CONCLUSIONES

 

El Departamento de Teoría de la Educación de la Universidad de Valencia, en el contexto del Seminario Interuniversitario Permanente de Teoría de la Educación, celebró en Valencia los días 2, 3 y  4 de julio de 2008 el XI Congreso Nacional de Teoría de la Educación, en torno al tema : Educación, Género y Políticas de Igualdad.

El Congreso estuvo organizado en tres sesiones de Ponencias, dos sesiones de Mesas Redondas, y  dos sesiones de Experiencias prácticas. En este marco se defendieron 57 comunicaciones y 23 experiencias, previamente seleccionadas por el Comité Científico, presidido por D. Juan Escámez Sánchez.



El documento que presentamos recoge las Conclusiones Generales presentadas en la sesión de Clausura del Congreso, y las Conclusiones específicas de las diferentes Ponencias y Mesas Redondas, fruto de los debates realizados en el contexto de las mismas.


Primera.

En el ámbito histórico de la Modernidad, donde nos ubicamos, se han producido significativos avances hacia la igualdad de varones y mujeres en la legislación, especialmente en los últimos años, pero las conquistas sociales tardan en consolidarse y muchas de ellas están todavía pendientes. Las tendencias históricas han diferenciado fuertemente los roles que se desempeñan en el ámbito público y en el privado/doméstico. El primero, con dominancia masculina, considerado de rango superior, donde los principios del mercado (rentabilidad, productividad, competitividad…) rigen mayoritariamente. El segundo, ámbito privado/doméstico, reservado a lo femenino, considerado de rango inferior. La mujer y la naturaleza aparecen en este caso como improductivas, invisibles para la economía.


Segunda.

En la actualidad, la superación de una visión dual del mundo, sitúa al feminismo en el marco de un nuevo paradigma emergente, en el que tienen cabida los llamados “valores femeninos” (intuición, emoción, resistencia, resiliencia…). Este paradigma plantea una visión integradora de la realidad, en la que los aparentes contrarios son complementarios. El impulso de este modelo de pensamiento supone incentivar las políticas públicas de igualdad y mainstreaming.


Tercera.

Las mujeres inmigrantes y, en general, las de colectivos en riesgo de exclusión, experimentan una doble invisibilidad: como mujeres y como miembros de tales colectivos. Es preciso incrementar sus posibilidades de desarrollo, favoreciendo los espacios mixtos (mujeres autóctonas e inmigrantes) y los procesos de igualdad de género e interculturalidad, en el marco de la diversidad humana y social. En nuestro contexto, encontramos vidas laborales cruzadas entre las mujeres españolas que participan en el mercado de trabajo y aquellas otras, generalmente extranjeras, que prestan ayuda a las tareas domésticas y a las actividades de cuidado.


Cuarta.

Las distintas propuestas planteadas señalan la necesidad de avanzar hacia un nuevo modelo de sociedad global, aunando los rangos del espacio privado y del público. Es preciso reequilibrar la valoración de ambos contextos, en un clima de diálogo, de modo que la salida al exterior no suponga una desvalorización de lo privado/doméstico, lo cual contribuirá, sin duda, a que los varones también se impliquen en ese ámbito. La extensión de las actitudes tradicionalmente consideradas femeninas (cuidado, cooperación…) contribuirá a potenciar los vínculos de reciprocidad y la comprensión del éxito desde nuevos enfoques que sitúan a la vida, y no al mercado, en el centro de la sociedad.


Quinta.

Se señala la importancia de los trabajos del voluntariado así como del avance en la construcción de una nueva masculinidad, en el marco de una reconstrucción social compartida entre varones y mujeres. Para ello, la educación juega un importante papel, tanto en el campo de los valores como en el fomento de la corresponsabilidad y de nuevas identidades personales, especialmente en los niños y los jóvenes. Es decisivo el papel de la educación familiar e institucional para avanzar en una sociedad preocupada y ocupada por la igualdad.


Sexta.

Es necesario potenciar las formas laborales, que permiten conciliar familia y trabajo, mediante políticas sociales y acciones formativas dirigidas conjuntamente a mujeres y varones. Así mismo, deben desarrollarse acciones formativas orientadas a asegurar la “empleabilidad” de acuerdo con el principio del aprendizaje a lo largo de toda la vida. En la situación actual, ha de incrementarse la oferta formativa de la mujer en distintos campos y, singularmente, en el de la formación para reducir la brecha digital en mujeres adultas y en el aprendizaje de competencias de índole directiva.


Séptima.

Se requiere el desarrollo de formas de trabajo más flexibles (respecto de horarios, desplazamientos, etc…) que permitan aprovechar más y mejor el potencial educativo y formativo de las mujeres, en la actualidad insuficientemente aprovechado y reconocido. Específicamente, se reclama un mayor esfuerzo dirigido a la reinserción de la mujer en el trabajo, sobre todo después de períodos de paro prolongado.


Octava.

Se considera a las diversas agencias educativas fundamentales en la construcción de una efectiva igualdad de mujeres y varones. Desde los trabajos aportados a este Congreso, se constata que hay un variado número de estudios, propuestas pedagógicas, programas y experiencias en todos los ámbitos educativos tanto formales, en sus distintos niveles, como en los no formales. Las temáticas mayoritarias se han centrado en la coeducación, la violencia de género y la inserción laboral.


Novena.

Las ideas-fuerza que animan los diversos trabajos inciden en la deslegitimación de estereotipos de género, que incluye erradicar actitudes sexistas y formar nuevas actitudes que incidan en la igualdad de derechos en la diversidad. Es preocupante que las desigualdades entre mujeres y varones, transmitidas culturalmente y efectiva su presencia en las conductas de amplios sectores de la población, generen diversos tipos de violencia a edades muy tempranas y en todos los ámbitos de socialización. Se requiere la coeducación y la formación en valores de convivencia, igualdad, respeto, justicia y cooperación, que han de ser asumidos por la sociedad en general, y por los agentes educativos (familia, escuela, etc) que inciden especialmente en el proceso de construcción de las identidades personales.


Décima.

En el sistema educativo formal, se ha evidenciado la necesidad de formación del profesorado, en la investigación y en la docencia, para construir una nueva cultura de la igualdad efectiva de mujeres y varones que destierre la vieja cultura del patriarcado. En el ámbito de la educación no formal y en la educación de las personas adultas, se ha constatado la tendencia clara de la feminización en el uso de estos espacios: las mujeres apuestan más que los varones por un uso enriquecedor del tiempo para su desarrollo personal y social.