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Reporteros sin fronteras

CUBA: ACOSO, EXILIO, ENCARCELAMIENTO


Cuba es hoy por hoy el único país latinoamericano con gobierno que, al decretar que la libertad de prensa debe ser "conforme a los fines de la sociedad socialista", ejerce un control total sobre la información que llega a la población. También es el único país de la región donde se encarcela a periodistas.

Para mantener este estado de hecho, las autoridades cuentan no sólo con la represión pura y dura sino también con el aislamiento social de los periodistas independientes. El instrumental represivo de que dispone el gobierno es variado: desde los decomisos de material y otras trabas en el trabajo de los periodistas independientes, hasta su detención y condena a grandes penas de prisión. El departamento de la seguridad de Estado es el principal ejecutante de esta politice que tiene la finalidad de "dejar" a los periodistas la posibilidad de escoger entre la prisión o el exilio.
Los periodistas independientes, privados de empleo, vigilados estrechamente por los Comités de defensa de la revolución, acusados de ser "mercenarios del imperio norteamericano" en los medios oficiales, son hoy por hoy desconocidos de una franja importante de la población cubana, si bien están premiados en el extranjero. El aumento de su número, la multiplicación de los sitios Internet que difunden sus artículos y el reconocimiento de que gozaron en la Cumbre iberoamericana de La Habana demuestra, en cambio, que han conquistado un espacio a través de la movilización internacional.
 

Cerrados los ojos mi reino vivirá mientras 
estén verdes mis recuerdos

En Cuba, donde no deja de ejercerse el control sobre la información difundida a la población, hay un centenar de periodistas independientes, asimilados a "contrarrevolucionarios" por las autoridades; que son una de las dianas privilegiadas de la represión, en un momento en que Internet otorga una mayor audiencia potencial a sus trabajos.

Desde 1997, se han condenado a cinco de ellos a penas comprendidas entre seis meses y seis años de prisión y se ha señalado más de un centenar de detenciones. Son con frecuencia objeto de acusaciones, agresiones, decomisos de su material, residencias vigiladas, presiones sobre sus familias, amigos o contactos, intentos de descrédito o de división. Al 1 de septiembre de 2000, habla tres periodistas que seguían encarcelados.

La disminución relativa del acoso que sufren todos los "opositores" después de la visita del papa en enero de 1998 sólo duró un año y las intervenciones ante el gobierno cubano por parte de varios jefes de Estado o de gobierno (reunidos en La Habana en noviembre de 1999 en la cumbre iberoamericana) a favor de la democratización del régimen apenas tuvieron efecto. Las libertades de expresión, de prensa, de reunión y asociación siguen sin tener derecho de ciudadanía.

Sin embargo, las filas de periodistas independientes siguen creciendo, a pesar de las numerosas partidas para el exilio, voluntarias o forzosas, y pese a las condiciones particularmente difíciles en que trabajan estos profesionales de la información. Según noticias recogidas por Reporteros Sin Fronteras (RSF), actualmente hay algo más de cien, cuando a comienzos de los años noventa sólo eran unos cuantos. 
 

Antiguos profesionales de los medios oficiales (cesantes voluntarios u obligados), del sector de la comunicación (redactores, traductores, archivistas, bibliotecarios, etc.), del mundo de la educación o simples técnicos, estos periodistas trabajan en La Habana y también en provincias, donde el acoso policial es más intenso.

Internet acude en su ayuda
Los periodistas independientes, profesionales veteranos, formados por sus colegas o autodidactas, tienen ahora nuevas posibilidades potenciales gracias a las nuevas tecnologías, a las que personalmente no tienen acceso. La creación en los paises occidentales de Sitios Internet que reciben las noticias que trasmiten de Cuba (por teléfono generalmente, por fax cuando tienen uno) ha ampliado el campo de difusión de las informaciones que no pueden publicar en su propio país. También ha aumentado el número de sus contribuciones (telefónicas) a emisoras de radio extranjeras, por lo general relacionadas con el exilio.

