Amedeo Avogadro (1776-1856)

 

Más información y bibliografía sobre el personaje en:

 

MUÑOZ, R. y BERTOMEU SANCHEZ, J.R. (2003) La historia de la ciencia en los libros de texto: la(s) hipótesis de Avogadro,

 Enseñanza de las ciencias, 21 (1), 147-161.

También se pueden consultar los extractos de su ensayo de 1811

 

 

Amedeo Avogadro (1776-1856) es una de las figuras más conocidas de la historia de la química. La hipótesis que generalmente se asocia con su nombre le ha otorgado un lugar destacado en la memoria de la comunidad científica y su nombre aparece en la mayoría de los manuales elementales de física y química como uno de los autores más importantes del siglo XIX. No obstante, si se observan con más detalle estos libros de texto, se puede fácilmente comprobar que sus autores no están de acuerdo respecto a la naturaleza y las consecuencias de las contribuciones de Avogadro. Algunos libros le atribuyen la hipótesis que afirma que volúmenes idénticos de dos gases en las mismas condiciones de presión y temperatura contienen el mismo  número de partículas. Otros añaden a esta hipótesis una segunda acerca  de la submolecularidad de las partículas de los gases, incluyendo, en ocasiones, la supuesta afirmación de Avogadro sobre el carácter diatómico de las moléculas de las sustancias simples. Tanto unos como otros suelen estar de acuerdo en la importancia de estas hipótesis para la consolidación de la teoría atómica en el siglo XIX. También suelen coincidir los autores de libros de texto en retratar a Avogadro como un personaje incomprendido en su tiempo que tenía la clave para resolver uno de los problemas más importantes de su época: el establecimiento de un sistema de pesos atómicos. Según esta perspectiva, las contribuciones de Avogadro sólo fueron plenamente aceptadas en el famoso congreso de Karlsruhe gracias la intervención del químico italiano Stanislao Cannizaro. De este modo, el problema de los pesos atómicos quedó resuelto y la teoría atómica se transformó en uno de los pilares fundamentales de la química.

 

                Esta narración, presente en un gran número de libros de texto, resulta difícil de aceptar tras la lectura directa de las obras de Avogadro y sus contemporáneos. También contrasta con las conclusiones que los historiadores de la ciencia han obtenido sobre las contribuciones de Avogadro y los problemas relacionados con los pesos atómicos.

 

 

 

En realidad, si no se dispone de información microscópica sobre las características del compuesto, no es posible conocer con facilidad el número de átomos del compuesto y, como esta cuestión es crucial para el cálculo de pesos atómicos, los valores de estos últimos no pueden ser conocidos con certidumbre.

Vamos a ilustrar el problema con el caso del agua. Este líquido puede ser descompuesto mediante una corriente eléctrica para producir hidrógeno y oxígeno en una proporción de una a ocho partes en peso, respectivamente. ¿Cómo puede calcularse el peso atómico del oxígeno a partir de estos datos? Si se acepta que el agua está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, entonces el peso atómico de este último será 16 (8*2/1). Por el contrario, si se supone la relación de átomos es 1:1, el peso atómico del oxígeno será de 8 (8*1/1). Esta última suposición es la que realizó Dalton (1808) basándose en unas "reglas de máxima simplicidad" que expresó del siguiente modo:

                1ª.- Cuando sólo una combinación entre dos cuerpos puede ser obtenida, debe suponerse que es una combinación binaria, a menos que alguna razón indique lo contrario.

                2ª.- Cuando se conocen dos combinaciones, debe suponerse que una es binaria y otra ternaria.

                3ª.- Cuando se obtienen tres combinaciones, podemos esperar que una es binaria y las otras dos ternarias.

                4ª.- Cuando se conocen cuatro combinaciones, debemos esperar que una es binaria, otra ternaria, y otra cuaternaria, etc. [...]

