el problema en general atañe a los derechos humanos, que van más allá de las fronteras nacionales. Se debería respetar el derecho a oponerse por motivos de conciencia a un servicio (militar o de otro tipo) impuesto por el Estado, y ello debería comprenderse especialmente bien en un país como España, con su rica e impresionante tradición libertaria. Me gustaría sumar mi voz a aquéllos que apoyan a los objetores de conciencia en España y que solicitan de las autoridades el respeto a este derecho fundamental, así como el permiso a que se pueda ejercer sin obstáculos. El problema concreto que me interesa en este momento es el de Javier Sáez del Álamo, de quien he sabido que debe comparecer ante un tribunal en enero de 1993 por haber rehusado cumplir la PSS. He mantenido correspondencia con el señor Sáez y he tenido posibilidad de conocer su trabajo sobre éste y otros temas similares. Sus objeciones al Servicio Obligatorio son meditadas, coherentes y conscientes. En lo que respecta a esto, yo personalmente estoy de acuerdo con él, pero eso no es lo más importante; incluso aquéllos que no están de acuerdo con él deberían, en mi opinión, respetar el principio de OC que defiende. Efectivamente, confío en que el tribunal respete esta postura tan digna, y que a otros también les sea reconocido el derecho a la OC frente al Servicio Obligatorio. Se despide atentamente, Noam Chomsky. ---------------------------------------- EN FAVOR DE LAS MOVILIZACIONES ZAPATISTAS DEL 10 DE ABRIL (aniversario de la muerte de Emiliano Zapata), por José Saramago, Lanzarote, 10 de abril de 1998. Difundido a través de la lista del Comité Civil de Diálogo "Batallón de San Patricio" de la Ciudad de México. Visita las páginas del Frente Zapatista de Liberación Nacional: . Las movilizaciones organizadas por el Congreso Nacional Indígena y por las Asambleas Nacionales Ciudadanas por la Paz, que hoy se reunen en la capital de la Nación, significan, por fin, la esperanza de un México nuevo, de un México regido por leyes cuya preocupación principal deba ser el respeto por la dignidad de los pueblos y de cada persona considerada individualmente. El presidente Zedillo tiene ante sí dos caminos: o repite una vez más la vía de la arbitrariedad, y ocupará, para mayor infelicidad de México, su puesto en la extensa lista de los que se han servido del poder para despreciar y oprimir a los más débiles, o avanza lealmente por la avenidas de la pacificación y de la concordia que, salvaguardado el respeto por los compromisos libremente asumidos, lo mejor del pueblo mexicano le está ofreciendo. El juicio de la Historia no es el único que le espera, presidente Ernesto Zedillo, ahora mismo ya lo está juzgando la conciencia mundial ¿Cuál de los caminos va a elegir? ¿El de la paz para todos? ¿El de la guerra contra algunos? La palabra es suya. LA GUERRA DEL DESPRECIO, por José Saramago. Publicado en El Mundo, 2 de abril de 1998. Difundido a través de la lista del Comité Civil de Diálogo "Batallón de San Patricio" de la Ciudad de México. El brazo derecho del indio Jerónimo no se levantar porque tiene completamente la articulación del hombro. La mano derecha del indio Jerónimo es un coto sin dedos. No se sabe lo que hay bajo la ligadura que le envuelve el antebrazo. El lado derecho del tronco del indio Jerónimo muestra, de arriba abajo, una cicatriz ancha y honda que parece partirle el cuerpo en dos. Los ojos del indio Jerónimo me preguntan qué hago allí. El indio Jerónimo tiene cuatro años y es uno de los sobrevivientes de la matanza de Acteal. No soporto ver aquel brazo, aquella mano, aquella cicatriz, aquella mirada, y me vuelvo de espaldas para que no se note que voy a llorar. Ante mí, velada por las lágrimas que me queman los ojos, está la fosa común se encuentran, en dos filas paralelas, los 45 muertos de Acteal. No hay lápidas con los nombres. Tuvieron un nombre mientras vivieron, ahora son simplemente muertos. El hijo no sabría decir dónde están los padres, los padres no sabrían decir dónde está el hijo, el marido no sabe dónde está la mujer, la mujer no sabe dónde está el marido. Estos muertos son muertos de la comunidad, no de las familias que la constituyen. Sobre ellos se está construyendo una casa. Mañana, un día, en las paredes que poco a poco van levantando, veremos las imágenes posibles de la matanza, el entierro de los cadáveres, leeremos por fin los nombres de los asesinados, algún retrato, si lo tenían. Bajo nuestros pies