Como no tienen acceso directo a las fuentes oficiales y son expulsados de las ruedas de prensa gubernamentales cuando se presentan, sus informaciones las recogen ante todo de aquellos que en la sociedad cubana están descontentos: opositores, defensores de libertades, funcionarios (hartos de constatar que cualquier información negativa para el régimen - política, económica, social o medioambiental - es silenciada en los medios cubanos de información), empleados de empresas extranjeras, o el hombre de la calle. La población, racionada desde hace cuarenta años, sometida desde 1991 aún a más restricciones, fecha en que empezó el "período especial en tiempo de paz" consecutivo al agotamiento de la mana del desaparecido Bloque del Este, no aprecia la "dolarización" creciente de la economía cubana cuando no tiene acceso a los billetes verdes. Hechos como la detención de un opositor al régimen en Cuba, un movimiento cualquiera de humor de la población o un intento de organización de la sociedad civil, que antaño no se conocían en el extranjero, por lo menos durante algún tiempo, son comunicados ahora rápidamente. Estas informaciones y también otros análisis más globales son escuchados en la propia Cuba por aquellos que captan radios internacionales extranjeras, en primer lugar Radio Martí (financiada desde 1982 por el Congreso norteamericano para emitir hacia la isla). La interferencia de estas radios en la isla es muchas veces bastante deficiente.
La nueva "ley mordaza" Las autoridades cubanas se han procurado un nuevo instrumento legislativo tendente a amordazar esos periodistas independientes impedir las actividades disidentes, dudando, sin embargo, en aplicarlo, cuando varios Estados de la Unión Europea imponen, en el marco de la Convención de Lomé, la forma de mejorar la situación de los derechos humanos en Cuba como condición para aumentar los intercambios comerciales que realmente está necesitando Cuba como consecuencia del embargo norteamericano.
 

La ley "88" fue promulgada en febrero de 1999 y rápidamente se le llamó "ley mordaza" en los medios disidentes. Es una espada de Damocles sobre toda persona que "colabora, por cualquier vía con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios de difusión extranjeros" o que "suministre infamaciones" consideradas capaces de ser favorables a la politice norteamericana.

Las penas que incurre son muy graves: hasta veinte años de prisión, confiscación de todos sus bienes personales y multas que pueden llegar hasta 100.000 pesos (unos 4.800 dólares, sabiendo que el salario medio en la isla es de 250 pesos, o sea, 12 dólares al mes). Este texto, del que ningún tribunal aún hizo uso por el momento, también castiga "la promoción, la organización, el fomento o la participación en reuniónes o manifestaciones".

"Los periodistas independientes son mercenarios: el Imperio (americano) los paga, los organiza, los instruye, los entrena, los arma, los camufla y les ordena disparar contra su propio pueblo", comentó el diario de las juventudes comunistas Juventud Rebelde después de votar el texto, recogiendo así la declaración de Tubal Paez, presidente de la Unión de periodistas cubanos (organización oficial). Para ejercer, sus 2000 miembros, aproximadamente, tuvieron que comprometerse a ser "leales a los principios y valores de la revolución y del socialismo".

En Cuba, todos los medios de comunicación son "propiedad estatal o social". La prensa escrita (principalmente, los diarios Granma, órgano oficial del Partido comunista, y Juventud Rebelde, el semanario Trabajadores de los sindicatos oficiales o la revista Bohemia), las radios nacionales o regionales, así como los dos únicos canales televisivos del país difunden artículos o reportajes seleccionados, revisados o corregidos según los intereses ideológicos del régimen. A principios de agosto de 2000, un locutor de Radio Morón, pequeña emisora del centro de la isla, fue despedido por haber leído en la radio un poema de Raúl Rivero (fundador y director de la agencia Cuba Press).

Estos medios dedican además una parte importante de sus reducidas columnas o de su tiempo de antena limitado (seis horas al día durante la semana para cada canal, y quince horas al día en fin de semana) a los discursos del presidente Fidel Castro y a la propaganda oficial. La población no tiene acceso a otras fuentes de información, con excepción de las radios extranjeras insuficientemente interferidas.
 

Agresiones, detenciones, decomisos y robos
Desde principios de 2000, hay por lo menos dos periodistas que fueron agredidos por desconocidos: el 17 de enero, Mary Miranda, de la agencia Cuba Press, perdió conocimiento después de haber recibido violentos golpes en La Habana, y el 13 de mayo, Santiago Dubuchet, de la agencia Habana Press, fue golpeado en la cabeza en un parque de la ciudad de Artemisa. Las seis personas que se pusieron inmediatamente a su alrededor lo insultaron.