                Siguiendo estas reglas, Dalton concluía que "el agua es un compuesto binario de hidrógeno y de oxígeno" (dado que no se conocía ningún otro compuesto de estos dos elementos) y "que los pesos relativos de estos dos átomos elementales son aproximadamente como 1:7". Del mismo modo, Dalton consideraba al amoníaco como "un compuesto binario de hidrógeno y nitrógeno", por lo que  "los pesos relativos de los dos átomos" eran "aproximadamente como 1:5".  En el caso de los óxidos del carbono, Dalton distinguía entre una combinación binaria (el monóxido) y una combinación ternaria (el dióxido) siguiendo la segunda de sus reglas. También aplicaba el resto de las reglas al cálculo de las composiciones de los óxidos del nitrógeno. Como puede fácilmente comprobarse, los valores empleados por Dalton para la composición del agua y el amoníaco no coinciden con los obtenidos en los análisis químicos más modernos.

Tal y como fue ampliamente reconocido por muchos químicos de esos años, estas reglas no tenían ninguna base empírica aunque eran necesarias para poder realizar el cálculo de pesos atómicos. Por ejemplo, tras describir las reglas de Dalton, el famoso químico francés Jacques Thenard (1777-1857) señalaba en su popular Tratado elemental de química (1824) que "esta manera de determinar el número de átomos" era "absolutamente hipotética". Según Thenard, el hecho de que dos elementos se combinaran en una sola proporción no era razón suficiente para concluir que tal combinación se daba átomo a átomo, como sugería la primera de las reglas de Dalton. Quizás podría existir un compuesto desconocido de esos elementos que invalidara la aplicación de la primera regla. Incluso en el caso de que verdaderamente sólo existiese un compuesto de dos elementos, "¿no podría ocurrir que esta combinación se diera entre un átomo de uno y dos o tres átomos del otro?" – se preguntaba Thenard (1824). Nada aparentemente permitía descartar este último modo de combinación frente a las reglas sugeridas por Dalton. En 1824, Thenard afirmaba que, para superar estos problemas, los químicos habían aportado "modificaciones a los puntos de vista del sabio inglés". Estas modificaciones sólo habían conducido a "sustituir unas hipótesis por otras" pero reconocía que estas hipótesis resultaban "bastante probables" en el caso de compuestos formados por elementos gaseosos. En este caso -señalaba Thenard- los químicos admitían que "todos los gases, en el mismo volumen, contienen el mismo número de átomos", lo que permitía simplificar el cálculo de ciertos pesos atómicos. Indudablemente, Thenard se estaba refiriendo, aunque sin citar su nombre,  a las propuestas que Amedeo Avogadro y Ampère realizaron entre 1811 y 1814, pocos años después de la publicación de los trabajos de Dalton.

 

El ensayo de Amedeo Avogadro (1811)

 

Al contrario de lo que ocurría con las reglas de Dalton, las propuestas de Avogadro estaban parcialmente basadas en las recientes investigaciones de Gay-Lussac (1809) sobre los volúmenes de combinación de los gases. Tras comparar los resultados de varias reacciones químicas conocidas en las que participaban gases, Gay-Lussac había concluido que "los gases ... en cualquiera que sea las proporciones en las que se pueden combinar, dan siempre lugar a compuesto cuyos elementos, medidos en volumen, son siempre múltiplos uno de otro". En los casos investigados por Gay-Lussac, estas proporciones habían sido "1 a 1, 1 a 2, o 1 a 3".

                Amedeo Avogadro comenzaba su famoso ensayo sobre "un modo de determinar las masas relativas de las moléculas elementales de los cuerpos" con una mención a la anterior memoria de Gay-Lussac. Según Avogadro, dado que Gay-Lussac había mostrado que "las combinaciones de los gases tienen lugar siempre según relaciones muy simples en volumen", resultaba también necesario admitir la existencia de "relaciones muy simples entre los volúmenes de las sustancias gaseosas, y el número de moléculas simples o compuestas que los forman". Y aquí Avogadro realizó su conocida hipótesis:

"La hipótesis que se presenta como la primera en este sentido, y que parece además la única admisible, es suponer que el número de moléculas integrantes en unos gases cualesquiera es siempre la misma en un volumen igual, o es siempre proporcional a los volúmenes. En efecto, si se supusiera que el número de moléculas contenidas en un volumen dado fuera diferente para los diferentes gases, sería casi imposible pensar que la ley que rige la distancia de las moléculas pudiera dar, en todos los casos, relaciones tan simples como los hechos que acabamos de citar nos obligan a admitir entre el volumen y el número de moléculas"

