h u m a n i d a d e s m
o n o g r á f i c o
Raúl
Rivero
HEBERTO
PADILLA:
TIEMPO
AL TIEMPO
Julio Cortázar escribió que la muerte es una injusticia.
Pués bien, el poeta Heberto Padilla acaba de ser victima de esa
injusticia en un cuarto de hotel de Alabama Estados Unidos. ¿Qué
hacía allá ese escritor que había nacido en la provincia
occidental cubana de Pinar del Rio? Daba clases de literatura y vivía
la amargura del exilio.
Heberto Padilla considerado por la crítica como el más
importante poeta de la llamada primera generación de la Revolución,
fue a parar a Norteamérica después que su libro Fuera del
Juego, premiado por un jurado internacional en Cuba en 1967 cerró
la luna de miel de la intelectualidad latinoamericana y európea
con el proceso marxista cubano.
Los versos, amargos, explosivos, sombrios sacaron a flete una Cuba que
casi nadie quería ver y que la propaganda había escondido
entre consignas y himnes. Las autoridades cubanas pusieron el grito en
el cielo y al poeta en la cárcel.
Para salir de la prisión, se le impuso al poeta una autocrítica
pública en los salones de la Unión de Escritores y Artistas
de Cuba, delante de sus compañeros. Padilla entró en el juego.
Había trabajado como corresponsal en Moscú de la Agencia
de Prensa latina, tenía testimonios de primera mano de los procesos
stalinistas y los juicios a intelectuales. Con gesto teatral y voz engolada,
el poeta cantó su palinodia, aceptó sus pecados y los de
algunos amigos cercanos y fue encerranse en su casa a cumplir el destino
que el socialismo real describe para esa categoría de personas:
el ostracismo hasta la muerte.
Entretanto, llovían cartas, telegramas y declaraciones de escritores
sobre Cuba. Sólo algunos Tenaces escritores, el mismo Julio Cortázar,
Gabriel García Marquez y Eduardo Galeano, junto a otros menos conocidos
quedaron con ese rótulo ambivalente de amigos de Cuba. Muchos Cubanos
se preguntan siempre de cuál Cuba? El caso Padilla alejó
muchos escritores y artistas europeos e, por lo menos, les hizo tomar una
distancia crítica, romper el hechizo del amor a primera vista y
disponerse a conocer con mas profundidad el repertorio que sonaba en la
isla.
En el plano interno el asunto de Padilla se recibió de otra manera.
La mayoría de su compañeros apoyaban (aún hoy apoyan)
el proceso, de modo que aunque le siguieron apreciando en el plano privado,
nadie se solidarizó con él. Asi es que Heberto Padilla se
quedó fuera del juego y, como dijera el nicaraguense Ernesto Cardenal,
solo como un astronaute en la noche del espacio. Muchos de sus amigos (Pablo
Armando Fernández, César López, Anton Arrufat y la
entonces esposa de Padilla, la poetisa Belkis Cuza Malé) fueron
enviados a trabajar a imprentas y bibliotecas municipales en una expiación
que duró para algunos más de diez años.
Padilla salió del exilio junto a su mujer en marzo de 1980. Ahora
mismo, todos los que fueron sacados del juego cuando el problema de Padilla
ocurrió, salieron del congelador y sostienen relaciones idílicas
con los organismos culturales del país
Lo verdaderamente importante que pasó con el libro de Heberto
fue que propuso la duda, lanzó una mirada profunda sobre la sociedad
y sus relaciones con los grupos de poder. Fuera del juego es el primer
texto disidente del socialismo cubano. La primera obra orgánica,
que da la voz de alarma y, en medio del fragor de la vida, pide, a lo menos,
permiso para un leve sobresalto. Ese libro que, contenía dinamita,
había que enmarcarlo en las bibliotecas, sus poemas comenzaron a
mecanografiarse y a circular. El poeta se fue pero su poesía se
quedó. El hombre estaba solo, tiempo al tiempo, pero el libro escondido
y camuflado irradiaba, irradia un fulgor que nada puede ensombrecer.
Este ha sido un episodio único en la historia de la literatura
cubana. Está apresado en un tiempo, su tiempo. Aunque la línea
de pensamiento de las autoridades exhiba hoy las mismas rigideces que provocaron
el caso Padilla, no habrá posibilidades de repetirlo ni siquiera
como comedia. Las posiciones gubernamentales pueden ser inmutables pero
el mundo no. La vida tampoca. Hay ahora decenas de instituciones internacionales
que monitorean la realidad cubana, existen dentro del país numerosos
grupos de derechos humanos y está vivo y en pleno vigor el movimiento
de periodistas independientes. Ya nadie estará tan solo como el
poeta que había entrado a las letras con otro libro capital: El
justo tiempo humano.
Su muerte en Alabama conmovió a la ensanchada diáspora
cubana. En Cuba hay un luto interior, porque muerto sigue prohibido. Padilla
tenía muchos deseos de venir a Cuba y nunca recibió autorización.
Ahora que la poesía se ha liberado del hombre, se inicia su regreso
definitivo, porque la poesía no usa pasaporte, ni necesita permisos
de la policía.
*Heberto Padilla falleció el 24 de septiembre de 2000 de un
ataque cardiaco, en Estados-Unidos. |