¿ TIENE SENTIDO EL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER ?



Ante la conmemoración del 8 de marzo, hay mucha gente que se pregunta si, hoy en día, sigue siendo necesario celebrar un día internacional de la mujer. Evidentemente, los avances del sexo femenino a lo largo de todo el siglo buscando el lugar que, sin duda, le corresponde en la sociedad han sido espectaculares, y aún diría inimaginables en los últimos 40 años. Inimaginables para aquellas mujeres que hace 100 años no podían soñar con cursar una carrera universitaria o simplemente, ejercer su derecho al voto. Es obvio que las cosas han cambiado mucho. Hoy en día, la mujer es mayoría en las aulas de nuestras universidades, accede con cierta asiduidad a cargos públicos, está integrada en el mercado laboral, tiene, en definitiva, un reconocimiento social impensable hace unas pocas décadas; por no hablar de una liberación sexual que en el año 2001 parece algo totalmente superado. Entonces, ¿ Qué sentido tiene hoy el día internacional de la mujer ?. Bueno, a bote pronto, y sin profundizar en exceso en el tema, a los que piensan así les sugeriría que se lo preguntaran a todas las mujeres que se siguen dejando la vida día a día a manos de aquellos asesinos que comparten (¿ parasitan ?) sus vidas; que se lo preguntaran a todas las mujeres humilladas por un juez por el simple hecho de llevar una falda corta; que se lo preguntaran a todas las mujeres cuyas vidas profesionales, pese a su valía, se ven obstaculizadas por los prejuicios del "machito" de turno; que se lo preguntaran a todas las mujeres que tienen que supeditar su vida personal y afectiva a las exigencias de un trabajo, normalmente peor remunerado que él de sus compañeros (si te quedas embarazada: ¡ a la calle !); que se lo preguntaran a todas las mujeres africanas a quienes mutilan su sexualidad y su alma; que se lo preguntaran a todas las mujeres obligadas a ver pasar la vida como un zombi, condenadas a esconder hasta el último milímetro de su piel, con la única ambición de no morir lapidadas o azotadas en nombre de un dios demencial que ha otorgado todas las prerrogativas a sus asesinos; que se lo preguntaran a todas aquellas mujeres que, provenientes de la miseria, ven como su ilusión y su sonrisa se marchitan en burdeles del todopoderoso primer mundo.

Yo, por mi parte, no tengo necesidad de preguntárselo a nadie. Solo siento la obligación de solidarizarme con ellas y luchar para que llegue un día en el que todos los atropellos que sufren en la actualidad parezcan tan grotescos como nos parece a nosotros el hecho de que no pudieran cursar una carrera universitaria, o ni siquiera tuvieran derecho al voto.

¡Luchemos por ello!. Es de justicia.

JUAN JOSE CANCIO

SECRETARIO DE LA SECCION SINDICAL DE CGT DE LA UVEG.

PD. Quiero dedicar este escrito a todas las mujeres que me rodean día a día a las que admiro y quiero y de las que nunca dejo de aprender. Gracias por estar ahí.