                Avogadro escribió este texto en francés y prefirió emplear  la palabra "molécula" en lugar de "átomo" para discutir sus puntos de vista. Ambas expresiones eran utilizadas a principios del siglo XIX con un significado bastante diferente al actual. En la anterior cita aparece la expresión "moléculas integrantes" que, como hemos señalado, era común en las publicaciones francesas de la época. No resulta extraña esta fuerte influencia de la química francesa en la obra del autor italiano. En los años en los que apareció su famoso ensayo, Avogadro residía en Turín, una ciudad que, junto con el resto del Piamonte, fue anexionada al imperio francés durante la primera década del siglo XIX (Morselli, 1984). Avogadro conocía las obras de los más importantes autores franceses, como Gay-Lussac y Berthollet, y, probablemente, tuvo noticia de las ideas de Dalton a través de la traducción francesa de un popular libro de texto de Thomas Thomson .

                Partiendo de la anterior hipótesis, que citaremos de modo abreviado en lo que sigue como IV=IP (igual volumen = igual número de partículas), Avogadro proponía un método para "determinar fácilmente las masas relativas de las moléculas de los cuerpos que pueden pasarse al estado gaseoso y el número relativo de estas moléculas en las combinaciones". Si volúmenes iguales de gases contenían igual número de partículas, la relación entre las densidades de los gases debía ser igual a la relación entre las masas de estas partículas[i]. Avogadro también empleaba su hipótesis para establecer el número de "moléculas" que formaban los diferentes compuestos:

               

                "Por otro lado, como se sabe que la relación de los volúmenes del hidrógeno al oxígeno en la formación de agua es de 2 a 1, se deduce que el agua resulta de la unión de cada molécula de oxígeno con dos moléculas de hidrógeno. Igualmente, de acuerdo con las proporciones en volumen establecidas por M. Gay-Lussac para los elementos del amoníaco, del gas óxido de nitrógeno, del gas nitroso y del ácido nítrico, el amoníaco resultará de la unión de una molécula de nitrógeno con tres de hidrógeno, el gas óxido de nitrógeno de una molécula de oxígeno con dos de nitrógeno, el gas nitroso de una molécula de nitrógeno con una de oxígeno, y el ácido nítrico de una de nitrógeno con dos de oxígeno"[ii]

               

                Avogadro era consciente que estos resultados estaban en contradicción con los alcanzados por Dalton a partir de sus reglas de máxima simplicidad antes mencionadas. Para Avogadro estas reglas eran "suposiciones arbitrarias" y, por lo tanto, debían ser reemplazadas por sus propias conclusiones en el cálculo de pesos atómicos:

                "Así Dalton ha supuesto que el agua estaría formada por la unión del hidrógeno y del oxígeno, molécula a molécula. De aquí resultaría, de acuerdo con la relación en peso de estos dos componentes, que la masa de la molécula del oxígeno sería respecto a la del hidrógeno como alrededor de 7 1/2 a 1, o, de acuerdo con los cálculos de Dalton, como 6 a 1. De acuerdo con nuestra hipótesis esta relación es doble, a saber, de 15 a 1, como hemos visto"

               

                En efecto, suponiendo ahora que "el agua resulta de la unión de cada molécula de oxígeno con dos moléculas de hidrógeno", Avogadro concluía que el peso atómico del oxígeno era el doble del supuesto por Dalton, tal y como hemos visto anteriormente. Como reconocía Avogadro, esta conclusión no estaba tampoco exenta de problemas. Si se aceptaba que el agua estaba formada por dos "moléculas" de hidrógeno y una de oxígeno, el valor del peso de una molécula de agua debía ser  17 (15 + 1*2 = 17) según los valores aceptados por Avogadro. Pero si se seguía el método basado en las densidades de los vapores el resultado que se obtenía era diferente. En efecto, si se dividía los valores admitidos la densidad relativa del vapor de agua (0,625) por la del hidrógeno (0,0732) el resultado obtenido daba un peso para la molécula de agua de  8,537, es decir, aproximadamente la mitad del valor obtenido por la suma de los pesos de las "moléculas" de hidrógeno y oxígeno[iii]. ¿Cómo resolver esta aparente contradicción?.

