c o m u n i c a c i ó n
José Manuel Gironés
info@union-web.com
EL HIELO SE DERRITE
2001/ EL NUEVO   PERIODISMO = PERIODISTA   DIGITAL

La información y el periódico no son la misma cosa, igual que no es lo mismo el hielo que el frío (véase el primer numero de CONTRASTES pag. 84 y siguientes). La historia de la comunicación humana ha vivido cuatro grandes eras o glaciaciones: la de la imprenta, la del telégrafo, la de la radio y la de la televisión. Y desde aquí afirmo, que mucho antes de que se disuelvan en el planeta los casquetes polares, se van a derretir los periódicos que hoy conocemos bajo el implacable sol del nuevo astro llamado INTERNET.
 
Pocos entre los apocalípticos y los integrados del cambio de la cultura (en jerga Umberto Eco) o entre los escépticos y los radicales intérpretes de la revolución digital y de la globalización (en jerga de Anthony Giddens) se atreverían a pintar hoy un fresco de lo que será el periodismo dentro de cien años. No fío el pronóstico para tan lejos. De aquí al vecino año 2001, ya se habrán derretido las aristas más sobresalientes de los periódicos que hoy conocemos. (redacciones masificadas, representación sindical, confrontación con la propiedad, etc. etc.).

Nostradamus que ahora se cumple en aniversario, no dió ni una en el clavo. Y con una vara de fresno deberíamos darles en el lomo a los Rappeles y Aramises para compensar la tomadura de pelo continuada, que con su estulticia siembran desde las pantallas a diario, pues, como dice Catón el Censor “me pregunto cómo puede aguantar la risa un augur cuando se encuentra con otro”. 

El futuro ya no es lo que era, y enrolarse de profeta les va a salir muy caro a esta plaga de nuevos gurús que nacen como hongos en los humedales de la revolución digital. Es muy atrevido profetizar para un siglo entero. Sin embargo, un periodista de a pié del diario madrileño “El Imparcial”, llamado Vicente Vera, medio en broma y sin pretensiones, se atrevió, tres cuartos de siglo antes de que se le ocurriera Kubrick, a imaginarse el año 2001 y dejó pintado un fresco que para sí hubiera firmado Julio Verne. El artículo, publicado adjunto como CONTRASTE, aunque reconocido en su mérito por D. Miguel Moya que lo incluyó en “El libro de la Prensa”, cayó pronto en el olvido, y ahora, los jóvenes estudiantes de Avadolci lo han rescatado integrándolo en la antología de Union-web.com/maestrosdelperiodismo que han elaborado bajo el sugerente título de “100 años de periodismo en 100 horas de internet”.
¿Y qué es lo que vislumbra para el Periodismo del año 2001? Pues un giro copernicano ya a punto de cumplirse. Algo así como la evaporación de las redacciones tradicionales. El fin del periodismo sindicalizado. El fin del periodismo industrial.

Una producción continuada de ediciones sucesivas, llevadas a cabo por solo dos personas, trabajando en directo, a tiempo parcial, (una hora al día) alimentados por proveedores de información e imágenes distribuidos por todas partes, con receptores microtelefónicos y diafotos y servicio de artículos de fondo a cargo de las personas más competentes y autorizadas de Madrid o cualquier otra ciudad del mundo. 

Este periodismo de futuro –dice el visionario autor que escribió hace un siglo- exige nuevos periodistas formados en centros especiales para ser fuertes en deportes, en el manejo de aparatos eléctricos, en los fundamentos de las ciencias sociales, físicas y naturales, y, sobre todo, diestros en el saber decir todo, de modo clarísimo, con las menos palabras posibles. 

LOS PERIODISTAS NO SON PALOMAS

La tendencia a confundir el hielo con el frío, el instrumento con el efecto, ha sido una constante en el proceso de desarrollo de los medios de comunicación.

Equivocadamente suele creerse que periodista es “el que trae noticias”. La que trae noticias es, de hecho, la paloma mensajera, desde el Arca de Noé a la batalla de Sedán. De los usos militares de las palomas mensajeras en la guerra franco-prusiana le vino la idea a un judío francés, para sacar partido. Se llamaba Charles Havas. y en seguida se hizo muy rico. Algo así como Bill Gates, que tomando el invento de otros se ha forrado con la Bolsa.