Desde principios de 1999, se vienen señalando más raramente "actos de repudio". En cambio, la policía intenta cada vez con más frecuencia impedir a los periodistas independientes que cubran los eventos "sensibles". Los reporteros son victimas de detenciones (desde principios del año 2000 se han señalado unas quince de estas detenciones que a veces duran varios dios), o residencias vigiladas. El 21 de julio de 2000 por ejemplo, día del proceso (anunciado la víspera) de dos opositores en Santiago, Luis Alberto Rivera Leyva, director de APLO (Agencia de prensa libre oriental) fue detenido en su domicilio y liberado al final de la audiencia. Las plazas disponibles para el público en la sala fueron ocupadas por antelación por los miembros del Partido comunista o por las fuerzas del orden civil. Los periodistas independientes de Santiago, que hablan escapado a la detención o a la residencia vigilada, no pudieron asistir a los debates, pues la sala estaba completa.

En estas detenciones, durante las cuáles se emiten por sistema amenazas, suele ocurrir con frecuencia que se les decomise el material a los periodistas. En Cuba, es posible ahora conseguir un fax o una computadora en las tiendas en dólares. En cambio, es imposible comprar material de reprografía, como impresora o fotocopiadora. Las personas que tienen medios - en dólares - aprovechan sus contactos con empleados de embajadas o de empresas extranjeras para obtenerlos por medio de ellos.

Los decomisos tienen a veces otras formas. El 31 de enero de 2000, robaron el domicilio del periodista Juan González Febles unos desconocidos que se llevaron su grabadora, diversas grabaciones y varios artículos. El miércoles 9 de agosto de 2000, una pareja que se presentó a las 21h y 30 minutos -ambos como colaboradores de Cuba Press- al propietario de local de la agencia, se llevó toda la documentación reunida por ésta (archivos, revistas y diarios nacionales o extranjeros, diccionarios, libros, obras sobre el periodismo publicadas por el diario español El País, cursos de periodismo en español de la Universidad internacional de Florida, etc).
Como el propietario de la agencia, victima de presiones de la policía, habla señalado a los periodistas de la agencia que tenían que cambiar de residencia, éstos hablan puesto en cajas toda esta documentación en espera de encontrar un vehículo para llevárselas hacia un nuevo local, en otro barrio de La Habana.

Intentos des descrédito y presiones sobre las familias
Repentinamente, treinta periodistas independientes salieron de su anonimato en Cuba el 1 de noviembre de 1999, justo antes de la Cumbre iberoamericana de La Habana, cuando el presidente Fidel Castro citó los nombres de cada uno de ellos en las ondas de dos canales nacionales. Riéndose de ellos, fueron acusados de haber acudido a la Sección de intereses norteamericanos en la capital a una velada organizada con motivo de la despedida de su responsable. Cinco meses después, el 22 de abril de 2000, en una emisión televisiva, los periodistas Raúl Rivero (el director de la agencia Cuba Press fue recibido, entre otros disidentes, por los jefes de gobierno español y portugués en la cumbre), Tania Quintero, Manuel David Orrio, Lucas Garve, Jesús Zúñiga y Vicente Escobal fueron designados "líderes contrarrevolucionarios". Sus nombres fueron publicados tres dios más tarde por Juventud Rebelde.
Estas tentativas de descrédito dan a veces en el blanco. "Tu eres un hombre muerto para mi, tu ya no existes", le dijo su tío a Oswaldo de Céspedes (subdirector de la agencia CPI) cuando oyó que el Presidente habla pronunciado su nombre en la televisión. En cambio, otros periodistas han visto a sus vecinos y sus parientes dar pruebas de ingeniosidad para protegerlos de la vigilancia policial o de los delegados de los famosos Comités de defensa de la revolución (CDR), que existen en cada cuadra de casas y están encargados entre otras cosas de la delación.

