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Rosa Rodríguez |
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Los múltiples lenguajes y estilos que han caracterizado este siglo se acentúan desde los años 70, frente a una tradición centroeuropea que se desintegra, muchos de los vanguardistas de la postguerra siguieron una misma vía: apostaron por la exploración severa y rigurosa de los principios derivados de Webern. La tecnología aplicada a la música dio origen a áridas composiciones serialistas que emanan de Darmstadt, Donaueschingen y Princeton. Reconociendo que esta música creó un gran abismo entre el compositor y su audiencia. En Estados Unidos, la respuesta a la tradición serialista europea excesivamente dominante, la dieron los minimalistas hacia los años 60. Tendencia ligada a la postmodernidad, según la cual la música es producida por una continua repetición y variaciones mínimas de pequeños elementos básicos. Los minimalistas como Steve Reich, Terry Riley o John Adams sienten que ésta es su contribución especial a la nueva música, ya que no tiene nada que ver con la estética centroeuropea ni con su criterio técnico. Todos los conceptos anclados en la modernidad, alrededor de las ideas novedosas, de individualismo, de elitismo, se dan en llamar después de los años 70 "Corriente Postmoderna". ¿Cuáles son las razones y los síntomas de la Postmodernidad en música? fueron analizados en 1984 por Philippe Albera: "Parece que la vuelta a la tradición es hoy el centro para la creación: no como toma de posición estética, programática, polémica, sino en la dimensión concreta de los vínculos entre el compositor y las instituciones musicales, y en la escritura en si misma... ". Béatrice Ramaut- Chevassus nos detalla los síntomas más significativos de la Postmodernidad que se materializan de múltiples formas: por una vuelta a la melodía que asegura una continuidad al discurso; por un elogio a la simplicidad, es decir, vuelta a la escucha gracias a los elementos melódico-rítmicos, a las polaridades, a los ostinati, a los juegos de timbres que articulan formas claras; por la utilización de verdaderas o falsas citas que evocan fragmentos de recuerdos identificables o no; por un apoyo sobre las músicas vernáculas, de variedad, de gran audiencia. Tomar en cuenta las capacidades supuestas a los oyentes crea un sentido al discurso musical, la voluntad de darle los medios para agarrarse a este discurso, de instalarse, de apropiarse corresponde a formar una sinergia por la cual una comunicación puede establecerse directamente. La música se impone por fascinación o por empatía. Todos los grados de complejidad o de simplicidad existen, aunque las etiquetas a menudo son falsas. Así, la "Nouvelle Simplicité" alemana ha dado nacimiento a piezas muy elaboradas que se inscriben en la descendencia de Beethoven como música muy densa y altamente expresiva. Las músicas postmodernas intentan acercarse al público, se multiplican los niveles de comunicación, se puede pensar que buscan transmitir una emoción sobre los criterios de unidad y de intensidad. Dentro de esta tendencia podemos citar a dos compositores: al estonio Arvo Pärt, y al inglés Gavin Bryars. En la obra de Pärt podemos diferenciar varias etapas: la primera
fue serial con Necrolog de 1960, la segunda etapa conjuga la práctica
del collage y la evocación de una cierta religiosidad con Collage
über B.A.C.H. de 1964, y, durante la tercera etapa inventa el estilo
"Tintinabuli" con Für Alina para piano de 1976, éste es un
estilo inspirado en la escitura del organum medieval con la aplicación
de nuevas reglas. En 1984 Pärt afirmaba: "He descubierto que es suficiente
cuando una sola nota es tocada con belleza. Esta nota sola, o un silencio
de una pulsación, o un momento de silencio me reconfortan. Trabajo
con muy pocos elementos - con una voz, o con dos voces. Construyo con los
materiales más primitivos- con una triada, con una tonalidad específica".
Tanto en la música actual europea como americana, se deja sentir la influencia de otras culturas. La escuela minimalista americana con Lou Harrisson, Terry Riley y Steve Reich, se siente muy atraída por el Extremo Oriente y por Africa Central. Bajo esta influencia en la última década se estrenan obras de Reich, Hans Zender, Jean-Claude Eloy, etc. Otros compositores se orientan hacia las músicas tradicionales populares. Luciano Berio pasa algún tiempo en Sicilia estudiando los cantos tradicionales, compone obras como Coro (1974- 76, para cuarenta voces e instrumentos), Voci (1984, para contralto y dos grupos instrumentales). |
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