Charles Havas empleó las palomas mensajeras para anticiparse las noticias y jugó en la Bolsa con ventaja. Ahí nació la agencia Havas, hoy conocida mundialmente como France Presse. Otros judios en Londres, Julius Reuters, y en Berlín, Wolf , siguieron la idea y con ellos nació la Agencia Reuters y la alemana Wolf , hoy llamada Agencia de Prensa Alemana (D.P.A.)

SALIR A POR LA PRIMERA OLA

En América las agencias de noticias (hoy United Press y Associated Press) nacieron de una manera no menos curiosa. En el puerto de Nueva York las noticias del otro lado del océano eran esperadas a la llegada de los trasatlánticos, y mientras los periodistas tomaban sus pintas de cerveza, nacía la idea de anticiparse a la competencia saliendo a esperar a los barcos antes de que estos llegaran a puerto, con lanchas cada vez más grandes y más rápidas. Así nació The Harbor News Association y así crecieron, compitiendo, la United Press y la Associated Press. 
En todos los casos no era el instrumento, sino la inteligencia al aprovecharlos, lo que hizo progresar el periodismo (y como siempre, de paso, volviéndose inmensamente ricos sus primero muñidores).

LA SEGUNDA GLACIACION: MORSE

Hace unos ciento cincuenta años que un retratista de Massachusetts llamado Samuel Morse inventó el telégrafo y el lenguaje de impulsos (puntos y rayas) que lleva su nombre. Era el procedimiento ideal para sustituir las señales de brazos y banderas o las señales de humo que hasta entonces habían practicado, tanto los indios como los blancos, desde tiempos inmemoriales.
Entre nosotros, junto a la Nacional III, todavía pueden observarse las torres del telégrafo óptico (que se veía a ojo, desde la una a la otra) y que unía Madrid con Valencia en tiempos de Isabel II, al modo en que los franceses habían unido París con Marsella. Y en la costa, las torres vigía establecidas por Vespasiano Gonzaga Colonna en cumplimiento de la orden de Felipe II, avisaban del peligro de “moros en la costa” con señales de fuego en la noche y humo durante el día, con dos soldados encerrados a cal y canto en el interior y otros dos que salían a caballo, a galope tendido, en direcciones opuestas (uno hacia Denia y el otro hacia Oliva, en el caso de la torre de la Almadraba) para procurar que la alarma llegara, en cualquier caso, a tiempo de socorro. 
El telégrafo y su código morse ha sido una realidad en las trasmisiones marítimas que ha llegado hasta nosotros. Y aún quedan profesionales del periodismo que relatan la experiencia, casi épica, de las trasmisiones de crónicas por ese medio.
El profesor Ramos, el secretario general de los periodistas de Caracas, (el impagable “ramitos” del periodismo científico sudamericano), contaba la inveterada costumbre de los periodistas de su época de pasarse mensajes en código, incluso en las más cotidianas circunstancias y cómo en un restaurante un colega le advertía con golpecitos del tenedor en código morse “no-pi-das-mer-luza,-est-a-ho-rri-ble” a lo que desde la cocina para sorpresa de ambos les respondieron por el mismo método “En-es-te-pa-ís-cuan-do-un-obre-ro-to-ma-mer-lu-za-es-que-uno-de-los-dos-es-tá-en-fer-mo”. Era la cocinera viuda de un telegrafista, que dominaba perfectamente el lenguaje, por los años de servicio en un puesto de comunicaciones en la selva venezolana.

La diferencia entre el medio y la función, y el consiguiente reparto de papeles, ha sido muy diáfana en la historia de las comunicaciones. William Randolph Hears en 1898 tiraba un millón y medio de ejemplares de su sensacionalista "Journal" y les daba instrucciones precisas a los corresponsales enviados especiales a la isla española de Cuba: “Usted no se preocupe, (de que no haya actividad rebelde) Usted envíe las crónicas, que la guerra ya se la mandaré yo”.

El telégrafo cruzando un territorio es una imagen grabada en nuestra memoria visual. Y allí donde hay un tendido con sus postes, tenemos a un indio subido para cortarlos o a un mejicano en su revolución, o a un ruso de los blancos o de los rojos, en la estepa moscovita. En Aguascalientes, México hubo una “balasera” memorable, porque los revolucionarios que llegaban a caballo nunca había visto el cine y asustados se liaron a tiros con las figuras que se movía proyectadas sobre una sábana blanca. Y en mi en mi propia familia se guarda el recuerdo de los aspavientos de un pastorcico de los que casi nunca bajaban al pueblo, que por primera vez oía la voz de una mujer que cantaba coplas dentro de una caja (la vieja radio de válvulas con aspecto de capilla gótica) en la que le parecía imposible que ella cupiera dentro.

