a r t e s     p l á s t i c a s
Rafa de Corral

"LAS PUERTAS ESTÁN ABIERTAS..."


Este último siglo ha sido testigo de nuevas tendencias y también de un nuevo concepto de "artista" como tal. Pero para comprenderlo debemos reflexionar sobre cuáles han sido los condicionantes históricos del panorama actual del Arte. 

También es necesario tener en cuenta algo tan evidente como el hecho que los períodos históricos no se acaban de golpe, ya que la historia se va haciendo y se va estirando, deshilachándose y dejando posos condicionantes, que en el caso del Arte marcan las nuevas tendencias.

Ante esta situación la imagen del artista actual es el fruto de la independencia lograda por él. Nunca en la historia del Arte -ni en la Grecia Clásica ni en el Renacimiento tampoco- los artistas han podido realizar sus obras con mayor libertad que en la actualidad.
Las actividades de los artistas a lo largo del siglo XX han estado a caballo entre la abierta defensa de la independencia creadora y el compromiso ante factores condicionantes: la imponente mercantilización del Arte, el dominio valorativo de la crítica y la presión de un gusto social que, fomentado desde esferas ajenas al Arte, repercute de manera determinante en éste.
 

...la imponente mercantilización del Arte, el dominio valorativo de la crítica y la presión de un gusto social que, fomentado desde esferas ajenas al Arte, repercute de manera determinante en éste.

Lo que es evidente es que en ninguna otra época hubo tantos hombres que se consideraran artistas como en nuestros días; sin embargo, al mismo tiempo, sólo una escasa minoría de éstos pueden actuar como artistas plenamente dedicados a su obra.
El Arte es independiente a toda servidumbre, encargo y metas ajenas. El mismo define su esencia, sus derechos y sus leyes, sólo está comprometido consigo mismo y con los grandes conceptos abstractos de lo humano y de lo eterno.

Por otro lado, vemos que se está produciendo un rechazo por parte de los artistas hacia la excesiava mercantilización. Y se tiende a pensar que el énfasis se debe concentrar no tanto en el resultado material o final de lo que llamamos obra de arte, sino en la concepción o en la idea de la obra, en el proceso de su realización...

Surge la necesidad de conocer, lo que se logra a través de una amplísima documentación sobre el proyecto artístico, sus motivaciones, sus fases, valiéndose de todos los sistemas de comunicación y también, incluso, de la posibilidad de hacer intervenir en él a otras personas que ya no serán solamente espectadores, sino que a la vez serán creadoras de la obra de arte. Además, queda un amplio campo para lo imprevisible, ya que esta participación puede conducir a resultados que no se contemplaban en la propuesta inicial del artista.

Todas estas reflexiones nos llevan a cuestionarnos de nuevo el valor de la obra en sí.

Personalmente creo que los artistas tenemos la obligación, el compromiso y la necesidad interna, de plasmar nuestras sensaciones, creencias o ideas y luchar por ellas a través de nuestro trabajo.

Creo, además, que es perfectamente lícito utilizar todos los medios de transmisión que estén a nuestro alcance y que sean oportunos para transmir el mensaje, incluso cuando el mensaje sea "sin mensaje".

Es decir, que la estructura, la composición, los propios efectos expresivos de la materia pueden ser autosuficientes y pueden  no ser dependientes de una relación igualitaria con el resto del mundo físico. En este caso, la obra de arte, al carecer de mensaje se manifiesta por sí misma, libre de las imposiciones del sujeto o del arte.

Pero, y esto es lo más importante, no debemos olvidar que el saber es un derecho y que tenemos que facilitar el acceso al espectador a nuestro trabajo. De esta forma el Arte no será un privilegio exclusivo de unos pocos, sino que llegará a muchos. Las puertas están abiertas. 

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