mujer y educación |
Uno
de los objetivos de la educación es habituar a las nuevas generaciones
a comportarse según los valores y pautas socio-culturales existentes.
este proceso es particularmente intenso en la primera infancia. Empieza
en la familia y continua en las escuelas. se refuerza
con los juegos, los cuentos,
los programas de televisión etc.
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hacernos mujeres y hombres distintos |
familia
Por tanto, el primer lugar dónde se perpetúan los roles
que la sociedad ha establecido para hombres y mujeres es en la familia.
No vamos a analizar aquí con detenimiento cómo actúa
la familia en ese sentido , pero sí constatar que el mensaje y el
trato que reciben niñas y niños es diferente y que esa diferencia
la determina el sexo. A las niñas se les potencia la sensibilidad,
el miedo, la obediencia, la dependencia, la afectividad. A los niños
la agresividad, la competitividad, la independencia.
Los padres y las madres hablan y tratan de forma diferente al bebé
si es un niño o una niña y se aprecia una relación
directa entre la cantidad de llanto de la niña y de la cantidad
de atención de la madre, con los niños no sucede así,
como si se temiera a que ellos fueran dependientes.
Tampoco
se les habla igual : las niñas son "dulces, bonitas, tesoros, tranquilas,
preciosas, cariñosas, ordenadas, calladas". Por su parte los niños
son "duros, brutotes, grandes, fuertes, valentones, machos."
El padre tiende a mostrar más proximidad física, inicia más
acercamiento y da más juguetes a la niña que al niño.
Y es que aún así es el miembro de la pareja que expresa
menos afecto, algo de lo que toman buena nota hijos varones y que imitarán.
Los niños reciben más reacciones negativas cuando se intentan
comunicar con un adulto, pero muy positiva cuando realizan una actividad
agresiva, como las simulaciones de lucha. De esta manera el niño
va aprendiendo que los valores son menos expresivos y, dada la falta de
refuerzo social a sus intentos de expresión de afecto, irán
reduciéndolos. Las niñas, en cambio, van concibiendo que
las mujeres deben mostrar más comportamientos de cariño,
afecto y sensibilidad hacia los demás.
La psicología
evolutiva explica cómo a los dos o tres años son ya capaces
de clasificarse a sí mismos y a los demás dentro del correspondiente
grupo sexual, al tiempo que intentarán comportarse según
lo que se espera de él o de ella.
juegos
y juguetes
Los juegos y
juguetes aún tienen sexo. Esta opinión la refuerzan las investigaciones.
Di Pietro, en Roght and Tumble Play, analizó cómo el tipo
de juego de los niños es más brusco, con mayor contacto físico
y menor verbalización. El de las niñas más centrado
en reglas y sugerencias y de mayor contacto verbal. Además ellos
infringen las normas con mayor frecuencia y se hacen dueños del
espacio. Ya desde los tres años, los niños lideran los juegos
en los espacios exteriores y los defienden del intrusismo de las niñas,
que se dispersan en los alrededores.
Hay otro matiz de interés, los grupos de niños son más grandes que los de niñas, que no suelen pasar de cuatro miembros. Las niñas se comprometen con mayor intensidad emocional que los niños, brindan mayor apoyo y calor al grupo. Cuando unas y otros se juntan son los varones los que logran el control de las situaciones en más ocasiones, porque las niñas buscan mantener la armonía social, y los niños establecer una relación jerárquica de poder. |
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Por lo que respecta
a los juguetes, esos objetos con los que se pretende alimentar la imaginación
de niños y niñas, con los que se busca fomentar sus intereses,
actitudes y comportamientos, y se aspira a desarrollar habilidades, no
hacen más que canalizar una forma de ser impuesta en función
del sexoLo dice el estudio "Niños y Publicidad" presentado en 1.996
en la Feria Internacional del Juguete. Los niños prefieren los videojuegos,
las construcciones, los juegos de montaje, los soldados y los muñecos-héroes.
