mujer y ciencia

    El que las mujeres no se incorporen de forma igualitaria al estudio de las materias  carácter técnico y científico y el que sean muy escasas las figuras femeninas en las profesiones relacionadas con estas materias constituye una evidencia constatada, a la vez que un motivo de reflexión no sólo en ámbitos académicos, sino en el conjunto de la sociedad en general.
    Los datos sobre matriculación muestran que la incorporación de las mujeres a la universidad ha seguido aumentando en los años 90, de modo tal que han conseguido alcanzar una participación superior a la de los varones. No obstante se constata que el fenómeno de feminización cuantitativa de la Enseñanza Superior se ha dado sin que desaparezcan los modelos tradicionales de estudios "masculinos" y "femeninos" y que las diferencias se perpetúan según el tipo de carreras o especialidades elegidas.
    Por tanto, podemos afirmar que la feminización global de las carreras no ha conseguido evitar la asignación tradicional de los roles varón/mujer en cuanto a la elección de carrera, sino que se ha amoldado en buena medida a las imágenes y prejuicios existentes, y sólo ha supuesto un cambio significativo en determinadas especialidades. Los porcentajes de mujeres que se orientan hacia ciertas carreras siguen siendo muy limitados : 3'4 en las Escuelas Técnicas Superiores, 6'7 en Facultades Científicas.
el número de alumnas en carreras
    técnicas no sobrepasa el 30%

Las consecuencias de todo esto suponen:

    Los factores que limitan la participación de las mujeres en el ámbito científico son muy variados: históricos , socioculturales, psicológicos y, como hemos visto en el epígrafe anterior, escolares.
    La identidad personal se construye a través del aprendizaje social y de las maneras de pensar, sentir y actuar se van interiorizando y confrontando con la realidad en que está inmersa cada persona. La personalidad se forma en base a los estereotipos masculino y femenino que cada sociedad define. la imagen del estereotipo femenino está relacionada con la afectividad, la inestabilidad, la sumisión y la dependencia. La masculina la de seres emocionalmente estables, capaces de establecer mecanismos de control y autoafirmación. el dinamismo y las aptitudes personales son cualidades importantes de su personalidad.
    El aprendizaje social desde la primera infancia condiciona y limita el desarrollo de las niñas y niños en función de las actividades, juegos que realizan y de las relaciones y estímulos que reciben de personas adultas.
    Como resultado del proceso de socialización diferente, las mujeres arrastran un analfabetismo tecnológico que las sitúa en inferioridad de condiciones ante las carreras técnicas.
    Existe una creencia profundamente arraigada de que la objetividad, la razón y la mente pertenecen al dominio masculino, mientras que la subjetividad, el sentimiento y la naturaleza son patrimonio femenino.
    Esta división del trabajo emocional-femenino e intelectual-masculino tiene como primera consecuencia la exclusión de las mujeres de la construcción y la práctica de la ciencia.
    La mayoría de los estudios sociales no ha puesto de manifiesto el hecho de que la ciencia ha sido producida por un subconjunto particular de la humanidad, y que ha evolucionado bajo la influencia de un ideal de masculinidad particular.
proponemos que la mujer se incorpore 
a la ciencia y la tecnología con todo
su bagaje cultural y social

    Ello es debido a que a sus instituciones y aquellos que la ejercen se les tiene por objetivos y libres de prejuicios. sin embargo la historia de la ciencia sólo puede entenderse reconociendo que los científicos sólo pueden aproximarse al mundo por medios que están determinados por su propia visión como varones de raza blanca y clase media-alta. la ciencia es en nuestra cultura el modelo de autoridad supermasculina por excelencia, con la única excepción que suponen las tareas militares en primera línea.
    Aunque hay sido desmitificada la ciencia es la autoridad. es el método el que legitima la autoridad ejercida por los científicos. pero la ciencia no es sólo un conjunto determinado de enunciados, ni un método único, sino u conjunto global de prácticas sociales significativas.
    Los estudios y publicaciones de Khum, Toulmin, Feyeradend, en la década de los 60 y de los 70 pusieron de manifiesto la existencia de factores sociales, políticos y psicológicos presentes en la construcción y producción de la ciencia. la mayoría de los estudios sociales post-khunianos de las ciencias naturales, como sus antecesores han evitado de forma sistemática examinar las relaciones entre géneros y ciencia.
    El género es una herramienta analítica mediante la cual podemos explicar cómo la división de la experiencia social, en consonancia con el género, tiende a dar a las mujeres y a los varones unas concepciones diferentes de sí mismos, de sus actividades y creencias y del mundo que les rodea, una forma de organizar las relaciones sociales humanas.
    Si consideramos a la ciencia como una actividad plenamente social, empezaríamos a comprender las múltiples formas en las que ella también se estructura de acuerdo con las expresiones de género.
    Los estudios sobre la igualdad se centran en el género individual, critican las características de la identidad y la conducta femenina estimulada por nuestra cultura, pero no descubren que la división del trabajo según el género y el simbolismo del género del que participa la ciencia, son en la misma medida responsables de la escasa presencia de la mujer en el campo de la ciencia.
    La investigación tradicional sobre el  rol de género ha formulado el problema como la falta de éxito de las mujeres, en vez de considerar los obstáculos que las instituciones sociales de predominio masculino ponen en contra de su éxito, desconsidera aspectos relativos al conocimiento y valoración de la propia cultura femenina, sin fomentar la autoestima y fomentado la desvalorización.
    No podemos quedarnos en hacer que las mujeres accedan a la ciencia, intentando eliminar los obstáculos existentes porque estaremos proponiendo la integración en un modelo configurado por los varones y en el que no es posible la igualdad, ya que esto implica una simetría que no se da, sino que significaría una integración de lo inferior femenino en lo superior masculino. Proponemos que la mujer se incorpore a la ciencia y a la tecnología con todo se bagaje cultural y social, con su propia visión del mundo, para alcanzar lo que se ha dado en llamar "masa crítica", que recoja la dimensión que debe dar lugar a la transformación científica y acabar con el androcentrismo característico de la ciencia.
    la ciencia y la tecnología no son un área específica cuyo fin es la formación para futuras carreras, sino también un componente importante de la cultura y el desarrollo personal.