                En realidad, el mismo problema se daba también cuando se trataba de hacer compatibles la anterior hipótesis IV=IP con algunos de resultados experimentales relacionados con la combinación de estas sustancias. Por ejemplo, tal y como Avogadro señalaba, un volumen de oxígeno se combina con dos volúmenes de hidrógeno para producir dos volúmenes de agua. Si se admite que cada uno de estos volúmenes corresponde a un mismo número de partículas (o moléculas como afirmaba Avogadro), se debe también aceptar que dos moléculas de agua resultan de la combinación de una molécula de oxígeno con dos moléculas de hidrógeno. O, dicho de otro modo, que una molécula de agua esta formada por media molécula de oxígeno y una de hidrógeno. Para solucionar este problema, Avogadro introdujo una nueva suposición:

                "basta suponer que las moléculas constituyentes de un gas simple cualquiera (...) no están formadas por una sola molécula elemental, sino que resultan de un cierto número de estas moléculas reunidas en una sola por atracción, y que cuando las moléculas de otra sustancia deben unirse a aquéllas para formar moléculas compuestas, la molécula integrante que debería  resultar de ellas se divide en dos o más partes o moléculas integrantes formadas de la mitad,  la cuarta parte, etc. del número de moléculas constituyentes de la otra sustancia, que debería combinarse con la molécula total, o, lo que es lo mismo, con un número igual al de medias moléculas, o cuartos de moléculas, etc., de esta segunda sustancia; de modo que, el número de moléculas integrantes del compuesto llega a ser el doble, el cuádruple, etc. de lo que debería ser sin esta división, y el valor necesario para satisfacer el volumen del gas que resulta[iv]"

                En este confuso texto, Avogadro parece sugerir que, cuando se forman ciertos compuestos, las moléculas resultantes se dividen "en dos o más partes", de modo que cada una de ellas puede contener "medias moléculas, cuartos de moléculas, etc." de los reactivos que han dado lugar a su formación. Por ejemplo, en el caso del agua, la molécula resultante se dividía por dos y, por lo tanto, estaba formada por una "demimolécula" (demi-molécule) de oxígeno y una molécula de hidrógeno. Esta conclusión era acorde con la relación de densidades antes comentada entre el hidrógeno y el vapor de agua[v]. Las ideas de Avogadro resultan evidentes en su modo de discutir, por ejemplo, el valor del peso de la molécula de amoníaco:

                "En cuanto al amoníaco, la suposición de Dalton sobre el número relativo de moléculas en su composición, sería totalmente incorrecta [fautive] según nuestra hipótesis; Dalton supone nitrógeno e hidrógeno unidos molécula a molécula mientras que según hemos visto una molécula de nitrógeno se une a tres moléculas de hidrógeno. Según él, la molécula de amoníaco sería 5 +1 = 6; según nosotros, ella debe ser (13 + 3) / 2 = 8, o, más exactamente, 8,119, como puede deducirse también de modo inmediato a partir de la densidad del gas amoníaco. La división de la molécula que Dalton no hizo entrar en su cálculo, corrige también aquí el error que resulta de sus otras suposiciones"[vi]