estarán los muertos. Con dificultad, descendemos al barranco donde las víctimas se escondieron, huyendo de la agresión de los paramilitares que bajaban la ladera disparando. La iglesia, simple barracón de tablas en bruto, sin adornos, ni siquiera una cruz tosca en el frontal, donde los indios, desde hacía tres días, estaban ayunando y rezando por la paz, muestra las señales de las balas. De allí se escaparon los aterrados tzotziles de Acteal creyendo encontrar refugio más abajo, en una depresión del terreno escarpado. No sabían que habían entrado en una ratonera. La horda de los paramilitares no tardó en descubrir aquel informe montón de mujeres, hombres y niños, decenas de cuerpos trémulos, de rostros angustiados, de manos levantadas implorando misericordia. (Ay de nosotros, el acto de apretar el gatillo de un arma se ha hecho tan habitual en nuestra especie que hasta el cine y la televisión nos dan lecciones gratuitas de ese arte a cualquier hora del día o de la noche). Sobre el mísero nudo humano que se contorcía y gritaba, los paramilitares descargaron a gusto ráfaga tras ráfaga, hasta que el silencio de la muerte respondió a los últimos disparos. Algunos niños (¿quizás el indio Jerónimo?) escaparon a la matanza por caer bajo los cuerpos acribillados de balas. Apenas a 200 metros de allí, 40 agentes de la Seguridad Pública, mandados por un general retirado, oyeron el tiroteo y no dieron un paso, no hicieron un gesto, aunque sabían lo que iba a ocurrir. Fue tal la indiferencia de las autoridades que ni siquiera cortaron el tráfico en la carretera que pasa por Acteal, a poca distancia del lugar del múltiple crimen. La complicidad de las diversas fuerzas armadas mexicanas con los paramilitares vinculados al partido del Gobierno, por evidente, no necesita demostración. En el municipio indio de Chenalhó, donde se encuentra la aldea de Acteal, se mezclan historias personales, familiares, políticas y sociales. Zapatistas y priístas tienen amigos y parientes en el otro bando, y a veces ocurre que las vejaciones recíprocas destruyen los afectos. Los desplazados, barridos brutalmente de un lado a otro, vienen de la destrucción de las pequeñas aldeas en las que vivían, de la falta de respeto por los campos comunales, de la imposibilidad de reunirse en asambleas y trabajar sin miedo, de las humillaciones infligidas por las autoridades, del cambio forzado de dirigentes por otros sin mandato ni elección, de la destrucción de los símbolos comunitarios, de la prohibición de reuniones, o toleradas bajo la vigilancia de paramilitares protegidos por la policía. En la guerra del desprecio que se está librando en Chiapas, los indios son tratados como animales incómodos. Y la multinacional Nestlé aguarda con impaciencia a que el asunto se resuelva: el café le está esperando... Cerca de Acteal, en Polhó, en un cartel a la entrada del campamento de desplazados zapatistas, se leen estas palabras: «¿Qué será de nosotros cuando el último de vosotros se haya ido?» Y yo pregunto: ¿Qué será de nosotros cuando se pierda la última dignidad del mundo? ---------------------------------------- ENTREVISTA A TONI NEGRI, POCOS DÍAS ANTES DE REGRESAR A ITALIA Y SER ENCARCELADO. [Apareció en Libération el 3 de julio de 1997. Ha sido traducida por El Laboratorio, quienes mantienen un espacio alrededor de la campaña por la amnistía para Negri y otras personas represaliadas en Italia como consecuencia de los "años de plomo" (ver también Manifiesto "Amnistía para Toni Negri" en BEA nº 3). CSO El Laboratorio: .] ¿Por qué ha decidido volver ahora a Italia, sabiendo que le espera la cárcel? Vuelvo para marcar el fin de los "años de plomo" y la necesidad de liberar a todos los compañeros que siguen en prisión y en el exilio. En prisión hay unas 200 personas. Se cuenta un número parecido de exiliados, instalados en su mayoría en París, a los que los gobiernos, tanto de izquierda como de derecha, han acogido en suelo francés sin autorizar su extradición. En Italia, el régimen constitucional está en vías de modificación y el paso a la II República impone sacar los muertos de los armarios de la Primera. Es igualmente evidente que la persistencia de las leyes antiterroristas está en contradicción con la presencia de Italia en una Comunidad Europea de Estados de derecho. Mis únicas razones para volver a Italia y por tanto a la cárcel son políticas. Espero, evidentemente, que el tiempo de mi encarcelamiento sea lo más breve posible, con