.
 
DOCUMED 
Base de Datos de Documentación Médica Española
 
Universitat de València

Registro: 649
Autores: BROGGI, MA
Título: La información clínica y el consentimiento informado.
Revista: Medicina Clínica
Fuente: 1995;104(6):218-220.
Tipo de documento: editorial
Idioma: español
Descriptores: CONSENTIMIENTO INFORMADO/ RELACION MEDICO-PACIENTE/ DERECHOS DEL PACIENTE
Clase Principal: Documentación Clínica Hospitalaria (miscelánea)
Lugar de Trabajo: SERVICIO DE CIRUGIA, HOSPITAL GERMANS TRIAS I PUJOL, BADALONA (BARCELONA)
Resumen: Es sorprendente y sintomático que el problema de la información aparezca raramente tratado en las revistas, siendo de una importancia capital en la práctica clínica. Es sorprendente porque el médico sabe que muchas manifestaciones de descontento de los pacientes tienen su origen en la falta de información. Se asume que en la raíz de toda actividad clínica están siempre las necesidades de un enfermo concreto, portador de una entidad nosológica que se pretende aprehender científicamente, pero que al mismo tiempo es una persona que debe aprender a incorporarla y llevarla consigo hasta su resolución. La necesidad de un enfermo, no es nunca sólo de ayuda técnica, sino que abarca también la de conocer, contener y saber vivir, a su modo, su nuevo problema. La comunicación entre médico y enfermo debería facilitar esta integración, y la información sería un vehículo importante para lograrlo. De modo que será buena si cumple este objetivo y mala si por defecto, exceso, o forma inoportuna, lo dificulta. Así pues, la adecuación prudente a cada enfermo es necesaria, y deberían irse abandonando las fórmulas universalizadas, poco flexibles y desgraciadamente de uso habitual: trátese las de ocultación sistemática o la verdad por imperativo universal. La información debe entenderse como un proceso evolutivo en el que puede madurar la capacidad del enfermo a ser informado y la buena orientación del médico. El consentimiento informado escrito, prescriptivo hoy día por imperativo legal antes de cualquier intervención, debería no interferir este proceso. Por tanto, cada hospital, cada servicio, debería articular formas de adecuación entre la ley y la realidad de su entorno, respetuosas con ambas. Su implantación irreflexiva puede ser un paso más en el camino siempre miope y destructivo de la medicina defensiva, en la que, definitoriamente, no se valoran lo suficiente las necesidades y se confunden los deberes.

Volver a la página principal