m o n o g r á f i c o |
Islas de dulces secretos y de cordiales fiestas |
Si la introducción de los ordenadores en las tareas de redacción y producción periodísticas hace apenas dos décadas, supuso cambios notables en el ejercicio profesional, en la actualidad la gran revolución mediática viene asociada al fenómeno de Internet. Gracias a la Red, los medios de comunicación han entrado en una etapa nueva, de cambios profundos y vertiginosos, que han empezado ya a alterar, de manera considerable, los hábitos colectivos de producción y consumo de mensajes periodísticos.
Al principio del auge de Internet, la mayoría de los medios de comunicación parecían recelosos frente a un medio técnico tan poderoso y abierto, que podía convertirse en un peligroso rival. Así, en 1994, en Estados Unidos, no existían emisoras de radio ni de televisión a través de Internet, y sólo algunos periódicos habían hecho tentativas de estar presentes en el ciberespacio. Muy pronto se dieron cuenta los medios de que la mejor manera de conjurar el posible peligro de la competencia, era estar presente en el nuevo entorno. Y así, sólo dos años más tarde, en 1996, habla ya en Estados Unidos cerca de 500 emisoras de televisión y unas 1.900 de radio en Internet. A principios del 98, la cifra habíaa aumentado a más de 800 canales de televisión y más de 5.000 emisoras de radio. Y en la actualidad, la mayoría de los periódicos, radios y televisiones norteamericanos están presentes en la Red. En nuestro país, la incorporación de los medios a Internet ha seguido una pauta similar, aunque más lenta en el tiempo. Pero, hoy en dio, la situación es parecida a la norteamericana.
Sin embargo, es claro que esta revolución está todavía en sus inicios. Pensemos, por ejemplo, que los periódicos -que fueron los primeros en entrar en Internet- empezaron por ofrecer un simple volcado de sus contenidos en sus ediciones electrónicas. Posteriormente, fueron abriendo diversos cauces a la participación de los lectores. En la actualidad, existen algunos proyectos más ambiciosos para desarrollar “a la carta” los contenidos de la edición on line e incorporar recursos audiovisuales más atractivos para su audiencia. Y sospecho que todavía estamos lejos de agotar las posibilidades que ofrecen las tecnologías informáticas y telemáticas.
¿Qué beneficios reportan hoy las nuevas tecnologías a la difusión y uso de mensajes periodísticos? Hay muchos y muy evidentes, y seria prolijo analizarlos en detalle. Si hubiera que sintetizarlos en dos, yo diría que tales ventajas van de la mano de la interactividad y la inmediatez.
Gracias a Internet, los medios pueden ahora ofrecer distintos tipos de mensajes a sus audiencias, tanto en calidad como en cantidad, de una manera más inmediata, actualizada y económica, que con los medios convencionales. Aunque todavía estamos en el comienzo, los periódicos electrónicos empiezan a ofrecer mucha más cantidad de información y de documentación a los lectores que están interesados en profundizar en los temas noticiosos. En virtud de la construcción hipertextual, posibilitada por la navegación, se incluyen ya junto a las noticias convencionales los textos íntegros de discursos politices, informes económicos o sentencias judiciales, que proporcionan un conocimiento mucho más exhaustivo y pormenorizado de los temas. Esto permite al lector interesado la posibilidad -antes prácticamente inexistente- de contrastar el análisis que hace un periodista de una fuente documental con la fuente misma, y sacar sus propias conclusiones. Además, se ofrecen también enlaces a otras fuentes distintas del propio medio, lo que facilita más la confrontación de puntos de vista y la obtención de datos complementarios.
Otra ventaja incomparable para los lectores de los medios en Internet es la posibilidad de buscar mucha información rápidamente. Ahora es posible recopilar, en muy poco tiempo y con enorme facilidad, todas las noticias que publican uno o varios medios, incluso de otros países, y hacer una lectura comparada de ellas. Este tipo de confrontación no era completamente imposible en el pasado, pero si tan costosa y difícil que, de hecho, resultaba imposible. Algo similar cabe decir de la posibilidad de almacenar, confrontar y analizar textos periodísticos con fines de investigación académica o comercial. La posibilidad de realizar estas tareas de forma rápida y eficaz abre un panorama antes desconocido e insospechado.
Obviamente, la interactividad, entendida como poder elegir entre diferentes niveles de discurso, no acaba aquí. En la actualidad, esta posibilidad de acortar la distancia entre los medios y el público parece una especie de piedra filosofal, que abre innumerables posibilidades. Así, en los medios escritos permite desde la lectura de números atrasados, a hacer consultas o comentarios sobre los textos publicados; desde las votaciones en linea, a la realización de concursos y sorteos; desde la recepción particularizada de textos noticiosos según el tema (por ahora, sólo se reciben los titulares) a la participación en foros de debate. Igualmente, las empresas de radio y televisión también fomentan la interactividad de muchas maneras. Por ejemplo, en Estados Unidos, un número significativo de emisoras mantienen “chats” con los productores o protagonistas de series de entretenimiento, solicitan comentarios acerca de la programación, someten a prueba algunos programas, o descubren nuevos temas gracias a una comunicación más estrecha con la audiencia.
En cuanto a la inmediatez, la posibilidad de actualizar permanentemente, y a bajo coste, los contenidos periodísticos es otro de los grandes beneficios de la revolución mediática que trae consigo el uso de Internet. Si la aparición de la radio y la televisión acarreó un desplazamiento de los medios escritos, que no podían competir en inmediatez con ellas, esta situación ha cambiado radicalmente gracias a las nuevas tecnologías, y lo hará mucho más, previsiblemente, en el futuro. Cuando las limitaciones del ancho de banda se vayan superando y el acceso a Internet se generalice más aún, iremos viendo cómo se Irán desdibujando muchas diferencias entre los medios llamados “impresos” y los “electrónicos”. Una de ellas será, sin duda, respecto a la inmediatez. De igual manera, que una televisión convencional ofrece programas informativos a diversas horas del dio, nada impedirá que un periódico actualice su información con ritmos de tiempo similares. De hecho, ya hay periódicos que ofrecen -también en España- una edición digital actualizada a mitad del día.
Unida a la inmediatez, está la posibilidad -todavía no desarrollada suficientemente- de un acceso directo ilimitado a los contenidos periodísticos a cualquier hora del día, sin tener que esperar determinados momentos. Esto supone el reemplazo de un esquema “periodificado” de dar cuenta de la realidad (hasta ahora sometida a periodos fijos de tiempo, que se repiten cíclicamente) a una nueva forma más “continuada”, menos dependiente de los ciclos temporales.
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