el fin de convertirme lo más rápido posible en un ciudadano europeo. Pero eso depende del apoyo de la opinión pública italiana e internacional. Usted fue condenado por constitución de banda armada. ¿Qué tipo de responsabilidad reivindica? Fui condenado por banda armada y asociación subversiva, tras cuatro años y medio de prisión preventiva y haber sido elegido a la Cámara de los diputados. Se me acusó de haber asesinado a Moro, de ser el jefe de las Brigadas Rojas y el cerebro político que hacía de enlace entre las organizaciones armadas y los movimientos de masa. Las acusaciones cayeron una tras otra, pero en cada momento lanzaron otras nuevas. En una serie alucinante de procesos (al menos una docena, de los que uno sigue aún en curso) fui condenado una primera vez a treinta años de prisión, pena reducida tras una apelación a doce años, a los que hay que añadir algunos restos. Si después del 68 se hubieran aplicado en Francia criterios comparables, ni un sólo dirigente de la Gauche Prolétarienne (Izquierda Proletaria) u otras organizaciones parecidas se hubiera librado de cuatro o cinco años de prisión preventiva. Yo sitúo mi responsabilidad dentro de un movimiento político de masas que practicaba un extremismo radical y popular. Mis responsabilidades son y siguen siendo fundamentalmente intelectuales. Sin embargo, considero al ser humano (y a mí entre otros) como un todo: los errores políticos que se cometieron, cuando el ataque contra el Estado se "militarizó", remiten a responsabilidades a las que no me sustraigo. Francia le acogió durante su exilio. Usted continuó ejerciendo su oficio de profesor e investigador. ¿Qué mirada lanza sobre ese "otro país" que ahora abandona? Lo conocía desde tiempo antes. Durante los años cincuenta trabajé en mi primera tesis con Jean Hyppolite. A lo largo de los años setenta, Louis Althusser me acogió en la Escuela Normal Superior, para investigaciones sobre Marx más allá de Marx. Para mí Francia no es "otro país". Hace catorce años que vivo en él y, si me quedara, podría probablemente conseguir la naturalización. He aprendido mucho de los intelectuales y de los movimientos sociales franceses. He intentado utilizar a Francia como una pantalla en la que proyectar (y por tanto ampliar para analizar) muchas nociones elaboradas por el pos-marxismo italiano. Eso no me ha salido mal. La obra de Foucault, Deleuze y Guattari me ha permitido dar consistencia, por contaminación, a nuevos conceptos tales como trabajo inmaterial, explotación y poder constituyente. Estos conceptos no son abstractos: los he hallado en las luchas, desde 1984 (marcha de los beurs), a 1986 (coordinadoras de estudiantes, ferroviarios y enfermeras), al movimiento contra el CIP (Contrato de Inserción Profesional), a las huelgas de diciembre de los "sans-papiers". Como decía un viejo teórico, ahora tal vez olvidado, a menudo vemos en pocas semanas en Francia lo que en el resto del mundo tarda mucho en desarrollarse. Aquí he aprendido que la razón (singular y colectiva) siempre se acompaña de la ética de los afectos. En esto Francia ha sido siempre para mí no un país cartesiano sino espinosista. He enseñado en esa universidad del "Tercer Mundo" que es París VIII. He trabajado en el Collège International de Philosophie, apreciando la fuerza y la libertad de los debates. He conducido investigaciones sobre la Plaine-Saint-Denis, observando las transformaciones de la vieja clase obrera frente a las nuevas formas de producción. He tenido amigos y enemigos. He amado y odiado, como se suele decir. Futur Antérieur, la revista que he contribuido a fundar y a hacer funcionar ha sido un buen instrumento de comunidad y de pensamiento. Muchas cosas han cambiado en Italia desde los "años de plomo". ¿Piensa jugar un papel público en todo ello? Mi papel público ya ha comenzado. Basta con leer los periódicos italianos de esta semana para comprender que mi "rendición" representa la ocasión para repensar los "años de plomo", para denunciar la puesta en la picota de toda una generación política y apresurar la promulgación de la amnistía. Ciertamente, han cambiado muchas cosas desde que me fuí. Pero mi vuelta no puede pasar por un compromiso político activo. Por otra parte, voy a la cárcel. Sin embargo, queda la necesidad de reconstruir, "desde abajo", una relación renovada entre sujetos sociales y representación política. En Italia, así como en Francia y en Europa. ----------------------------------------