Las familias o amigos de los periodistas también son a su vez victimas de represalias: no se cuentan los esposos, hermanos o hermanas de esos "contrarrevolucionarios" que han perdido su empleo, porque se negaban a condenar o denunciar a los "culpables", ni los miles de ajetreos y molestias a que están sometidos los padres o hijos. "Todos los que tienen vínculos con un "antisocial" sufren de algún modo represalias hasta que corten sus lazos y lo digan", resume así Jorge Olivera Castillo, ex-redactor del telediario cubano, actual director de la agencia Habana Press, y Marvin Hernández (Cuba Press), cuyas familias son particularmente victimas de constante acoso. El día de la fiesta de la madre, al hermano de Raúl Rivero, que vive en Canadá, se le prohibió entrar en el territorio cubano, no habiendo podido ver a su madre de 80 años más que una hora en el aeropuerto de La Habana, sin haberle entregado los medicamentos y regalos que llevaba para ella.
Por otra parte, varios periodistas han denunciado las recientes tentativas policiales tendentes a "hacer cambiar" o dividir a los periodistas independientes. El 15 de julio de 2000, Ricardo González, corresponsal de RSF, fue detenido durante seis horas durante las cuáles los policías trataron de convencerle para que colaborase, hablando en particular de forma difamatoria contra Raúl Rivero.
 

Acceso prohibido a Internet y a cualquier formación profesional
Las autoridades reprochan públicamente a los periodistas independientes de "no tener ninguna formación". Al mismo tiempo, impiden a aquellos que reclaman una (a la occidental) que reciban clases u obras, decomisando su correo. Regularmente los periodistas independientes están privados de linea telefónica (pinchados), como lo están sus padres o amigos de donde llaman para transmitir sus artículos (vio linea internacional pasando por la operadora manual) y no tienen más medios para acceder a Internet que los demás ciudadanos no privilegiados.

Los únicos dos servidores de la isla son el CENIAI, rama del ministerio cubano de Ciencia y Tecnología, e Infocom, dependiente de la sociedad mixta italo-cubana ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, S.A.). Los solicitantes tienen que tener alguna razón válida, a los ojos de las autoridades, para presentar una solicitud. Las personas individuales están obligadas a presentarse personalmente en la oficina del Ministerio. Si la solicitud se acepta, firman un contrato con cláusulas restrictivas. Así está prohibida "la distribución de información que no se ajuste a los principios morales de la sociedad cubana, que no se cumpla con alguna de las legislaciones vigentes en el país". Los intercambios electrónicos por su parte no deben "comprometer la seguridad nacional".

Altos funcionarios gubernamentales, algunos investigadores o especialistas (vigilados por sus jefes cuando navegan en su puesto de trabajo), así como las empresas extranjeras representadas en Cuba tienen total acceso a Internet. Los otros, incluyendo empresas cubanas exportadoras, tienen que contentarse únicamente con su correo electrónico. Ya existe un mercado negro de direcciones electrónicas a escala reducida, en beneficio de muy raros ciudadanos cubanos que tienen una computadora personal. En cualquier caso, los usuarios sospechan fuertemente que los servicios de información lean sus mensajes electrónicos, pues los mensajes del extranjero llegan a sus destinatarios varias horas después de que hayan sido enviados o nunca llegan.

La gama de tarifas, que incluye un primer coste de inscripción que varia entre 60 y 450 dólares, es compleja: los costes mensuales van de 40 a 80 dólares para el sector no comercial, según diferentes criterios.
En el centro de La Habana acaba de abrir un primer cibercafé en el Capitolio, el antiguo parlamento. A razón de tres dólares por media hora, es posible navegar por Internet o enviar mensajes electrónicos desde una de las seis computadoras disponibles, pero este servicio está reservado preferentemente a los turistas extranjeros. Es poco probable que los periodistas independientes, a quienes está prohibida la biblioteca o los archivos nacionales, sean bien venidos a ese cíber.

Por último, las autoridades ponen en duda la deontología de las agencias de prensa. La mayoría de ellas han adoptado, desde 1995, estatutos que definen estas normas y excluyen, en numerosos casos, la pertenencia a un partido politice u organización disidente. El 29 de agosto de 2000, tres periodistas suecos fueron detenidos después de haber dirigido, la víspera, un seminario sobre el marco de trabajo de la prensa sueca y la ética periodística, al que asistieron unos veinte periodistas independientes.

Birger Thureson, Peter Götell y Elena Söderquist fueron expulsados y declarados "personae non gratae" después de haber pasado tres dios en un centro de detención de los servicios de inmigración. Las autoridades los acusan de haber "alentado acciones subversivas y contribuido a los intentos desesperados que desde EE UU se han estado realizando". "Esperamos que nadie se haga ilusiones de que tales actividades van a ser toleradas", concluyó Felipe Pérez Roque, Ministro cubano de Relaciones Exteriores.

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