                Dado que tres volúmenes de hidrógeno más uno de nitrógeno producían dos volúmenes de amoníaco, Avogadro se veía obligado a suponer que en este caso tres moléculas de hidrógeno se combinaban con una de nitrógeno y la resultante se dividía por dos. De este modo, los valores de las densidades coincidían con los cálculos de los pesos atómicos[vii]. Es evidente que esta argumentación dista mucho de lo que se considera la segunda hipótesis de Avogadro en muchos libros de texto: el carácter diátomico de las moléculas de los gases elementales. Avogadro no parece interesado por esta cuestión que apenas menciona y, en cualquier caso, señala que estas moléculas podrían estar formadas por "cierto número de estas moléculas reunidas en una sola por atracción", sin dar ninguna indicación respecto a cual podría ser ese número. Por otra parte, la supuesta "división" de las moléculas de los compuestos "en dos o más partes" estaba condicionada por la necesidad de hacer compatibles los valores de sus densidades con los de los pesos de las moléculas. En realidad, al aceptar estas divisiones podemos decir que, en cierto modo, Avogadro estaba proponiendo unos valores para los pesos de las moléculas del agua y del amoníaco que correspondían a la mitad de los aceptados en la actualidad. Aunque en los casos mencionados Avogadro suponía que se producía una división por dos de las moléculas, no descartó otras posibilidades cuando los valores de las densidades de los gases así lo exigían.

 

Más información y bibliografía sobre el personaje en:

 

MUÑOZ, R. y BERTOMEU SANCHEZ, J.R. (2003) La historia de la ciencia en los libros de texto: la(s) hipótesis de Avogadro, Enseñanza de las ciencias, 21 (1), 147-161.

 

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Jose.R.Bertomeu@uv.es



[i] Avogadro  en su ensayo de 1811 señalaba que  "Por ejemplo, dado que los números 1,10359 y 0,07321 expresan las densidades de los dos gases oxígeno e hidrógeno cuando se toma el del aire atmosférico por unidad, y puesto que la relación entre los dos números representa, por consecuencia, la relación que tiene lugar entre las masas de los dos volúmenes iguales de estos gases, este misma relación expresará según la hipótesis propuesta la relación de las masas de sus moléculas. Así, la masa de la molécula de oxígeno será alrededor de 15 veces la de la molécula de hidrógeno, o, más exactamente, aquélla será a ésta como 15,074 a 1. Del mismo modo, la masa de la molécula de nitrógeno será a la del hidrógeno como 0,096913 a 0,07321, es decir, como 13 o, más exactamente, 13,238 a 1".

[ii] Los tres últimos compuestos mencionados por Avogadro corresponden respectivamente al óxido de dinitrógeno, al monóxido de nitrógeno y al dióxido de nitrógeno. Los valores obtenidos por Gay-Lussac para las relaciones de los volúmenes nitrógeno/oxígeno habían sido, en realidad, 100/49.5; 100/108.9 y 100/204.7, respectivamente. Gay-Lussac señalaba que la primera y la tercera de estas proporciones se diferenciaban poco de los valores 100 / 50 y 100 /200 y atribuía la divergencia del segundo valor respecto al esperado 100/100 a las diferencias que podían "esperarse en experimentos de este tipo".

[iii] Los valores corresponden a las densidades relativas respecto al aire. En realidad la división ofrece un valor de  8,538.

[iv] Avogadro añadía a pie de página que "De este modo, la molécula integrante del agua, estará compuesta de una semimolécula (demi-molécule) de oxígeno con una molécula, o, lo que es lo mismo, dos semimoléculas de hidrógeno".

[v] Avogadro indica: "En lo que respecta a la molécula de agua, debería tener su masa expresada por 15 + 2 = 17 aproximadamente, tomando por unidad la del hidrógeno, si no hubiera división de la molécula en dos; pero, a causa de esta división, se reduce a la mitad 8 1/2, o más exactamente 8,537, como se comprobará también inmediatamente al dividir la densidad del vapor acuoso, 0,625 según Gay-Lussac, por la densidad del hidrógeno, 0,0732

[vi]  Avogadro calcula el peso atómico del amoníaco como la semisuma del peso atómico del nitrógeno (13) más tres veces el peso atómico del hidrógeno (3*1). El resultado es igual a 8.

[vii] El valor 8 para el peso relativo de la molécula del amoníaco (respecto a la de hidrógeno) está próximo al cociente entre la densidad relativa respecto al aire del amoníaco (0,59438) y la del hidrógeno (0,0732). Estos valores de las densidades relativas respecto a la del aire eran los habitualmente empleados en esos años en libros de texto franceses. Tal y como señalaba Avogadro, su cociente es  8,119. No podemos detenernos aquí en los métodos de determinación de las densidades que estudiaremos en un próximo artículo.