MAGIA CON PAPEL Y LAPIZ

Esa frontera con los nuevos medios es de hecho muy reciente. Recuerdo a mi abuelo que reunido en la plaza con otros campesinos, -blusa negra, boina calada y la azada siempre al hombro-, mostraba con orgullo a mi primo, hoy catedrático y entonces estudiante de Derecho en Bolonia y les decía ¡¡Si será llest, aquest xicón, que sols amb un paper i un llapis, es gunya la vida!! 
¡¡Sólo con un papel y un lápiz se gana la vida!! Auténtico malabarismo. Magia pura de “lo intangible” para unas gentes (de hecho prácticamente todas las de entonces), a quienes la riqueza resultaba sólo del trabajo de la tierra y la multiplicación de sus frutos.

Un papel y un lápiz bastaron al Canciller Bismark para retocar las comas del telegrama que el Kaiser envió a la Asamblea Francesa para que en lugar de un mensaje pacificador entendieran una provocación que les llevó a declarar la guerra, y un papel y un lápiz fueron bastantes para redactar el celebre telegrama que los soviest de Moscú remitieron a los centros locales para la eventualidad de que alguien cortara el cable del telégrafo: El mensaje trasmitido en ruso decía (según cuenta la anécdota) solo estas palabras: 
Indulto imposible fusilarlo” 
(Firmado el Soviet de Moscú.)
Los responsables locales no tenían mas que colocar la coma en el lugar adecuado para ejecutar o indultar al encausado según su voluntad y como por orden directa de la capital.

La frontera de los “telecos” y los “periodistas” y sus ámbitos de competencia, aunque hoy están más difuminadas que nunca por la confusión entre el medio y su contenido, siempre resultará clarificada en cuanto lleguemos a las comas, a las flexiones del mensaje y a la evolución de los procesos sociales de la comunicación.

EL FIN DE LA PRIMERA GLACIACION: LA PRENSA

El periodismo de los tipos móviles, difundido a trompeta y caballo como puerta de la democracia para todos por Aaron Oliver y la Pennsylvania Gazette, en los tiempos de Benjamin Franklin y Jorge Wahshington, evolucionó hasta la concentración de poder de los Gordon Benett (New York Herald) Pulitzer (The World) y Hearst (The Journal), los “ciudadanos Kane” inmortalizados por Orson Welles.
Cuando en 1901 Gillermo Marconi recibe en Terranova la primera señal telegráfica sin cable ni hilos enviada desde Cornualles, no solo recibían la puntilla definitiva los redactores del puerto de Nueva York sino que estaba emergiendo un fenómeno insospechadamente más amplio que el que podía imaginarse a simple vista.

EL ESPLENDOR DE LA SEGUNDA GLACIACION: LA RADIO

En 1920 se realizó la primera emisión de radio, como hoy la conocemos, y aunque el voluntarismo de radioaficionados ha durado hasta nuestros días, la radio se convirtió en algo muy diferente a ese impulso universal y democratizador que se había soñado. H.G. Wells puso a prueba sus posibilidades y Adolfo Hitler con su doctorcito el Sr Josef Göebbels llevaron hasta las ultimas consecuencias lo que podía resultar de una emisión centralizada y única, la Deutsche Rundfunk, un receptor extremadamente barato para la época (que como el coche del pueblo o Volkswagen, se concibió estuvo accesible para todas las familias. El momento estelar en que medio y función –el hielo y el frío- mas exactamente se ajustaron (porque aún no había otros medios superiores) fue durante la incertidumbre de la batalla de Inglaterra (y poco antes la guerra de España). La guerra fría prorrogó durante cincuenta años la utilización de la radio como arma política arrojadiza (sobre las cabezas ajenas) y ahora, con la victoria del liberalismo de mercado la radio, no se ha mantenido ajena a los procesos de concentración y hegemonismo que antes caracterizaron la historia de otros medios.
Entre nosotros la radio ha tenido días gloriosos –y noches como la célebre noche de los transistores el 23-f de 1981- pero también se ha contagiado de las formas del papanatismo y del virus y la tensión del “directo directo” como aquella conexión en directo con una Antena-3 local que empezaba en días de lluvia y riadas con esta sonoras palabras:
“Enormes litros de agua caen en este momento sobre Castellón. La lluvia que no ha cesado desde...”
La credibilidad del medio y la administración de frecuencias bajo concesión ha tejido una realidad en muchas ocasiones de democracia imperfecta.