Las niñas los de profesiones, imitación al hogar, muñecas
y accesorios, disfraces así como los de belleza y adornos personales..
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Se observa cómo muchos padres juegan activamente con los niños cuando éstos manejan el tren , pero ni los miran cuando cogen la Barbie. Así que la conquista de la atención de papá bien vale tirar la muñeca más sexy del planeta y concentrarse en el trenecito. Naturalmente, eso ocurre de manera inconsciente y el miedo a que el niño le salga mariquita puede más que cualquier proclama antisexista.
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de ser impuesta en función del sexo |
También
queda patente que cuando niñas y niños se enfrentan al mismo
juguete le otorgan usos distintos, y el mismo kit de escoba y recogedor
que a ellas les incita a barrer, se convierte en una estupenda espada para
ellos.
Por otra
parte, los juguetes para público femenino suelen estar menos considerados
porque casi todos reproducen actividades infravaloradas en nuestra sociedad,
las relativas a la reproducción, las labores del hogar y cuidado
de la familia.
A través
de estos juguetes las niñas y los niños reducen su universo
referencial en función del tipo de objetos que se les ha asignado,
y acaban imitando patrones y comportamientos observados en su entorno familiar,
en la televisión, en el colegio , en la calle, y los reproducen
fielmente.
el
cuento
El cuento
o la leyenda tradicional son un intento de codificar una información
que resulta vital para que la comunidad pueda sobrevivir y perpetuarse,
son un canal por el que se reproduce el orden establecido para que lo asimilen
y asuman las nuevas generaciones. Por tanto su misión es doble :
lúdica y educativa, lo que se pretende es aleccionar a los miembros
de la comunidad divirtiéndolos.
Este cometido didáctico
es el que convierte el cuento en un código de conducta para toda
la tribu, favoreciendo la identidad del grupo compartiendo valores y creencias
y, desde un punto de vista individual favorecen la identidad personal,
ayudando a la configuración del yo.
¿Cómo quedan reflejadas las desigualdades por razón de sexo y el reparto de poder en la cuentística tradicional?. |
El papel que la comunidad ha asignado a la mujer para que lo represente, es un rol subalterno y dependiente de los varones : cuidar y servir al padre y a los hermanos, al marido, a los hijos, a los enfermos, hacer felices a todos los demás.. |
Cuando el
personaje femenino adopta actitudes masculinas es sólo momentáneamente,
por una necesidad ineludible que en el momento que desaparece, permite
a la mujer tomar de nuevo el papel que le corresponde por su sexo.
Por su
parte, las mujeres malas de los cuentos tienen un final infeliz. Se trata
de brujas, madrastras, reinas ambiciosas, mandonas, lujuriosas, parlanchinas,
deshonestas, envidiosas... Son precisamente las que tienen rasgos y comportamientos
contrarios al estereotipo femenino ideal. Además, su aspecto físico
suele ser feo, incluso repelente, con el fin de persuadir de que ése
no es el modelo que hay que imitar.
Los varones
son los que protagonizan la acción, los que devuelven la armonía
a la comunidad. Muestran las cualidades que corresponden al papel que la
sociedad les ha asignado: valentía , decisión, agresividad,
inteligencia, precaución... Son los que dominan, los que sostienen
la familia, los que premian a la mujer estereotipo casándose
con ella.
El mundo
desdoblado que aparece en los cuentos, donde mujeres y varones tienen roles
distintos y valorados de manera diferente, donde quien se sale de sus límites
es castigado de un modo u otro, es idéntico al que podemos encontrar
en tebeos y cómics, donde las niñas o las mujeres no suelen
ser protagonistas, ni siquiera cuando los personajes son animales es frecuente
encontrar hembras que lleven la voz cantante en la historieta.
Lo habitual
es que niñas y niños, mujeres y varones, machos y hembras
de estos cómics, reproduzcan los estereotipos sexo-sociales de nuestra
comunidad y se conviertan en un mecanismo más de perpetuación
de desigualdad entre los sexos.