a r t e s     p l á s t i c a s 

Ripollés
ESENCIA DE LIBERTAD
por Paula Lajara
“El hombre que posee plenitud,
piensa en la esencia y no en las formas.
Busca el fruto y no la flor.
Elige la sustancia y no las apariencias.”
LAO TSE

En el mundo moderno actual la ciencia forma parte de nuestras vidas. En todas partes nos encontramos con las nuevas tecnologías, y todos, en mayor o menor medida, somos usuarios de las mismas.

El arte trata de evolucionar de forma pareja a los avances tecnológicos de este mundo y, al mismo tiempo, intenta aprovecharse de las innovaciones logradas para investigar en su terreno, ya que, ensayar en un campo inédito es una de las mejores escuelas para la creatividad.

En los años 50, artistas pioneros de la talla de Paik, Roy Scott o Nicolas Schoeffer, impulsaron el diálogo entre las nuevas tecnologías y el arte. Buscaron aproximar la electrónica, la cibernética, los autómatas y las diversas técnicas de medios de comunicación al mundo artístico. De esta forma surge el llamado Computer Art, en el que, a través del ordenador, se pueden crear impactantes imágenes que pueden ser tanto estáticas como animadas y comparten protagonismo con otros campos del arte electrónico, los cuales generan sus imágenes a través de la holografía, el láser, el fax o la fotocopia.

Nos encontramos ante la creación de espacios o mundos artificiales basados en la informática, en la simulación y en la estereoscopia, ante la formación de imágenes tridimensionales cambiantes, que pueden incluir sonido, texto, imagen y otras variedades de información de forma multisecuencial, a las que el usuario accede de manera interactiva.

La posibilidad de digitalizar imágenes es un ejemplo de las potencialidades de la computación y hace pensar en una verdadera revolución en el campo de la cultura visual.

Por otra parte, el avance en las técnicas de la impresión electrónica, está haciendo prosperar tanto a la fotografía como a la escultura, en detrimento, todo ello, de la pintura. La llamada fotografía digital, por ejemplo, permite “capturar” imágenes para, más tarde, y a través de numerosos recursos técnicos, proceder a su manipulación. Con todo esto, nos encontramos ante cambios, no sólo de técnicas, sino también de la configuración de la filosofía del artista y, en consecuencia, del espectador.

El artista tiene la tarea de utilizar estos medios sin traicionar el carácter y los fines de su arte; pero además tiene la obligación de servirse de ellos para humanizarlos.

En humanizar la pintura, personalizar el grabado y dar vida a la escultura contamos entre nosotros con un gran artista, a la vez que una gran persona, Juan Ripollés. 

Huyendo de las comodidades de la sociedad de consumo, del bullicio de las ciudades, del stress de la vida cotidiana, Ripollés elige como domicilio, el campo. Cuando alguien se aleja de todo ésto, del mundo material y consumista, por unas circunstancias u otras, y comienza una vida austera, empieza a experimentar un cierto placer al no tener nada. De esta manera aprendes a valorar más las cosas que te rodean y descubres placeres en situaciones y cosas que, hasta entonces, no habías ni pensado en que existían. Citando a Horacio “La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecido durmiendo”. Según Ripollés nos cuenta, sus condiciones de vida siempre fueron adversas, primero por necesidad y después por deseo propio. De esta forma fue cultivando un estilo tan personal como lo es el suyo. Como él mismo nos dice, cuando una persona necesita expresar un sentimiento ya sea de dolor, de rabia, de amor, de felicidad,...,los medios interesan poco. El artista busca en cualquier cosa el hilo conductor para liberar ese sentimiento.

Le preguntamos a este genio ermitaño que opina de la aplicación de las nuevas tecnologías al concepto de arte, y, no nos sorprende al contestarnos que el ordenador, al igual que los demás medios digitalizados o técnicos, son formas de pintura y de arte “artificial”, que te limita más a la hora de investigar, de ahondar en tus sentimientos. No te permite ser libre y poder expresar a través de tus propios medios lo que sientes. No puedes experimentar con materiales, no puedes sentir su textura en tus manos, no puedes transmitir lo que ellos te comunican al tocarlos.

Observas cosas bellas o trágicas, formas hermosas o tétricas, detalles agradables o dolorosos. Los asimilas y los transformas. Eso es crear.

Si sigues unos cánones preestablecidos, unas modas ya existentes, unas tendencias que se piden, según Ripollés, estás desnaturalizando el arte, la verdadera esencia del mismo. Con esto entrarás en la vorágine consumista que rodea y ahoga el actual mundo del arte, pero no dejarás espacio a la libre creación, a la inspiración pura, a los sentimientos desnudos que te pueda provocar cualquier objeto o situación ante la que te encuentres.

Ripollés ama el aroma de la hierba mojada, de las flores silvestres, sentir el viento y tocar la lluvia, la expresividad de las mañanas sensuales de la primavera y el dulce acogimiento de los atardeceres otoñales. Convive con una naturaleza con la que se identifica física y mentalmente.

Embriagado de todo esto, se enfrenta a un lienzo virgen y nos cuenta historias de la vida, de su vida. Ripollés es un increíble fabulista. Usa de una escritura directa a través de un cromatismo ardiente. Sus historias están repletas de tintes de erotismo, de escenas nostálgicas y de cuentos otoñales, protagonizadas por personajes que parecen esconderse tras máscaras carnavalescas. Son figuras desgarbadas, siluetas descuidadas y algunas un tanto cabezonas, pero todas ellas llenas de vida y deseando hacernos partícipes de su alegría.

Su paleta, extremadamente colorista, parece querer transmitirnos vida. Si alguno de sus cuadros es más oscuro, surge violentamente un matiz guerrero para despertarnos, transmitiéndonos algo de la energía del artista.
En ocasiones se le ha comparado con Picasso y parece compartir una de las máximas de este artista “Cuando me llegue la inspiración que me encuentre trabajando”, ya que Ripollés no abandona, ni por un momento, sus lienzos, sus bronces, ni sus planchas, porque para él son , como el mismo nos dice, su mejor medio de comunicación.  
 

- Lévi-Strauss, Claude. “Arte, lenguaje y etnología”. Siglo XXI, México, 1.978.
“El pensamiento salvaje”,F.C.E.,México,1964.
- Dorfles, Gillo, “El intérvalo perdido”. Editorial Lumen. Barcelona 1.984.
- Galí, Montserrat. “el arte en la era de los medios de comunicación”. Fundesco 1.980.
- Instituto Gallach. “ Historia del Arte”. Grupo Editorial Océano.
- Xuriguera, Gérard. “Ripollés: Envies de vivre”. Catálogo 1.996.Galerie Dionne (Paris).
- “Ripollés: Grabado matérico”. Catálogo 1.996.
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