Galería: Galería Nadir, Valencia Crítica por Norberto M. Ibáñez Como ya es habitual en su obra, el artista aborda el paisaje urbano desde una figuración plástica, plasmando grandes avenidas desiertas. Sus puntos de fuga agudizados, sus cielos coloristas, en su mayoría crepusculares o tormentosos y la ausencia total de figuras humanas,crean una atmósfera de inquietud, mediante la cual el autor nos hace reflexinar en torno a la incomunicación del ser humano que se produce en las grandes ciudades. Una de las características
de la nueva colección de Rafa de Corral es la disposición
de la obra, a modo de puzzle por el que la continuidad visual se complementa
con el cuadro anterior y posterior. Además, la ausencia de marcos
rompe con el concepto tradicional de "ventana", al que estamos acostumbrados
en la pintura de caballete. A través de un tratamiento minucioso
de la materia, con técnicas mixtas y texturas, se pueden contemplar
con detalle numerosas calles de ciudades como Valencia, París, Bilbao,
Nápoles o Londres. Refuerza la idea de "cerramiento" el soporte de madera sobre un bastidor de cinco centímetros de espesor a modo de cajas. Rompe con la idea tradicional de "ventana"el hecho de que los cuadros se continúen a través de los cantos sin marco alguno. Esta constante de bloque, de cerrramiento -tal y como conforma la sociedad actual el concepto de "ciudad"- está sin duda presente de forma continua en la obra del autor. Su trabajo es una crítica al aislamiento , a la incomunicación. No obstante el tratamiento tangente al "grafismo" suaviza este duro punto de vista. Es como si el autor atisbara cierta brizna de optimismo al final de esas enormes avenidas o de esos horizontes recortados por los volúmenes de hormigón. Se trata de una pintura muy trabajada, en donde todas las partes conducen al entendimiento del todo. El equilibrio cromático, en lucha continua con el volumétrico, crea la tensión a la vez que la belleza de la ciudad. Rafa de Corral no ve la ciudad como un espacio negativo ni positivo; es algo inevitable en donde vive el hombre como ser social. Aunque quizá éste necesite de vez en cuando una bocanada de belleza, respirar desde otro punto de vista: la pintura, en este caso, la del autor. |