IMPERIO DE LA TELEVISION

La televisión tuvo –como tantos otros inventos– varios nacimientos. En 1926 el ingles John Logie Baird efectuó desde el Alexander Palace las primeras emisiones de televisión mecánica y Wadimir Kosma Zworikin desarrolló la alternativa electrónica que es la que a la postre se consagraría. 

La consagración masiva de la televisión tuvo su momento estelar en el asesinato de Kennedy en Dallas con la trasmisión en vivo y en directo del asesinato del asesino (eso creíamos) Lee. H Oswald a manos de un oscuro personaje llamado Jack Ruby y su consagración en 1969 cuando el mundo entero presenció el momento solemne en que un hombre ponía el pie en la Luna. Como en las demás invenciones mediáticas, la suma de televisión más grabadora (el magnetoscopio) llenó de esperanzas a los rebeldes pensadores de Berkeley con su propuesta de “guerrilla televisión” y si bien el testimonio de la videocámara ha desencadenado algunos episodios considerables, como la protesta social en Los Angeles ante el testimonio filmado de los abusos de la policía, el control absoluto en los regímenes autoritarios y la concentración y tiranía de las audiencias en el mundo libre han ensombrecido una vez más las directas esperanzas de salvación democrática. 
En 1989 con la caída del muro de Berlín y el simultaneo invento de la web, el mundo cayó en la cuenta de que se abría un nuevo horizonte a la mundialización de la sociedad. Estamos aun plenamente inmersos en la primera fase de entusiasmo sin que ninguna esperanza acerca de las posibilidades liberadoras y democratizadoras de internet se haya todavía desvanecido. 
Como en cada una de las etapas anteriores apocalípticos/ escépticos e integrados/radicales aún están en la refriega teórica sin que se alumbren los rasgos (muchas veces de signo algo paradójico) con que cristalizará el fenómeno.

LOS AMOS HAN MUERTO... ¿HAN MUERTO?

Alvin Toffler dice que nos convendría mantenerlo en secreto por ahora, pero que el tiempo de “los amos de la información” ha terminado.
Sostiene que seguirán los amos de los periódicos, de las cadenas de radio de las cadenas de televisión, de los grandes almacenes y de los clubs de futbol, pero ya no serán "los amos de la información”.

Personalmente sostengo que los periódicos al igual que las catedrales y los clubes de futbol no deberían tener dueño en el sentido de “amo” o propietario. Que eso no produce mas que JesusGilismo y que al final legitimando la cosa –como si fuera un juego– acaban teniendo “amo” los partidos políticos, ciudades y países enteros.

Los periódicos que ahora conocemos se van a derretir como se derritió el plomo de sus linotipias para nunca más renacer. Pero falta por ajustar el mecanismo en que se librará la guerra de la información que, como imagina el redactor de “El Imparcial” será cosa bien distinta a la guerra de los periódicos. 
Cualquiera que pueda detectar y probar que hay tráfico de favores en el despacho oral de la Casa Blanca estará en condiciones de hacer saltar la ruleta en el gran casino de la información. 

Si el siglo XX ha sido el siglo de la domesticación y explotación de las distintas formas y fuentes de energía (el siglo del petróleo y del automóvil) el siglo XXI será el del conocimiento sus fuentes y formas, y en ello la información puede ser el “recurso inagotable”.

EL NUEVO PERIODISMO: MANANTIAL INAGOTABLE

Todo lo que suceda explícitamente será observado por miles de ojos presentes que ya están mirando los sitios hoy mas concurridos y se llaman “cámara fija” o “web cam” (cámara que mira desde internet) Todos los mecanismos generales de verificación –cartografía, dato de precisión histórica, reflejo presupostario, cita de fuentes, jurisprudencia, etc.- van a estar universalmente al alcance de todos, mediante programas integrados de gestión periodística, lo esencial será cumplir con la esencia de la información, y saber convertir en hecho verificado lo que a otros les está vedado. En ese sentido, la esencia del Periodismo del año 2001 seguirá siendo la noticia, en el sentido estricto en que la definía Lord Northcliffe a sus aprendices en The Times:
Noticia es algo que alguien en algún lugar, está tratando de ocultar... todo lo demás es publicidad”.

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